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Un ataque anunciado desde la cárcel y un pibe que nada tenía que ver asesinado al pasar por el lugar

En el barrio lo intuían, los moradores de la vivienda baleada tenían el dato. Rafael Carcerano acababa de acompañar a su hermanito hasta la cancha del club San Cayetano Sur y quedó en la línea de fuego. Un proyectil lo alcanzó cerca de las 19 de este martes. Dos horas después, murió en el Heca

No es la primera vez que un habitante de Rosario muere por estar en el lugar y momento equivocado. Es decir, a cualquier hora en alguno de los numerosos barrios de la ciudad atravesados por la violencia. En muchas ocasiones, pueden intuirse los intercambios de disparos que acaban con la vida de rivales o ajenos a esas disputas dirimidas a gatillo. En otras, están directamente anunciados. Ese fue el caso de este martes en pasaje Demestri al 6000. La moradora de la casa tiroteada estaba advertida por su hermano, detenido en la cárcel de Piñero, sobre un inminente ataque al domicilio. Y llamó a un amigo para que la protegiera. Armado, por supuesto, el hombre se acomodó en la tarraza y esperó. El aviso era certero: alrededor de las 19, un auto pasó raudo por la cuadra y desde el interior ametrallaron el frente, con respuesta también de fuego proveniente de los techos. En medio de la trayectoria de las balas caminaba Rafael Carcerano, de 24 años. Había llevado a su pequeño hermano hasta la canchita de fútbol del club San Cayetano Sur. Uno de los proyectiles lo alcanzó y murió poco después en el Hospital de Emergencias Heca, de acuerdo la reconstrucción de los investigadores.

«Solo pido que se haga justicia, por vos primo! Porque te arrebataron la vida tan joven, un pibe con muchos proyectos, sueños y un futuro por delante. Hoy nos toca despedirte, sabemos que estás con el señor, en el reino de los cielos». Es el texto de uno de los tantos lamentos publicados en redes sociales. En este caso de Alby.

Los primeros testimonios de vecinos coincidieron en que la vivienda baleada pertenece a familiares de un hombre preso por narcotráfico, con lo que la hipótesis inicial de los investigadores es que se trató de otro ajuste de cuentas por narcomenudeo o disputas territoriales. En el barrio saben del peligro, los agredidos, según se supo por fuentes cercanas al caso, tenían información sobre el ataque de primera mano: un llamado de la Unidad Penitenciaria 11, cercana a Rosario. Como en otros casos, una tragedia anunciada.

Quedó en medio de un tiroteo y lo mataron de un balazo en la zona oeste

Rafael Carcerano era más que un número: la sexta víctima fatal por violencia en Rosario durante el fin de semana largo que otros pudieron disfrutar. Era Rafa Canalla, como se presentaba en Facebook, amigo, familiar o vecino de otros tantos rosarinos que lamentaron su muerte en las redes sociales.

Un auto color negro, tal vez un Volkswagen Vento o un Peugeot 206, dudaron los testigos sobre la movilidad de los agresores. La Justicia, hasta la mañana de este miércoles, no había informado sobre la identificación de ellos ni de quien, desde la terraza, respondió igualmente a los tiros.

La cuadra de Demestri al 6000, a la misma altura de bulevar Seguí, ya fue escenario de otros hechos violentos que llegaron a las portadas de diarios y sitios web. En septiembre de 2018, asesinaron a Héctor Albino Almaraz. Tenía 70 años y recibió varios disparos en el pecho durante un aparente episodio de robo en el que sorprendió a los intrusos cuando ingresaba a su casa. El el club hasta donde Rafael había acompañado a su hermano también fue marcado por la sangre poco después del crimen del jubilado: el domingo 9 de diciembre del mismo año, encontraron en un baño de San Cayetano Sur a Kevin Jara. Sus familiares lo habían visto por última vez en los alrededores del Fonavi de Rouillón y Seguí, a unas cuadras de su casa. A partir de ahí, no respondió a ninguno de los llamados y mensajes. Un empleado de la institución deportiva encontró su cuerpo en medio de un charco de sangre, con tres balazos en la cabeza.

Encontraron asesinado a joven en el vestuario de un club

En el perfil de Sheila recordaron ese asesinato perpetrado casi dos años exactos antes que el de Rafael. «Y otra vez se vuelve a repetir la misma historia» en el «mismo lugar de mierda». Quien escribe se presenta como prima de Kevin.

La investigación del crimen de Rafael Carcerano quedó bajo la responsabilidad del fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Patricio Saldutti. Es la muerte violenta número 204 en lo que va del año, y la octava en su último mes. Pero las víctimas no son números.

 

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