Federico Guaglianoni tenía 35 años. El 27 de noviembre del año pasado volvía a su casa ubicada en avenida Uriburu y Acceso sur. Se bajó de su auto y fue interceptado por un asaltante que intentó robarle la mochila. Comenzaron a forcejear y apareció otro ladrón que dio la orden para que le disparen. Lo balearon en el abdomen. Llamaron a la ambulancia y a la Policía, pero nunca llegaron, según contó la esposa del joven. Alrededor de las 23 de ese domingo, Federico fue trasladado por un vecino al sanatorio Parque. Su estado era estable. Pero su cuadro se complicó y murió a los pocos días. Paola Arias, su mujer, pide el esclarecimiento del caso. “Fue todo muy extraño, quiero que se investigue y sepa qué pasó realmente y que mi marido no haya muerto en vano”, se lamentó.
Juan Manuel González es uno de los abogados que representa a Arias. El letrado explicó que hay dos cuestiones por esclarecer: por un lado, si Guaglianoni fue víctima de un homicidio; y por otro, si le realizaron una mala praxis en el sanatorio en cuestión.
“El día que entró al sanatorio, gestioné el ingreso de mi marido. Como debía dos cuotas de la obra social, me advirtieron que tenía que pagar un coseguro de 40 mil pesos. Les dije que a la mañana siguiente regularizaba todo”, detalló Arias.
Y siguió: “Al mediodía llegó el cirujano y dijo que no lo iban a operar a Federico porque la herida era subcutánea pero quedaba en terapia intensiva, en observación. Al otro día, estuvo sin atención médica. Sólo pasó dos veces la enfermera”.
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Según contó Arias, ese mismo día, el cirujano pasó a las 19.30 por la habitación de Guaglianoni, que estaba con fiebre muy alta y además detectó que en el orificio donde le habían disparado, despedía líquido.
“Lo operaron esa noche de urgencia. Según los médicos, la operación había salido exitosa y dijeron que por el calor de la bala, su intestino delgado se lesionó. Que mi marido estaba fuera de peligro, pero dijeron que lo dejaban con el respirador por una cuestión de cuidados”, relató la mujer.
Arias contó que luego de la operación, su esposo comenzó con taquicardia e hipertensión. El médico lo adjudicó a una situación de estrés post operatoria y que en poco tiempo lo trasladarían a una habitación común.
“Ese domingo tuvo un paro cardíaco. Según el terapista, no se dio cuenta y pensó que estaba convulsionando. La enfermera le advirtió que estaba teniendo un infarto. Le hicieron rehabilitación cardio pulmonar (RCP) y murió”, especificó la mujer.
Arias contó que recién en febrero pasado pudo acceder a leer la historia clínica de su marido. “Decía que tenía una infección generalizada y neumonía. A ninguno de los familiares nos informaron eso. Es más, al tratamiento con antibióticos nunca se lo cambiaron. Ni recibió una interconsulta con un cardiólogo ni con un infectólogo”, sostuvo.
El caso, en un primer momento, quedó a cargo del fiscal de Flagrancia Rodrigo Urruticoechea. Luego pasó a la Unidad de Homicidios Dolosos, a cargo del fiscal Miguel Moreno.
“El fiscal Moreno me dijo que lo que le pasó a mi esposo fue un caso de mala praxis. Que iba a partir el caso, que la actuación de los médicos la iba a investigar otra Fiscalía. Ahora quedó como robo seguido de homicidio”, detalló Arias.
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La mujer explicó que a sus abogados se les dificulta la investigación. “Hay cosas que no les cuentan. Le pasé al fiscal Moreno siete testigos que estuvieron la noche del robo. No los llamó, convocó a otros que no estuvieron presentes ese día”, se lamentó Arias.
Paola y Federico estuvieron juntos durante 12 años. Hacía tres que se habían casado y soñaban con una familia. A seis meses de la muerte de su marido, su esposa tiene muchas preguntas sin respuestas. “Quiero saber qué pasó, por qué nos mintieron. Los crímenes perfectos no existen. Quiero saber la verdad», concluyó la mujer.
La voz del abogado
Juan Manuel González explicó que “estamos investigando si fue emboscado en su domicilio. Al esposo de mi clienta le dispararon y huyeron. Y además, lo referente al lugar donde lo atendieron, que no tuvo la atención suficiente, el paciente tuvo varias infecciones que no fueron tratadas y no se le aplicaron los medicamentos correspondientes”, explicó el letrado.
El abogado dijo que observa un cierto desinterés para esclarecer el caso por parte de la Justicia.
“La Fiscalía no tiene avances en el caso. En la noche que le dispararon a Federico, escaparon y se metieron en asentamientos irregulares. Las cámaras no pudieron visualizar los movimientos por cómo están enfocadas. Estamos investigando al sanatorio porque no actuó como tenía que hacerlo”, detalló González.
Y concluyó: “Estamos intentando que se esclarezca la verdad. Por qué ocurrió el intento de homicidio. Y en lo referente al sanatorio, qué tipo de responsabilidad tuvo”.