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Un frente externo para un Gaddafi jugado en el interno

Estados Unidos avisó que reposiciona sus fuerzas en torno a Libia, mientras el líder del país pelea y negocia.

El gobierno estadounidense anunció ayer que está “reposicionando” sus fuerzas navales y militares en torno a Libia, en medio de una fuerte presión internacional hacia el régimen de Muamar Gaddafi, mientras en el convulsionado país norafricano prosiguen las manifestaciones y los enfrentamientos armados.

“Estamos trabajando en diferentes planes de contingencia y, como parte de eso, estamos reposicionando nuestras fuerzas para ser capaces de responder con flexibilidad a las decisiones que se tomen”, dijo el coronel David Lapan, un portavoz de la Secretaría de Defensa.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, aseguró en Ginebra que el movimiento “no se relaciona con ninguna acción militar inminente” y que su objetivo es responder más rápidamente a las diversas opciones que se manejan diplomáticamente ante la grave crisis política que azota al país. Poco antes, durante su discurso ante el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, Clinton exigió que Gaddafi “se vaya, sin demoras ni violencia” y reclamó que el líder libio sea condenado por los actos perpetrados contra la población durante las manifestaciones que hace dos semanas se registran en el país.

La jefa de la diplomacia estadounidense dijo que Gaddafi está usando “mercenarios y matones” para contrarrestar las manifestaciones de los opositores, por cuanto debe ser llevado ante la Justicia”.

Paralelamente, el primer ministro británico, David Cameron, se sumó a las presiones y dijo que Gran Bretaña trabajará con aliados en planes para “imponer una zona de exclusión aérea en Libia”, con el objetivo de proteger a su pueblo de ataques militares del gobierno de Gaddafi.

Hablando al Parlamento, Cameron instó al cuestionado líder a dimitir y dijo que todas las medidas serán consideradas para aumentar la presión para que renuncie. “No descartamos de ningún modo el uso de recursos militares”, dijo Cameron.

En tanto, la Unión Europea (UE) aprobó un paquete de sanciones contra el régimen de Gaddafi que incluyen la prohibición de la entrada del líder y una veintena de sus colaboradores en territorio comunitario, además del congelamiento de sus cuentas bancarias.

Ayer, a pesar de la creciente presión en su contra, Gaddafi dijo: “El pueblo me ama y moriría por protegerme”. Durante una entrevista concedida a la cadena ABC el líder libio agregó que no ha visto manifestaciones en su contra en las calles de Trípoli y que se sintió “traicionado” por algunos países occidentales con los que había construido relaciones en los últimos años, y los acusó de haber intentado colonizar a Libia.

No obstante, varias agencias internacionales informaron ayer que Gaddafi, por ahora confinado en Trípoli, encargó al jefe del servicio de Inteligencia exterior que dialogue con los líderes del este del país, epicentro de las protestas en su contra.

Anteayer los opositores al régimen anunciaron la formación del Consejo Nacional Libio, un organismo con sede en Bengasi, segunda ciudad del país, que no será un gobierno interino, pero que sí se convertirá en la cara visible de la revolución contra el régimen.

En Libia, en tanto, continuaron ayer los enfrentamientos entre el Ejército y los opositores a Gaddafi, cuyas fuerzas entraron en la academia de la Fuerza Aérea en Zawiya y llamaron a los estudiantes a unirse a ellas para atacar esta ciudad.

Zawiya, situada a unos 50 kilómetros al oeste de Trípoli, cayó anteayer en manos de la oposición, pero las tropas de Gaddafi intentan recuperarla. En Misurata, por otra parte, continuaron los enfrentamientos entre tropas de Gadafi y opositores, según informaron habitantes de esta ciudad occidental. Fuentes opositoras informaron que los manifestantes contrarios a Gaddafi consiguieron derribar un helicóptero militar en esta localidad.

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