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Un entrenador de fútbol infantil fue condenado a 24 años y medio por violar a tres niños de la Villa 31

La acusación fiscal consideró al imputado, Nelson Darío Medina, como "un lobo cuidando a las ovejas". El fallo ordena asistir a las víctimas. Medina está detenido en el Complejo Penitenciario Federal de Marcos Paz, por el delito de "abuso sexual agravado"

Un tribunal oral condenó a 24 años y medio de cárcel a un entrenador de fútbol infantil que trabajaba con chicos de la Villa 31 y abusó sexualmente a tres de ellos.

El tribunal 29 condenó a Nelson Darío Medina, de 50 años de edad y actualmente detenido en el Complejo Penitenciario Federal de Marcos Paz, por el delito de “abuso sexual agravado por ser el imputado el encargado de la guarda (de las víctimas) con acceso carnal”.

La pena fue la que pidió el fiscal Sandro Abraldes y es apenas seis meses menor que la que habían solicitado los abogados de la querella, María Florencia Linares, Christian Polleti y Hernán Pablo Vega.

El fallo dispuso además que, una vez que la condena quede firme, “se disponga la extracción del perfil genético de Medina para ser remitido al Banco de Datos Genéticos”. Además, ordenó que se “brinden asistencia a los menores damnificados”.

Los jueces María Cecilia Maiza, Juan María Ramos Padilla y Gustavo Goerner darán a conocer los fundamentos de la sentencia el próximo 7 de abril de 2021.

El fiscal Abraldes definió al condenado como “un agresor disfrazado de técnico de fútbol” que “llevaba a las víctimas a los mismos lugares para concretar los abusos y que buscaba esos sitios para garantizarse impunidad”.

Además, amenazaba a los pequeños (dos hermanos que declararon mediante Cámara Gesell y un tercero hoy mayor de edad) para que no contaran lo que estaba ocurriendo.

“Se acercaba a niños carentes de figura paterna y se ponía en ese rol como forma de lograr su propósito. (…) Llevaba adelante una estrategia de seducción y silenciamiento: utilizaba la manipulación y un sistema de supuestas recompensas y reconocimientos”, embistió el fiscal.

El condenado se acercaba a sus víctimas no sólo por su rol de entrenador sino también mediante el regalo de “botines, camisetas, plata y hasta, en una oportunidad, un teléfono celular. Todo esto era parte de su maniobra para mantener en silencio a los niños”, dijo Abraldes.

Durante el juicio, el imputado negó los cargos, dijo que los hermanos habían sido abusados por otra persona y argumentó que el delito que se le atribuye es imposible porque por una disfunción sexual no podría haber violado a los pequeños.

“Era un lobo cuidando a las ovejas, unas ovejas que carecían de todo”, graficó el fiscal.

La condena es inusualmente alta; el delito de homicidio, por ejemplo, tiene una escala penal que va de ocho a 25 años.

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