En las últimas semanas se registraron en la Argentina brotes de la Encefalitis Equina del Oeste (EEO) en caballos de localidades de quince provincias. Recientemente, el Ministerio de Salud de la Nación confirmó la detección del virus en un peón rural de la Provincia de Santa Fe, que se convirtió en el primer diagnóstico de la enfermedad en humanos para la Argentina luego de más de dos décadas sin registro.
La EEO es una enfermedad neurológica producida por un Alphavirus homónimo (VEEO) que se transmite a través de “picaduras” de mosquitos, y aunque –como su nombre lo indica- afecta principalmente a caballos también puede ser contraída, sintomáticamente o no, por seres humanos.
De acuerdo con Adrián Díaz, investigador del Conicet y uno de los responsables del Laboratorio de Arbovirus del Instituto de Virología “Dr. J. M. Vanella” de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba (FCM, UNC), no es demasiado lo que se sabe aún sobre el mantenimiento y la trasmisión de este virus en la Argentina.
“El lugar donde más se encuentra estudiada la dinámica de este virus es en Estados Unidos, donde se pudo establecer que se trasmite por el mosquito Culex tarsalis, y que utiliza aves, como el gorrión, como agentes hospedadores amplificadores”. El especialista explica que este tipo de virus, conocidos como arbovirus, se mantienen en la naturaleza por la transmisión vectorial de un artrópodo hematófago, pero también de un animal vertebrado que actúa como hospedador amplificador. El hospedador amplificador es un organismo que permite que el virus replique y amplifique su carga viral, de modo que cuando un mosquito (vector) se alimente de este animal virémico, se infecte y pueda transmitir el patógeno a un nuevo hospedador.
“Los mosquitos infectados con el virus pueden alimentarse de caballos y, en ocasiones, también de seres humanos e infectarlos. A su vez, estos nuevos hospedadores infectados pueden desarrollar o no los síntomas de la enfermedad neurológica”, explica Díaz.
El investigador destaca que en Estados Unidos el VEEO se encuentra aparentemente extinguido, dado que ya hace mucho tiempo que no se registran casos en equinos ni en humanos y desde 2009 tampoco se han encontrado mosquitos infectados.
“En nuestro país, los últimos casos de actividad de este virus se habían registrado en la década del 80, específicamente en 1988. Por eso llama la atención que ahora reemerja de manera tan fuerte”, señala el especialista.
Díaz destaca que, aunque es poco lo que se conoce hasta el momento sobre la ecología de este arbovirus en la Argentina, los estudios que se han hecho respecto de los posibles mosquitos vectores, indican que el principal agente de trasmisión sería el Aedes albifasciatus, pero también existen indicios de que otras especies de mosquitos, como Culex ocossa o Aedes serratus, podrían transmitir y mantener el virus en ambientes silvestres.
“Con respecto a los vertebrados que podrían amplificar el virus, aunque aún no se sabe muy bien y no existe evidencia, entendemos que podrían ser las aves, como en Estados Unidos, o mamíferos silvestres”, señala Díaz.
El rol del Conicet en la detección del virus
Hace algunas semanas, a partir del reporte de ciertos casos sintomatológicamente compatibles con la encefalitis equina en caballos, el Laboratorio de Arbovirus del Instituto de Virología “Dr. J. M. Vanella” fue convocado por Senasa junto con el Inta Castelar para hacer los análisis de laboratorio. “Las muestras nos llegaron un jueves y para el sábado a la tarde ya pudimos confirmar, junto con el INTA Castelar, que se trataba de un alphavirus, que podía ser EEO, encefalitis de equina del este (EEE) o encefalitis equina venezolana (EEV). Y para el lunes ya habíamos podido secuenciar y aplicar otra técnica, una PCR en tiempo real específica para este virus, y pudimos confirmar de que se trataba de EEO”, explica Díaz
Por otra parte, el mismo laboratorio también realizó un estudio sobre los posibles vectores en seis establecimientos de distintas localidades de la Provincia de Santa Fe que notificaron casos de síntomas neurológicos de encefalitis equina en caballos. “Lo que detectamos en estos lugares es que las especies de mosquitos más abundante eran Aedes scapularis y Aedes albifasciatus. Esto confirmaría que Aedes albifasciatus sigue siendo el vector, pero que también podría estar involucrando el Aedes scapularis”, señala el investigador.
Díaz explica que estas especies de mosquitos están asociados a situaciones de inundación, dado que se crían en lugares donde se generan charcos naturales por las lluvias torrenciales. “En este sentido, creemos que la ocurrencia de inundaciones en las zonas afectadas podría ser una de las causas de la reemergencia del virus”, indica el especialista.
Sobre los modos de prevención
Respecto de las formas de prevenir la transmisión de la EEO, Díaz señala que para los caballos existe una vacuna que, actualmente y a partir de los nuevos brotes, se produce en la Argentina. “Otros modos de evitar una mayor propagación del virus están vinculados al manejo del ambiente para evitar la proliferación de los mosquitos, así como a la utilización de repelentes para equinos”, expresa.
Respecto de la transmisión de la EEO en seres humanos, el investigador señala que como todas las infecciones virales, la afección puede ser leve, y presentarse como una fiebre con mareos, escalofríos, dolor de nuca o rigidez de nuca. “Estos síntomas puede ir progresando hasta una encefalitis, que dependiendo de la virulencia de la variante del virus y del estado inmunitario y fisiológico del paciente, puede llegar a ser severa. Por eso es importante que, si una persona que se encuentra en un área de riesgo tiene síntomas compatibles con EEO, acuda al médico para que pueda hacer una vigilancia”, señala Díaz, y agrega que no hay una terapia específica ni vacunas para estos virus en humanos, sino que el médico tiene que proponer terapias de acuerdo a los síntomas que vayan apareciendo. El investigador destaca que, de todas formas, la EEO suele ser menos virulenta que la EEE y la EEV, que tienen mayores tasas de mortalidad y morbilidad, así como secuelas más severas.
Con relación a las medidas de prevención para los seres humanos, Díaz recomienda, en áreas donde haya trasmisión del virus, tratar de mantener el pasto corto. “Si se van a realizar actividades al aire libre, es recomendable ponerse repelente y usar ropa de manga larga con colores claros. En las casas hay que colar telas mosquiteras. Otro dato a tener en cuenta es que los mosquitos que pueden trasmitir el virus pueden ‘picar’ tanto de noche como de día”, concluye.