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Un cabezazo de Caruzzo y un grito que vale tres puntos

Edgardo Bauza volvió al Gigante y se fue ganador en su primer partido.

Hizo primera. Ganó y eso fue lo más importante. Debutó con una victoria y lo hizo de manera justa, incluso pudo haber marcado algún gol más. Tras once partidos terminó con el arco en cero en la Superliga. Así, Edgardo Bauza volvió al Gigante y se fue ganador en su primer partido.

El triunfo logrado no fue sencillo. Es que Central jugó como casi de la misma manera que en los partidos de preparación. Tuvo orden y paciencia, pero le costó generar fútbol tanto por el medio como por los costados. También evidenció que el entrenador deba reformular el hecho de jugar con Fernando Zampedri y Marco Ruben como dupla de ataque. Si bien el primero obligó más que el capitán, los dos juntos no rinden y encima al equipo le costó asistirlo.

El partido fue flojo, pero Central fue el que más intentó. Y lo hizo con la posesión de la pelota como bandera ante un rival que estuvo lejos de lastimarlo y que no contó con Cvitanich, Bertolo y Kalinski.

La apertura del marcador recién llegó en el complemento, pero antes de los primeros 10 minutos. Gil, que no ejecutó bien las pelotas detenidas, habilitó con maestría a Caruzzo para que este convierta de cabeza. En el primer tiempo Carrizo exigió a Arboleda y Zampedri no pudo gritar por fuera de juego de Bettini, no mucho más.

Después del gol al equipo le faltó inteligencia para jugar con la pelota. Pero el rival solamente tuvo como única virtud las ganas, porque de fútbol nada. Bauza demoró un poco con los cambios, pero cuando lo hizo los que entraron no defraudaron y Arboleda le privó a Herrera marcar el segundo.

Central debutó ganando. Y sin dudas los tres puntos que se quedaron en Arroyito fue lo más importante que quedó de la tarde en que se produjo el regreso del Patón a su casa.

 

 

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