Por Paulo Menotti / Especial para El Ciudadano
“El rol de los aceiteros en la producción argentina es destacado porque están en un lugar clave, por lo que representa la exportación de cereales, aceites, y otros productos. Eso se nota porque las empresas cerealeras ganan fortunas y día a día modernizan sus centros de producción y sus puertos propios. Además, los aceiteros, producto de sus logros en paritarias y por las huelgas que realizaron en estos años, son referentes de muchos gremios. La militancia obrera que logran y proponen es clave porque sostienen la independencia de los gobiernos, de los partidos políticos y del Estado. La verdadera fuerza de los aceiteros está en las bases y eso se demuestra en las asambleas. La formación de los delegados y la movilización con gran sentido de la solidaridad entre ellos y hacia el resto de la clase trabajadora, son otros elementos que los configuran como uno de los más importantes gremios del presente. A mí en particular me gustaría destacar otro rasgo y es que tienen una dirigencia combativa, clasista y honesta”, afirmó Leónidas “Noni” Cerutti sobre los trabajadores y trabajadoras del rubro aceitero en nuestro país y a raíz de su libro Aceiteros y desmotadores hacemos historia, 70 años 1947-2017, que cuenta los primeros 70 años de ese gremio.
Antes de su presentación en la Feria del Libro de Rosario esta tarde, a las 17, en la Sala G del Centro Cultural Fontanarrosa (San Martin 1080) donde compartirá espacio con Daniel Yofra y Adrián Dávalos de la Federación de Aceiteros; Laura Ferrer Varela de COAD; Gustavo Teres, de Amsafe Rosario; Raúl Daz de ATE Rosario y Marcos Andrés Pozzi, delegado sindical en Cargill; Cerutti comentó su libro y analizó el presente de los aceiteros.
Sobre en qué situación se encuentran los aceiteros en el presente, el historiador explicó: “El panorama de los aceiteros es de fortalecimiento por lo logrado en las paritarias, se rompió el techo del 15 por ciento, y se alcanzó entre un 19 y 22 por ciento de aumento salarial, con un sueldo de 30 mil pesos en un pago, no en partes, retroactivo a enero. Incluso, cuando las paritarias ya habían vencido a fines de marzo, se obtuvo un bono de fin de año con participación en las ganancias de 27 mil pesos. A eso se debe sumar que en todas las fábricas productoras de aceite, los trabajadores están en asambleas permanentes y movilizadas respaldando a los delegados paritarios. De ese modo, los aceiteros están preparándose movilizados para la discusión del contrato colectivo de trabajo y dispuestos a la huelga nacional aceitera si la firma Cargill no incorpora a los despedidos. En síntesis, los aceiteros se encuentran cada año más fortalecidos y dispuestos a defender sus salarios, con decisión de luchar, y defender sus derechos conquistados. Eso se nota en las 40 fábricas en las que tiene apoyo la Federación de aceiteros, y en los encuentros donde se reúnen los delegados plenarios”.
Las mejores tradiciones
Escribir un libro sobre el gremio de aceiteros no suele ser común, sobre las razones que lo llevaron a hacerlo, Ceruti apuntó: “Los aceiteros y desmontadores en sus luchas por el salario mínimo, vital y móvil, desde 2004 han retomado las mejores tradiciones de lucha de la clase obrera: huelgas, asambleas, plenarios de delegados, decisión de lucha, solidaridad, movilizaciones, y muchos fueron los logros año tras año superando y rompiendo los techos paritarios. Pero a la vez, también han recuperado esa práctica del movimiento obrero, de editar libros, periódicos, folletos, entre otras experiencias de organización y lucha sindical”.
Sobre cuáles son los dirigentes que encabezaron esas experiencias, el autor señaló: “En varios libros que también vamos a llevar a la Feria del libro rescatamos todo lo hecho por Horacio Zamboni, quien fue ante todo un revolucionario. Sus posiciones políticas fueron claramente antisistema, contra la sociedad capitalista, y por la emancipación del proletariado. Se definía como marxista y socialista. Fue mucho más que un abogado laboralista, fue un militante político y social. Su lucha estuvo ligada a la defensa de los intereses de los trabajadores. Después de haber escrito un libro en homenaje a la lucha y vida de Horacio Zamboni, edité un segundo texto que se enfoca en la historia de los aceiteros, Memorias del mañana, las luchas por el Salario Mínimo, Vital y Móvil, donde analicé el pasado de ese grupo humano desde los orígenes del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de Rosario (Soear), desde la Asociación de Obreros Santa Clara SR, pasando por el cambio de nombre, hasta los primeros conflictos, las primeras huelgas, la incorporación a la Federación Aceitera, y los logros de las primeras décadas. También me enfoqué en la lucha que dieron por mejorar su salario mínimo y desde ahí en cómo fueron ganando derechos. En paralelo, también registré la práctica de la democracia obrera, tanto en las asambleas como en el modo de elección y desempeño de los delegados. Además, no quise dejar de incluir las voces de los protagonistas directos, en especial en la huelga de 40 días realizada en 2015 y llamada El Aceitazo”.
Raíces de una lucha
Sobre qué refleja exactamente este libro, Ceruti dijo que era un momento oportuno para rescatar la historia del gremio.
“En 2017 aceiteros y desmotadores de algodón cumplieron 70 años y como cada aniversario es oportuno para la reflexión, a la Comisión Directiva de la Federación, le pareció un buen momento para sumergirnos en las raíces de la organización, que quedaron registrados en los biblioratos, libros de actas, carpetas con papeles y fotos amarillentas, recortes de diarios y en la memoria de los trabajadores aceiteros. Partimos entonces de las relaciones directas de los aceiteros con Evita Perón, sus luchas durante las dictaduras militares y durante otros gobiernos, hasta el presente”.