Rosario, martes 18 de noviembre de 2025
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Rosario, martes 18 de noviembre de 2025

Un descubrimiento oculto bajo tierra podría cambiar la ciencia para siempre

Investigadores acaban de revelar la existencia de un coloso subterráneo que desafía todo lo que se sabía hasta ahora. Ubicado en una región poco explorada, este hallazgo no solo sorprende por sus dimensiones, sino también por los procesos químicos únicos que ocurren en su interior
Un descubrimiento oculto bajo tierra podría cambiar la ciencia para siempre

Un equipo de científicos de República Checa ha hecho un descubrimiento que abre una nueva puerta al conocimiento del ecosistema subterráneo. En la región de Vromoner, en la frontera entre Albania y Grecia, han identificado el lago termal subterráneo más grande del mundo: el lago Neuron. Su tamaño y composición lo convierten en un fenómeno sin precedentes, que podría aportar valiosa información sobre la formación de estas estructuras ocultas bajo la superficie.

El lago Neuron destaca no solo por su profundidad, que supera los 100 metros, sino también por su tamaño total. Sus 138 metros de longitud, 42 de ancho y 8.335 metros cúbicos de agua termal lo equiparan a una torre de agua municipal de gran capacidad.

El hallazgo fue posible gracias a la observación de un fenómeno inusual. En 2021, el explorador de cuevas Merek Audy notó columnas de vapor emergiendo de un sistema de fuentes termales, lo que despertó su curiosidad. Tras años de investigación y exploración, se confirmó la existencia del gigantesco lago subterráneo, cuya magnitud y características superan todo lo registrado hasta ahora.

El papel clave de la Fundación Neuron

La exploración de este lago no habría sido posible sin el apoyo de la Fundación Neuron, una organización que promueve el reconocimiento de la ciencia checa a nivel internacional. La fundación financió el proyecto con más de 40.000 dólares, permitiendo la utilización de tecnología avanzada para estudiar el ecosistema subterráneo. En honor a su apoyo, el lago fue bautizado con el nombre de la fundación.

Ubicado a 127 metros bajo la superficie, el lago Neuron se esconde dentro de una cueva con una composición química singular. Su agua, rica en minerales, contiene sulfuro de hidrógeno, que al entrar en contacto con el aire se oxida y genera ácido sulfúrico. Este proceso provoca la transformación de la piedra caliza en yeso blando, modificando constantemente la estructura de la cueva.

«Durante la primera exploración creamos un mapa básico con el equipo disponible. Ya entonces sabíamos que habíamos encontrado algo excepcional. Gracias a la Fundación Neuron, adquirimos un escáner LIDAR móvil que nos permitió medir con precisión toda la cueva y el lago. También colaboraremos con hidrólogos para analizar la parte subacuática mediante sonar», explicó Richard Bouda, espeleólogo y fotógrafo del equipo de investigación, en declaraciones a Radio Praga.

La financiación permitió la incorporación de la tecnología GeoSlam, un sistema de escaneo 3D de alta precisión. Con esta herramienta, los investigadores lograron recrear modelos exactos de la cueva y el lago, proporcionando datos fundamentales para futuras investigaciones sobre la formación y evolución de estos ecosistemas subterráneos.

Este descubrimiento no solo amplía el conocimiento sobre lagos termales subterráneos, sino que también podría ayudar a comprender mejor la dinámica química y geológica de otros sistemas similares en el planeta. Lo que comenzó como una simple columna de vapor terminó revelando un secreto oculto bajo tierra, que aún tiene muchas respuestas por ofrecer.