Por Flavia Campeis
La primera imagen fueron sus ojos clavados en la tierra. La última también. La primera con esperanza, la última con la incertidumbre que lo acompañó ya casi 8 años. Paula tampoco estaba allí.
Alberto Perassi estuvo desde el viernes hasta el lunes guiando con la mirada los trabajos del Equipo Argentino de Antropología Forense en el campo en Luis Palacios donde buscaron a su hija nuevamente en la tierra.
Un testimonio de un lugareño apuntó concretamente la zona, debajo de un monte de eucaliptus ubicado paralelamente a la ruta A-012, lindero a un campo de trigo, a unos trescientos metros del cruce con la ruta nacional 34. Allí hay un paraje que data de menos tiempo que la desaparición de Paula, que se llama Vicente Echeverría, con casas humildes, desarmaderos de autos y galpones de acopiamiento del cereal que “dejan” los camiones que pasan por esa emblemática intersección de rutas hacia los puerto del Cordón Industrial.
El lugar es estratégico, así lo dijeron los investigadores: está a 17 kilómetros de San Lorenzo, ciudad donde vivió Paula hasta aquel 18 de septiembre de 2011 cuando salió de su casa y nunca más se supo de ella. A su vez, la ruta A-012 lleva directo de San Lorenzo a ese rincón que pertenece a Luis Palacios, localidad conocida en otros tiempos como “La Salada”. Son terrenos que los historiadores recuerdan porque allí fueron hallados cerca de diez cadáveres fusilados durante la dictadura militar, algunos que incluso fueron enterrados como NN en el cementerio de San Lorenzo. La muerte volvía a trazar una línea en la zona. Ahora ya no en dictadura, pero con lo más desgarrador de ella, la desaparición.
Según la hipótesis más investigada, Paula Perassi fue obligada a realizar un aborto contra su voluntad, en el que murió y luego fue desaparecida con la colaboración de las fuerzas de seguridad del Estado provincial. Esta hipótesis hizo que el pasado mes de abril, cuatro civiles y cinco policías fueran llevados a juicio. El 2 de mayo todos fueron absueltos, ya que el Tribunal consideró que había falta de pruebas para condenarlos.
Ese día en las puertas del Centro de Justicia Penal Alberto repitió lo que dice desde hace ocho años, que no va a parar de buscar a su hija, que lo único que quiere son sus huesos. Y así llegó el viernes pasado otra vez a buscar en la tierra, con la esperanza intacta de que su historia tenga un final.
La búsqueda
Esta no es la primera vez que se buscó a Paula de la mano del EAAF. Tal vez la búsqueda más emblemática fue la que se hizo por varios meses en una cava de basura en Puerto General San Martín, en el límite con Timbúes, también a partir de un testimonio que había indicado que el cuerpo de la mujer embarazada de seis semanas podría haber sido arrojado allí.
Alberto lo recuerda bien: “entre las búsquedas más importantes de Paula estuvimos en la cava en Puerto; pasando el georradar en la localidad de Aldao; yo estuve en la zona de Andino; en el río; en un horno de barro, y mucho más” y remarca: “donde había una posibilidad ahí estábamos. Siempre fue negativo, pero eso nunca me hizo bajar los brazos”.
El hombre en ningún momento dejó de estar en contacto telefónico con Alicia, la mamá de Paula, que estaba informada del minuto a minuto de lo que pasaba en la nueva excavación, mientras cuidaba a sus nietos, los dos pequeños hijos de Paula. Alberto remarcó al cierre de las jornadas de búsqueda que “si bien el viernes vinimos con mucha expectativa, hoy nos vamos con la cabeza baja porque fue negativo, pero esto no nos quita que vamos a seguir buscando, no queda otra. El objetivo siempre es encontrar los huesos de Paula”.
La escena de la búsqueda no solo contó con Alberto, miembros de fiscalía, del EAAF y de las TOE, también estuvieron presentes los abogados de la familia, Adrían Ruiz y José Ferrara. Este último expresó que “el análisis es que se ha terminado la búsqueda y no hemos encontrado nada, una sensación muy rara, porque uno siempre tiene expectativas de encontrar el cuerpo. Hemos descartado un dato más, lamentablemente no veníamos a descartar sino a confirmar, pero seguiremos la búsqueda”.
Antropólogos reconocidos internacionalmente
El EAAF es una organización reconocida internacionalmente, sobre todo por la búsqueda de restos de personas desaparecidas, tanto en América Latina como en África y son el equipo que identificó los restos del Che Guevara en Bolivia.
Aquí, desde hace tiempo colaboran con la causa Perassi y el grupo coordinado por el antropólogo sanlorencino Juan Nóbile realizó estas excavaciones con tanto rigor como en el resto de sus trabajos internacionales.
Con jornadas que se extendieron por diez horas diarias, viernes, sábado y lunes, dos retroexcavadoras quitaban tierra debajo de los eucaliptus, Nóbile junto a sus compañeros Leonardo Ovando y Sergio Paz revisaban la tierra, hasta identificar que no había signos de haber sufrido algún movimiento, y seguían buscando.
“La búsqueda surgió a partir de testimonios que se fueron colectado por informantes y por lo que llamamos trabajo etnográfico o de campo, de los cuales obtuvimos testimonios que dicen haber visto el cuerpo de una mujer inhumado en este predio”, sostuvo Nóbile y añadió que “a partir de ello, elaboramos una estrategia de trabajo y confeccionamos un informe que presentamos de inmediato ante las autoridades judiciales correspondientes, quienes dieron la orden para hacer este peritaje que, básicamente, consiste en hacer una exploración del terreno para ver si hay presencia o ausencia de estos restos”.
Al finalizar los trabajos, Nóbile explicó que “el trabajo consistió en explorar un área muy puntualmente señalizada, pero tras los tres días de jornada completa no se ha hallado ningún elemento indicativo de actividad en el subsuelo”.
Sobre futuras intervenciones, Nóbile aseguró: “vamos a esperar a ver otros testimonios para ver si es necesario extender más la búsqueda. Dentro del análisis que hagamos con lo que obtuvimos, evaluaremos otras metodologías y podríamos analizar si hay una extensión del área a investigar”.
Antes de emprender su vuelta a San Lorenzo, Alberto les dio un abrazo a todos los que trabajaron en la búsqueda y también a quienes lo acompañaron en el lugar y recordó que pronto habrá una nueva instancia, ya que el 8, 9 y 10 de octubre la justicia reverá el fallo del juicio en la instancia de apelación. El mecánico sanlorencino dijo: “en octubre espero que la justicia comience a darme algo de lo que siempre me negó el Estado, espero que empiecen a darme la parte que me corresponde, pero no me interesa tanto como me interesaba esto, encontrar los huesos” y reiteró: “esto ya pasa a ser macabro, insoportable, pero hay que seguir peleando e ir para adelante. Lo repito una vez más, no trabajo para meter preso a nadie, sino que quiero conseguir los huesos de mi hija, para decirles a mis nietos qué fue lo que pasó con su mamá”.
Antropólogos reanudaron la búsqueda de los restos de Paula Perassi