Un hombre que durante casi cuatro horas secuestró con un arma de juguete un colectivo con 37 pasajeros fue ultimado por un francotirador en el puente que une Río de Janeiro con Niteroi, una acción que fue celebrada con saltos y gritos por el gobernador del estado, Wilson Witzel, como una victoria de su política de seguridad.
El secuestro comenzó a las 5.30 en un colectivo de pasajeros que cubría el trayecto Sao Gonzalo (Gran Río de Janeiro) con la ciudad maravillosa cuando atravesaba el puente que cruza la Bahía de Guanabara.
El hombre, identificado como Willian Nascimento, que trabajaba como vigilador privado, según la policía, llevaba una botella con nafta y amenzó con prender fuego el colectivo, que se detuvo en el medio del puente.
«Se desconocen los motivos del secuestro», dijo el portavoz policial, coronel Marcio Flies. Todos los rehenes fueron rescatados sanos y salvos. El secuestrador tenía un arma de juguete y una pistola taser.
Liberó a seis rehenes a cambio de agua para tomar arriba del colectivo pero fue alcanzado por el disparo de un francotirador que se había apostado arriba de un camión de bomberos en el puente Rio Niteroi.
El puente Costa e Silva es la principal conexión de Río de Janeiro con la vecina Niteroi y es el más largo de Sudamérica, con 13.290 metros de extensión.
La negociación estuvo a cargo del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) de la policía de Río de Janeiro.
Un caso similar que conmocionó al país y que después fue llevado al cine es el del «Omnibus 174», que ocurrió en el año 2000 en el barrio Jardim Botánico de Río de Janeiro.
En esa oportunidad, el desenlace fue desastroso ya que una rehén fue asesinada cuando la policía disparó contra el criminal, que igualmente falleció dentro de un patrullero tras ser detenido.
«Mi deber es hacer que todo funcione y todo funcionó bien gracias a Dios», dijo el gobernador, un defensor de la mano dura y aliado clave del presidente Jair Bolsonaro en este tipo de política de seguridad.