Un cura de Italia quedó arrestado por el abuso sexual a una niña de 10 años y dio excusas increíbles para argumentar su accionar: “Fue una estupidez. Me hizo una zancadilla el demonio. Una zancadilla fuerte. He cometido un error, lo admito. Ahora pensaré en nuestro Señor”.
Paolo Glaentzer, sacerdote de 70 años fue encontrado el 23 de julio en su auto abusando de una niña de 10 años. “Hay una simpatía recíproca con la chica. Cuando supe que tenía 10 años… yo le daba 15. La chica se levantó la remera por su voluntad, yo no le dije que lo hiciera, puede ser que en su casa reciba poco amor de sus padres”, indicó.
El sacerdote tenía bien estudiada su defensa ya que en Italia la ley establece el consentimiento sexual a partir de los 14 años de edad.
Glaentzer admitió que no era la primera vez que estaba con la niña: “No me sucedió con otras chicas. Ese lunes 23 de julio hubo un cambio de afecto con esta chica que es mucho más madura para su edad. Y a veces las cosas van de cierta manera…”, según indicó el diario Corriere Fiorentino.
El sacerdote fue detenido por violencia sexual agravada y cumplirá el arresto en su casa, en el pueblo de Bagni di Lucca, y ya recibió una carta del cardenal Giuseppe Betori, arzobispo de Florencia, que le prohíbe “celebrar misa”.
Paolo Glaentzer debió abandonar la iglesia en Sommaia, un pequeño pueblo de la Toscana italiana. “Dejo esta parroquia después de tanto tiempo. Ya en noviembre del año pasado le pedí al cardenal de jubilarme. Y de repente sucede esto, imprevistamente. Me da pena que haya sucedido. Ahora hay que rezar. La fe es fundamental y rezando se resuelven los problemas” señaló.
Estas declaraciones las realizó en una entrevista con un periodista italiano. Incluso se animó a contarle su historia y su pasado: “Viví en Alemania. Era monje en una abadía benedictina. Después estudié teología. En Alemania era alérgico al polen y cuando venía a ver a mis padres en Roma, apenas pasaba las montañas del Brennero, la alergia desaparecía. El Espíritu Santo me ha demostrado que tenía que volver a Italia”.
El papá de la nena contó que lo conoce hace 20 años. Creía que el cura era buena persona. “Ha visto nacer y crecer a mis hijos. Venía a cenar y hasta nos ayudaba a lavar los platos” contó.
Tanto el papá como la mamá de la nena son inválidos. “Nuestra vida es complicada y por esto don Paolo para nosotros era una bendición. Nos ayudaba a traer las compras a casa, festejaba con nosotros los cumpleaños, celebraba misa en casa, mirábamos televisión y ahora me doy cuenta porque entrada la noche, llevaba a nuestra hija a dar una vuelta en el auto”, señaló el sorprendido y desilusionado hombre.