Newell’s arrancó una temporada donde los números van a ser más importante que el juego. Calculadora en mano y tabla de promedios cerca para repasar cada resultado, propio y ajeno, porque en esta angustiante lucha por no descender hay demasiados involucrados. Y este domingo, en el primero de 34 balances que tiene por delante, los números cerraron.
No fue un superávit para tirar manteca al techo y salir a reventar la plata, pero hubo buenos indicios para imaginarse un año no tan traumático, aunque irse con la primera impresión puede ser un error.
La prueba inicial fue exitosa para los corazones leprosos. Las cuentas dieron sin necesidad de recurrir a fórmulas mágicas ni expertos en economía. Había que ganar y el equipo de Kudelka lo hizo. Sin sobrarle mucho, pero resolviendo con éxito un problema complejo que significó un rival decidido a defenderse con mucha gente incluso en desventaja. Fue un 2-0 cómodo, suficiente para no sufrir en el cierre del partido, como tantas veces pasó en el pasado reciente.
El otro punto favorable fue el rendimiento de los refuerzos. Hacía mucho que Newell’s no justificaba certeza en la elección de jugadores en el mercado. Y esta vez parece que hubo aciertos, incluso en los que venían con menos currículum.
Lema sacó más de cabeza que todo Newell’s en el último torneo. Parece tener un imán cuando la pelota vuela, aunque con los pies le cuesta. Gentiletti se planta con una prestancia que tranquiliza. Y juega como se planta. Y ese tal Fernández, de pasado poco fiable, generó miradas incrédulas de los hinchas y ya arrancó aplausos por su entrega y despliegue. Para mejorar la ecuación, entró Albertengo y definió el partido. Cuenta redonda.
El saldo cierra mucho más al tener a Maxi y su jerarquía, y a un Formica mucho mejor desde lo físico. Y ni hablar del utilitario Alexis, que entendió todo: mete, corre y anota.
Lógicamente hay cuestiones a corregir y una de ellas está demasiado a la vista: la falta de un centrodelantero. Sin un nueve será muy complicado transitar este camino pedregoso. Fydriszewski ya dejó en claro que no es lo que Newell’s necesita. Tal vez Salinas o Germán Denis puedan tapar un poco esta falencia, que por ahora maquillaron bien Alexis y Albertengo.
Hay cambios visibles que dieron resultado. Aguerre no tuvo que revolcarse para tapar pelotas con destino de gol; los hinchas dejaron de persignarse cada vez que hay un córner o tiro libre en contra; y casi milagrosamente la Lepra aprovechó una pelota parada. De no creer.
Y de pronto, la calculadora se olvidó por un rato. Por momentos el Coloso habló de fútbol y no de números. Y la angustia pasó a ser grito desenfrenado. Y al final del día, antes de apagar la luz, el obligado repaso a la tabla de promedios lo aleja un poco a Newell’s de los números en rojo. Señal de que el primer paso fue positivo.