Vecinos de la zona sudoeste de la ciudad se quejan por la calidad y cantidad de agua con que se los abastece y ayer se reunieron para analizar la situación y coordinar acciones tendientes a resolverla.
El sector en problemas es el delimitado por las calles Maradona hasta 1821 y Rouillón hasta el Sector 7 del barrio Toba, donde desde 2009 los vecinos vienen marcando su preocupación por la calidad del agua y su incidencia sobre la salud, ya que muchos de ellos afirman haber contraído enfermedades gástricas como consecuencia de esta situación.
En ese sentido, sea cierta o no aquella suposición, muchos evitan beber el agua que les suministra Aguas Santafesinas (Assa) y deben proveerse por sus propios medios, trasladándose a barrios aledaños, “a veces a una considerable distancia”, se quejan.
Según los mismos vecinos, en consultas realizadas a los responsables de Assa les indicaron que el agua que se les provee –como ocurre en otras zonas de la ciudad– es de la planta potabilizadora, mezclada con agua de pozo para garantizar el caudal requerido.
Los funcionarios de la empresa aseguran que la mezcla resultante está garantizada por los controles técnicos que se practican.
Pero, según los vecinos, el mayor problema reside en que las cubas con que los abastece Assa no llegan con la regularidad necesaria para satisfacer las necesidades del lugar. Cristina Choque, coordinadora de actividades culturales de pueblos originarios, agregó que otra cuestión es la calidad del agua, que, “por salada, es imposible tomarla”.
“Los vecinos me dicen que se les corta el jabón. Es muy dura”, detalló, para agregar que cuando no van las cubas los vecinos tienen que ir a buscar el agua “a otra zona, con baldes”.
La funcionaria reveló que en ocasiones la comunidad toba llegó a “tomar de rehenes” a quienes les llevan las cubas para exigirles más. “Aguas Santafesinas tiene que pensar que la ciudad y la densidad de la población crecieron. Es un derecho de todos y es vergonzoso que no tengan algo indispensable como el agua. Hay que darle una solución de fondo; son más de mil familias que viven allí”, concluyó Choque.
En tanto, Lino Chara, referente de la comunidad qom, reiteró a El Ciudadano que el problema es de larga data, con marcada carencia en la provisión y la calidad del agua que reciben.
“Están trayendo cubas, pero no como deberían. Los fines de semana nos quedamos sin agua. Llegan los camiones cerca del mediodía y siempre nos quedamos cortos. De la canilla prácticamente no sale”, subrayó Chara.
El dirigente qom aclaró que ante la falta de agua, tienen que ir hasta un asentamiento que está cerca del barrio, donde hay un caño principal, y allí se surten del agua que les falta.
“Los vecinos hacen cola para buscar agua. La intención es poner unos tanques, pero todavía no aparecieron. El agua es potable pero viene con mucho cloro y a mucha gente le hace daño al estómago y es imposible tomarla”, concluyó Chara.