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Un día perfecto, cada día

La psicóloga Evelyne Bissone trata en “Cuatro placeres al día, ¡como mínimo!” el valor de dedicar unos minutos a disfrutar de las cosas que gustan para sentirse bien y elevar las defensas en el organismo.

Cómo conseguir disfrutar del placer sin culpa es lo que propone la psicóloga franco-argentina Evelyne Bissone Jeufroy en su libro Cuatro placeres al día, ¡como mínimo! donde explica cómo vivir con placeres liberadores.

La autora de Salir del duelo comentó que “trabajando con pacientes que necesitaban dejar atrás algún hecho traumático de su pasado se dio cuenta que el placer motiva a las personas”.

“Cuando alguien no se siente bien consigo mismo o entra en estado de depresión las defensas bajan, el rendimiento no es el mismo y justamente el placer hace crecer el rendimiento, euforiza y es importantísimo para elevar la autoestima”, señaló Bissone Jeufroy en una entrevista con la agencia de noticias Télam.

“Las personas que son rígidas en sus pensamientos no se dan permiso para estar consigo mismo o están pendientes del qué dirán y no de lo que sienten, se alimentan de la obligación”, subrayó.

En su obra, editada por Aguilar, Bissone Jeufroy propone comenzar a priorizar lo que realmente se quiere y realizar una lista con al menos 25 cosas que dan placer, ya sea desde deleitarse con un desayuno sin estar pensando en los problemas diarios, salir a caminar o estar con los seres queridos sin apuros.

Con ejemplos claros sobre lo que significa en la vida de una persona tomarse un tiempo para ser consciente de lo que pasa a su alrededor la psicóloga relata en el libro el caso de Carla, una mujer que luego de haber pasado por una experiencia dolorosa se va al campo de una amiga y se reencuentra consigo misma.

“Todas las mañanas –escribe– Carla se apartaba hacia un rincón alejado de la propiedad donde hay un gran estanque. Los colores verdes de ese espacio son intensos o suaves, según la luz del sol. Allí, anclada al suelo, en armonía con la naturaleza, todo la anima”.

“Se encuentra bien allí, en paz. Totalmente presente, en viva comunión con el universo. Cuando Carla vuelve a la casa uno de los amigos la nota distinta: la ve plenamente dichosa, resplandeciente, con alegría interior y eso lo transmitía a los demás”.

Para la que fue discípula de Francoise Dolto, la célebre experta en psicología infantil, “lo que hace bien al cuerpo es indispensable. Aunque a los demás les dé rabia, hay que hacerlo. Obvio que, en estos tiempos, a mucha gente no le gusta ver feliz a nadie, pero es un problema de ellos”.

¿Cómo se puede trabajar en esta teoría de los placeres con los chicos?

“Los chicos no tienen problemas. El problema son los padres. Ellos saben lo que les pasa, entienden todo y siempre dan pautas a través de sus reacciones”, explicó.

Todo el tiempo, reflexionó la especialista, “el ser humano se da placer, lo que pasa es que no se da cuenta, no disfruta porque está pensando en lo que no tiene, en lo que le falta, en lo que no hace”.

Al respecto, refirió el caso de una mujer de unos 40 años a la que se le diagnosticó cáncer terminal.

“El médico le preguntó qué le gustaría hacer y ella dijo: «Dar la vuelta al mundo». El profesional la impulsó a cumplir con su deseo y le hizo prometer que le iba a enviar una postal de cada lugar que visitara”.

“Así es como ese médico recibió mes a mes las postales en su escritorio. Un año más tarde la paciente regresó de su viaje, se hizo un control y no aparecieron rastros de su enfermedad”, apuntó Bissone Jeufroy en el libro. 

También la psicóloga resaltó que “es importante tener deseo y es importante tener frustraciones, no demasiadas pero hay que tenerlas. Es bueno esperar por algo que uno desea, cuando se consigue se convierte en placer. No hay que quedarse con los sueños, hay que concretarlos”. 

“Permitirnos el disfrute brinda autoestima, hace que el cuerpo se sienta bien, se relaja la mente y los órganos: cuando se disfruta baja el pulso, la presión arterial se estabiliza, sube la fe y aumenta la esperanza”, sostuvo la profesional.

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