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Un diario patriótico y revolucionario

Se conmemoró ayer en homenaje al primer medio con las ideas de Mayo: la “Gazeta de Buenos Ayres”.

moreno

El Día del Periodista que se celebró ayer fue establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas: el 7 de junio de 1810 salió el primer número de la Gazeta de Buenos Ayres, impulsado por Mariano Moreno, que dejaría de publicarse en 1821.

La Gazeta de Buenos Ayres, el primer diario de la etapa independiente, fue fundado pocos días después de la formación de la Primera Junta para defender la Revolución, e inauguró de ese modo la función de la prensa como el órgano que hace público el debate político de la sociedad.

La idea que definió la fundación de la Gaceta, nacida al calor de la lucha contra la opresión colonial en el Río de la Plata, fue que “el pueblo tiene derecho a saber acerca de la conducta de sus representantes”, como dice el primer número del diario, del 7 de junio de 1810.

“¿Por qué se han de ocultar a las provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo el nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península? ¿Por qué se ha de envolver la administración de la Junta en un caos impenetrable a todos los que no tuvieron parte en su formación?”, continúa el texto inaugural.

El historiador Fabio Wasserman, investigador del Conicet y docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, precisó que “la creación de medios de prensa en el período revolucionario partía de dos ideas: por un lado, que la sociedad tenía que estar al tanto de lo que acontecía dando a publicidad los actos de gobierno, que no sean secretos sino públicos”.

“Y por otro –continuó– la prensa también tenía una pretensión pedagógica de formar a la sociedad, porque lo que se planteaba era que la sociedad había estado sumida en siglos de opresión y había que ilustrarla, iluminarla”.

En este sentido, “la Gaceta es un quiebre porque la prensa anterior no difundía las ideas revolucionarias, sino reformistas y en el marco colonial y monárquico”, aseguró Wasserman.

El especialista enfatizó que “la Gaceta, al constituirse en vocero del gobierno, provoca un quiebre porque también lo que empieza a plantearse es que la prensa tiene una función polémica, sienta las posiciones de gobiernos discutiendo con sus enemigos”.

En los artículos de Moreno se puede ver “cómo se va redefiniendo el enemigo según las circunstancias, primero son los funcionarios coloniales, después los españoles que no obedecían a la Junta y luego los que no obedecían aunque fueran americanos; esto pasa en pocos meses y cobra forma y es discutido públicamente a partir de Moreno”, precisó el historiador.

En este marco, destacó que la idea de lo público, de que hay intereses, ideas sobre las cuales hay que pronunciarse, debatir y disputar públicamente, “eso es algo que hoy parece muy obvio pero para 1810 no lo era; las órdenes de España no se discutían, a lo sumo no se cumplían, pero no se discutían”.

En aquel primer número, el diario expresaba: “Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal, con el título de Gazeta de Buenos Ayres, el cual sin tocar los objetivos que tan dignamente se desempañan en el Semanario del Comercio anuncie al público las noticias exteriores e interiores que deban mirarse con algún interés”.

“En él se manifestarán igualmente las discusiones oficiales de la Junta con los demás jefes y gobiernos, el estado de la Real Hacienda y medidas económicas para su mejora; y una franca comunicación de los motivos que influyen en sus principales providencias abrirá la puerta a las advertencias que desee dar cualquiera que pueda contribuir con sus luces a la seguridad del acierto”.

La utilidad de los discursos de hombres ilustrados que sostengan y dirijan el patriotismo y fidelidad, que tan heroicamente se ha desplegado, nunca es mayor que cuando el choque de las opiniones pudiera envolver en tinieblas aquellos principios, que los grandes talentos pueden únicamente reducir a su primitiva claridad; y a la Junta, a más de incitar ahora generalmente a los sabios de estas provincias, para que escriban sobre tan importantes objetos, los estimulará por otros medios que les descubran la confianza que pone en sus luces y en su celo”.

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