Federico Strifezzo, director de «Nosotras también estuvimos», estrena esta semana el documental que narra el reencuentro de Alicia Reynoso, Stella Morales y Ana Masitto, tres de las 14 enfermeras que atendieron a los heridos en Malvinas desde un hospital móvil ubicado en Comodoro Rivadavia, ciudad a la que volvieron 37 años después para contar sus historias frente a la cámara.
El documental plasma un proceso de cuatro años que busca echar luz sobre un grupo de enfermeras «que durante la guerra atendieron a soldados, estuvieron en trincheras y vivieron oscurecimientos», describe Strifezzo a Télam.
El cineasta revela que estas mujeres que participaron del conflicto bélico «habían estado treinta y pico de años sin hablar; una de ellas tardó 15 años en contarle su historia al marido. Eso me llamó mucho la atención, porque demostraba que era algo que estaba muy enterrado en la memoria. Y mi propuesta fue desenterrarlo para sacarlo a la luz».
Para el realizador una de las causas de ese ocultamiento y ese silencio «es que las trataron muy mal en aquel momento, sobre todo desde adentro de la Fuerza Aérea».
«Una vez las acompañé con la cámara a un desfile militar en Buenos Aires y un oficial superior las intentó echar del desfile diciéndoles que no podían participar porque no eran veteranas de Malvinas. Justo lo filmé y después lo subimos a las redes sociales y tuvo mucha repercusión y se escribieron algunas notas sobre eso. Ellas igualmente desfilaron -relata- porque no les importa nada y la gente las aplaudió. Antes de comenzar el rodaje, ya habíamos vivido muchos momentos fuertes como ese».
El estreno de «Nosotras también estuvimos» será múltiple esta semana, en el marco del nuevo aniversario de la guerra de 1982 en la que murieron 649 soldados argentinos y más de un millar resultaron heridos. Muchos de ellos atendidos por las 14 enfermeras de la Fuerza Aérea que aún hoy esperan ser reconocidas oficialmente como veteranas de guerra.
La película que en 2020 pasó por varios festivales, se verá este viernes desde las 18 en el Cine Teatro Español de Comodoro Rivadavia con la presencia del director y sus protagonistas, y a las 20 estará en la pantallas de Cine.ar TV y en la plataforma Cine.ar play, mientras que a las 22 se verá por la señal Encuentro y media hora más tarde iniciará su proyección a través de la Televisión Pública.
El notable recorrido del filme de 70 minutos de duración se extenderá hasta el domingo 11 de abril cuando a partir de las 19 tenga una función con entrada libre y gratuita en el Teatro Auditorium de Mar del Plata que será acompañada por Strifezzo, Reynoso, Morales y Masitto.
Télam entrevistó a Federico Strifezzo, director del film en reconocimiento de las enfermeras.
Por qué creés que este grupo de enfermeras tuvo que atravesar tanto hostigamiento durante todos estos años, incluso también por parte de otros veteranos de Malvinas?
-Por haber sido mujeres en un contexto militar y testigos de lo peor de la guerra. Ellas, como enfermeras, vieron en primera persona a los muertos, los heridos, a los chicos con los pies congelados por no tener un buen calzado, a los que estaban mal alimentados. No solamente no las quisieron escuchar, cuando en realidad hubieran sido una voz muy valiosa en 1982, sino que también las quisieron silenciar. Ellas vienen de esa sociedad en la que la mujer tenía un rol mucho más rígido y definido, y mucho más hacia el interior de una fuerza militar. Las revistas de entonces solo mostraban a mujeres que esperaban el regreso de los soldados o a madres tristes porque sus hijos estaban en una guerra.
¿Pensás que la película ha logrado en ellas liberar algo de la angustia y el dolor del olvido?
-La propuesta tenía que ver con algo de sanar y de darles la palabra. Con compartir un viaje con ellas, así como estuvieron, ataviadas con el mismo casco y el mismo uniforme. No hay mucha más gente que hable en el documental. Es verlas caminar por los mismos lugares adonde no habían vuelto. El planteo fue ese: intentar sanarlas a ellas que, como enfermeras, habían sanado a los heridos durante la guerra. Hubo muchos momentos de emoción y catarsis a lo largo del rodaje, como en la secuencia donde ellas se encuentran con el lugar donde había funcionado el hospital. Un momento totalmente mágico, porque ellas caminan directamente hacia ahí, creo yo que dirigidas por el pasado. Estaban desorientadas, pero seguían caminando para ese lado. Hubo muchos otros momentos, en los que llorábamos detrás de cámara, el camarógrafo, el sonidista y yo. Así fue el clima de la filmación.
¿Qué dimensión creés que le aporta el contexto actual con el protagonismo y la potencia del movimiento feminista al alcance de la película?
Este año se están juntando dos cosas que me están dando la posibilidad de darlo a conocer: la fecha del aniversario, por un lado, y todo esto que tiene que ver con las voces de las mujeres y su reivindicación que está muchísimo más fuerte que hace cuatro años cuando empecé y que, por suerte, le está dando al documental un interés mucho mayor por parte de los medios o de los espacios de estreno que se abrieron. Tiene que ver con este momento histórico. Deseo que la película aporte un pequeño granito más de arena a esta rueda para cambiar el rol de las mujeres y que puedan hablar. Ahora, mi interés es que lo vea la mayor cantidad de gente posible en todo el país. Mi intención es transmitir una experiencia humana y que el espectador las acompañe a ellas en el reencuentro con este lugar y generar, a partir de eso, una serie de sensaciones humanas.