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Un inusitado “recital teatral”

Rody Bertol habla de “Enter Dylan”, nuevo trabajo de su autoría con Rosario Imagina, impregnado por la poética de las canciones del músico y poeta estadounidense, que cuenta con la dirección de Juan Nemirovsky y Simonel Piancatelli.

Dar “enter” a un mundo poético, abrir una puerta y dejar fluir las palabras que recuerdan a otras palabras que remedan otros tiempos y lugares que se vuelven presente en un espacio escénico. Con 25 años de trayectoria, el Centro Experimental Rosario Imagina, espacio de investigación y creación escénica que lleva adelante Rody Bertol, dará a conocer este fin de semana su nuevo trabajo, Enter Dylan (bordes, restos y confesiones), que se presentará los sábados a las 22, y los domingos a las 20.30 (durante julio y agosto), en la sala La Manzana (San Juan 1950).

Bajo la dirección general de Juan Nemirovsky, ligado a Rosario Imagina en la última década, y con dirección de actores de Simonel Piancatelli, el espectáculo se monta a partir de una serie de solos que toman un concepto de una canción del músico y poeta estadounidense Bob Dylan, y ese breve concepto, imagen, frase, se convierte en la invención de un nuevo texto, relatando una historia, un personaje con una circunstancia que siempre bordea un deslinde, un desvarío, una deriva.

De algún modo, constituye un inusitado “recital teatral” que, valiéndose de los rasgos confesionales que caracterizan otros montajes de Rosario Imagina (Artificio Casamiento, Lo mismo que el café o el reciente Heroínas), se vuelve una respuesta no sólo poética sino también política, quizás, frente al avance del stand up. “Dentro de esa indescifrable combinación de los acontecimientos que se llama azar, estas historias mínimas hablan de generosos, audaces, inconsecuentes, insensatos y transgresores actos que marcan un momento y la vida de una persona. Sobre las coordenadas que traza la conquista de un deseo, este entramado de historias entreteje con hilos invisibles un debate de fondo, vida y sentido”, adelanta el equipo de Rosario Imagina.

Enter Dylan cuenta con las actuaciones de Germán Capomassi, Sofía Dibidino, Marianela Druetta, Alejandro “Chavo” Ghirlanda (también a cargo del diseño de luces), Julián Lasa, María Eugenia Ledesma, Cindi Grüssi, Mariana Pevi, Clara Rajz, Eva Ricart, Natalia Trejo y Lucas Vidoletti. Además, la escenografía es de Ignacio Almeyda, el vestuario de Florencia Marting y las fotos y tráiler de Andrés Macera, con la particularidad que en todas las funciones la obra contará con dos invitados sorpresa que se sumarán a la larga lista de monólogos.

“Después de tantos años de teatro, es la primera vez que trabajo con un equipo sólo como autor; soy el autor de los textos, un material que fui escribiendo a lo largo de más de un año y que si bien están basados en la poética de Bob Dylan, es decir que hay referencias a ese mundo poético fantástico de uno de los poetas más grandes del siglo XX, son textos teatrales; en ciernes, son una sucesión vertiginosa de monólogos que, como si se tratara de un recital, se van sucediendo y conformando una trama coral”, adelantó Bertol, que agregó: “Son personajes que están atravesando un cierto transe sobre la soledad y sobre el amor, a instancias de una serie de monólogos que en algunos casos son crudos, en otros son dramáticos, y otros tienen mucho humor”.

“Son textos que, más allá de todo, están llenos de preguntas; los personajes van descubriendo, como diría (Héctor) Tizón, que la felicidad es «un blanco móvil»; y la obra comienza diciendo: «Cuando te miro a los ojos, no sé si es el principio o el final; los recuerdos mienten un poco». Y así arranca un juego con una serie de referencias a Dylan, con planteos como «la vida no es un verbo» o «cómo se cambia una vida», además de una serie de interrogantes que cuestionan qué es ser joven o qué es progresar en esta sociedad en la que vivimos”, expresó Bertol. Y completó: “Yo recorté como temáticas la cuestión del amor y la soledad, dejando siempre en primer plano esas preguntas, pero buscando acercar eso a nosotros, porque, entre otros, por ejemplo, hay un personaje que es una chica que atraviesa toda avenida Pellegrini hablándose a sí misma y yendo hacia una cita. Es un coro de personajes que se van entramando y es un gran trabajo desde la dirección. Yo les pasé los textos y volví para un ensayo general y me puso muy feliz lo que vi; es un espectáculo muy grato, están muy bien planteadas las cuestiones espaciales, las articulaciones, y el elenco es un pequeño seleccionado de actores rosarinos, algunos ya conocidos por sus trabajos en Rosario Imagina y otros invitados, y otros que vienen de la Escuela de Teatro, que siempre es un gran semillero, es una cantera de la que siempre están saliendo actores y actrices notables”.

Respecto de su interés por la obra de Dylan, el director y docente, uno de los más prestigiosos de la ciudad, conocido por sus versiones de obras de Strindberg, Armando Discépolo o José González Castillo, evaluó: “Esta obra es un homenaje a Dylan con nuestra propia forma de ver y nuestra propia interpretación de las temáticas de sus canciones, porque no son recreaciones sino que hay guiños y una escritura que surgió de la inspiración de escucharlo”. Y agregó: “Para mí, Dylan, extrañamente, fue un ídolo infantil más que juvenil; era muy chiquito, vivía en Villa Gesell, y había grabado de la radio un solo tema, «Soplando en el viento». Por entonces no entendía la letra en inglés, lo que me fascinaba era esa posición de un hombre solo con un sombrero y una armónica; un francotirador en un escenario. Tras el repudio de mis hermanas, me sentaba con una guitarrita en la pieza a escuchar veinte veces esa misma canción, era querer ser él. Y años después, cuando entendí las letras de esas canciones, me marcó mucho esta idea de cómo, al mismo tiempo, se puede ser tan crudo y tan poético; y por momentos, te desliza alguna frase de la mejor literatura que te puedas imaginar”.

Finalmente, el creador repasó: “Con todos esos estímulos de las canciones de Dylan, este espectáculo fue un viaje muy agradable para mí, porque desde la escritura pude plasmar las historias que se van sucediendo. Algunos son monólogos que despiertan mucho humor y otros son muy crudos; lo notable, y eso que me he pasado la vida dentro de un teatro, es lo que puede hacer un actor con un texto, esa transformación que yo vi ya concretada y que me sigue deslumbrando. Siempre digo que en el teatro quizás esté todo inventado, pero lo que siempre te queda es la posibilidad de ver a los actores y volver a sorprenderte y emocionarte una y otra vez”.

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