A esta altura resulta difícil soslayar que el tiempo en que el terreno de las series, incluso en su diversidad, constituía un campo creativo fecundo, ya fue dejado atrás. La renovación de ciertas estrategias narrativas anquilosadas en el cine, y las nuevas perspectivas desde las cuales los géneros clásicos eran revisitados, ya no son las marcas claras ni el horizonte visible de una siempre profusa producción que tiende ya a repetirse hasta el hartazgo.
Si no hace muchos años convivían series por demás de destacables constituyendo un aliento promisorio y estimulando una nueva ola de entusiasmo, en el estricto presente se torna cada vez más dificultoso descubrir producciones significativas que se corran de una media languidecida por la ausencia de riesgo y de rigor.
No es que no suceda, claro, pero es cada vez menos frecuente, y las expectativas, desde allí, son cada vez menores. Incluso una cadena como HBO, cuyo nivel se mantuvo por mucho tiempo por encima de la media, comienza a exhibir sospechosos signos de agotamiento.
Si bien sus proyectos continúan presentándose como apuestas de calidad, el resultado no viene empatando con la promesa. Entre sus últimos estrenos cuentan Lovecraft Country (reseñada ya en esta sección), la miniserie The Third Day (recién estrenada), y Raised by Wolves, un proyecto de Ridley Scott en el que vuelve sobre el universo de la ciencia ficción, con algunas buenas ideas para un nuevo imaginario pero que hasta el momento se despliegan con altibajos, pareciendo dejar por el camino algunas de las aristas más interesantes que fueron despuntando desde el inicio.
Conquistar nuevas tierras para continuar la civilización
Raised by Wolves se instala en un futuro más o menos cercano, a mediados del siglo II de este milenio. Allí se plantea, desde el comienzo, un punto enigmático por sutilmente discordante.
Si bien esa realidad se aleja apenas algo más de un siglo de nuestro presente, el mundo parece ser completamente distinto. Como si ese futuro hubiese sido imaginado muchos años atrás o como si se tratase de una realidad alternativa.
El hecho es que en el año 2140 aproximadamente, la tierra ha sido devastada en un enfrentamiento entre dos facciones contendientes: unos, ateos, los otros, profesantes religiosos que se hacen llamar Mitraicos.
En una guerra de alta tecnología y de dimensiones apocalípticas, los androides se convirtieron en armas fundamentales, programados y reprogramados por ambos bandos para sus propios fines.
Todo, desde ya, termina en la destrucción del planeta, por lo cual los pocos sobrevivientes deberán emprender la odisea de conquistar nuevas tierras para darle continuidad a la civilización.
El comienzo de la serie se ubica algún tiempo después del evento apocalíptico, cuando la nave comandada por dos androides, Madre y Padre, aterrizan en un planeta extraño en el cual tienen que llevar a cabo una singular misión: criar unos embriones humanos e instalar en ese planeta el germen de la nueva civilización humana, que será de la facción atea.
Esos extraños personajes, Madre y Padre, deberán enfrentar la hostilidad del planeta para cumplir con su cometido, pero el hecho realmente desencadenante del conflicto no será tanto esa tenacidad de una naturaleza desconocida, sino el arribo de una nave llamada El Arca, que transporta a los sobrevivientes mitraicos para cumplir con el mismo fin, darle continuidad a la especie humana. La guerra, aunque con un número de contendientes reducido, se traslada a ese nuevo confín.
Historia de supervivencia que vira al horror y al gore
El diseño general resulta atractivo, remitiendo a una suerte de imaginario “demodé”, donde los androides visten trajes plateados ajustados y cascos propios de una ingenuidad revisionista de clase B, y los mitraicos ostentan trajes retrofuturistas, como los de unos extravagantes caballeros templarios del futuro.
También acierta Scott (que dirige los dos primeros episodios) en un inesperado cambio de tono que vira de una historia de supervivencia hacia un terreno aledaño al horror y al gore, con una violenta y desconcertante secuencia que queda, hasta el momento, como el punto álgido de la serie. Por lo demás, cabe destacar la maravilla lograda en la interpretación de los androides protagonistas.
La danesa Amanda Collin hace de Madre poniendo de manifiesto toda su ambigüedad, esa confusa imprecisión jugada entre la máquina y lo humano, donde cada gesto revela su doble posibilidad: ser el producto de un algoritmo que emula torpemente emociones humanas, o ser el verdadero resultado de una impensada emoción que diluye los límites entre el programa y la vivencia.
Universo singular con su propia mitología
En medio de la confrontación y del atractivo diseño de producción, lo que asoma desde el comienzo es una acumulación de puntas interesantes a desplegar pero que con el transcurso del relato parecen ir quedando a mitad de camino.
Desde ya, la indeterminación de la idea de lo “humano” iluminada por la máquina que “siente” se ha tornado idea recurrente, y ha sido muy bien elaborada en la primera temporada de Westworld (con la que comparte temas varios).
Aquí, por lo pronto ese planteo se rezaga en lo anecdótico, como igual sucede las preguntas sobre la creación y “el” creador (remisiones a Blade Runner), que tampoco alcanzan ningún tipo de espesor.
De modo similar, al menos hasta el momento, la confrontación entre ateos y mitraicos no se aleja de un esquematismo algo pueril. El postulado de un imaginario religioso deja de ser estimulante, si bien los mitraicos no aluden directamente a Mitra, resulta cautivante el señalar a esta deidad de la antigüedad persa que tuvo un rol importante también en el Imperio Romano, paralelamente a la constitución del cristianismo.
De todos modos, por el momento, ese rico imaginario se reduce a una oposición rudimentaria y sin sustento como excusa para el enfrentamiento de “clanes”. Sin embargo, en ese punto, cabe esperar su desarrollo.
Raised by Wolves tiene sus puntos fuertes, también cuenta con esos ejes abiertos o cuanto menos sugeridos que podrían, de un momento a otro, iluminarse finalmente con el espesor prometido.
Por el momento cautiva, y logra también ir consolidando un universo singular con su propia mitología. Por eso cabe esperar que, en lo queda de esta primera temporada, pueda consolidarse como un producto destacable, de esos que ya no se ven tanto en el terreno de las series.
Raised by Wolves / HBO / 1era. Temporada / 6 episodios
Creador: Aaron Guzikowski
Proyecto: Ridley Scott
Intérpretes: Travis Fimmel, Amanda Collin, Abubakar Salim