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Un comedor barrial cerró sus puertas tras una balacera en zona sur

Desde un vehículo gatillaron contra una vivienda de zona sur, cerca de un merendero comunitario. Producto del terror y la inseguridad de que el ataque vuelva a ocurrir, los encargados decidieron cerrar sus puertas, por lo menos, hasta el lunes que viene

Una serie de detonaciones y el sonido de un vehículo que salió a toda velocidad de la cuadra irrumpieron en la madrugada de zona sur, en las inmediaciones de un comedor comunitario. El terror inundó a los vecinos y a los encargados del merendero, los cuales tomaron la decisión de no abrir las puertas desde el lunes, para resguardar la seguridad de las más de 200 personas que concurren diariamente a buscar una porción de comida, y que desde hace cuatro días sólo preguntan si volverán a entregar las viandas.

Las personas que asisten todos los días en busca de una copa de leche o de una porción de comida preguntan a los encargados del comedor si van a entregar comida, y la respuesta, al menos desde el lunes, ha sido negativa. «La gente que asiste al comedor viene a buscar la comida para sus chicos. Hay gente que por ahí no tiene trabajo, que cartonea, que vive el día a día. Nosotros como institución y organización tratamos de paliar esa situación de vulnerabilidad, pero esto nos supera a nosotros. El miedo le ganó al hambre».

«Decidimos cerrar el comedor por temor a que vuelva a pasar”, contó a El Ciudadano uno de los referentes, quien por temor solicitó que se protegiera su identidad y la de sus compañeros. “Nosotros trabajamos con una gran cantidad de chicos, gente mayor, gente de la tercera edad y no sea cosa que nosotros estemos dando la comida o la leche ¿Qué hacemos si se desata otra balacera mientras estamos entregando la comida o alguna de las cosas y no sabemos qué hacer con las criaturas o con la gente que no pueda correr? ¿Dónde las metemos?».

«No son gente del barrio, son gente afuera. Vos ves las caras extrañas, esa gente no es del barrio». Así describe el referente de un comedor de zona sur a los atacantes que balearon la vivienda la madrugada del lunes pasado. 

El militante social advierte que los responsables de la balacera regresaron al día siguiente por la tarde: «Nosotros somos ajenos al problema, pero está todo el barrio con temor porque vuelvan a venir. Si vinieron una vez, creería que van a volver otra vez porque no dejaron una nota, nada. Solamente le dispararon a la casa. Los vecinos no quieren andar preguntando por miedo». En el domicilio baleado, según confirmaron los mismos vecinos, vive una familia «de gente trabajadora», con al menos un hijo pequeño. El referente del comedor indicó a este diario que es la primera vez que ocurre un hecho de estas características en el barrio.

La balacera obligó al comedor a permanecer cerrado por más de una semana y, según confirman los trabajadores del lugar, mantendrá la medida de cuidado por lo menos hasta el lunes que viene. «Una cosa es ver las balaceras por televisión, en el diario, y otra cosa es escucharlas en tus oídos».

El comedor recibe entre 180 y 200 personas por día para dar la copa de leche y raciones de comida, funcionando toda la jornada, entre las 8 y las 20, dando lugar a numerosas actividades, desde talleres y círculos de limpieza del barrio hasta cortes de pelo. El lugar es atendido por 20 militantes que se dividen en tres turnos, de lunes a viernes, cubriendo diferentes tareas para poder entregar las raciones.

«Este fin de semana decidimos no abrir, comenzar la semana que viene. Velar por la seguridad de los que trabajan y las personas que concurren a retirar la leche, la comida. La vida es más importante que una bala. El tema es que la comida también es importante, porque la gente la necesita, pero esto nos supera», dijo a este diario el referente.

Si uno toma una foto todos los días de la calle, en el barrio donde se desarrollan las actividades del comedor, difícilmente puedan verse patrulleros y autoridades municipales de algún orden. “Un patrullero, verlo acá, es como una aguja en un pajar. Es muy raro y muy escaso verlo. Y de la Municipalidad tampoco, no se acerca nadie. Sólo las organizaciones, que siempre están trabajando”, aseguró el militante. Tras la balacera perpetrada en las inmediaciones de la institución, el único funcionario público que se acercó fue el jefe de la comisaría 15.

El lunes los trabajadores encargados del merendero volverán a sentarse y a medir la situación, para tomar una decisión incómoda: volver a abrir las puertas del comedor con el riesgo de exponer a las barriada, o sostener la medida preventiva por más tiempo. Mientras tanto, la necesidad sigue merodeando, al igual que la violencia.

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