Un jardinero de 42 años quedó imputado y en prisión preventiva efectiva este sábado como autor del homicidio de Dominga Erminda Favot, una jubilada de 79 años asesinada por asfixia el lunes pasado en su casa de la ciudad costera de San Javier. La hipótesis de la Fiscalía se centra en que el crimen se perpetró en el marco del robo de 60 mil pesos y que el sospechoso la mató para procurar su impunidad, ya que lo podría reconocer porque había hecho trabajos en su vivienda.
La investigación está a cargo del fiscal de San Javier Francisco Cecchini, quien reconstruyó en las audiencias de este viernes y sábado las pruebas recolectadas hasta el momento que sindican a Mario Humberto R., de 42 años, como el autor del homicidio de la jubilada.
En ese marco, enumeró testimonios, una presentación de la víctima por «molestias» en la comisaría 1ª de San Javier y resultados de peritajes que apuntan al changarín, quien también fue acusado de un hurto cometido 20 días antes del robo fatal.
La reconstrucción del crimen
El pasado martes 6 de diciembre, Mario estaba haciendo trabajos de jardinería en la casa de Dominga Favot, ubicada en Libertad al 2100. La jubilada contó a sus allegados que ese día el jardinero le pidió usar el baño y cuando se retiró, se dio cuenta que le faltaba el celular, una tarjeta de débito y un ticket del banco.
Dominga sospechaba del trabajador y el sábado –víspera de la Navidad– fue hasta la comisaría 1ª para dejar una constancia por «molestias», ya que el jardinero se presentaba en su casa a cualquier hora, con cualquier excusa, y eso le generaba temor, de acuerdo a lo que reconstruyeron los pesquisas.
El cuerpo de la jubilada fue encontrado la tarde del martes 27 de diciembre en su casa de la calle Libertad. La autopsia determinó que la víctima fue asfixiada por compresión manual entre la medianoche y las 3.30 del lunes 26 de diciembre. También que intentó defenderse de su asesino.
Además, el personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de San Javier descubrió que le habían robado 60 mil pesos, que el homicida entró tras forzar la reja de la ventana de la cocina, que tuvo que romper la puerta del dormitorio porque Dominga la había cerrado con llave, que forcejeó con ella y la terminó matando.
El jardinero fue detenido ese mismo martes en su casa del barrio La Flecha, en San Javier. El allanamiento donde secuestraron algunos elementos de interés para la causa fue unas horas después de que los policías hallaran el cuerpo, describió el fiscal Francisco Cecchini en la audiencia de este viernes, en la que lo imputó por el hurto del celular y la tarjeta de débito y de homicidio calificado por ser cometido con el fin de consumar el robo de los 60 mil pesos y para procurar su impunidad (homicidio criminis causa).
Este sábado se llevó adelante la audiencia de la medida cautelar. El fiscal ya había anticipado que pediría la prisión preventiva efectiva, debido a que la pena en expectativa, si se comprueba la autoría del jardinero en el crimen de Dominga, es de prisión perpetua.
Mario R. fue representado por el abogado Nicolás Mosconi, del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal, quien luego de que el fiscal expusiera sus argumentos remarcó que «no había elementos suficientes para atribuir el hecho ilícito al imputado». Hizo su exposición ante el juez Jorge Patrizi, quien presidió esta instancia, aceptó la imputación de la Fiscalía y le dictó al jardinero la prisión preventiva efectiva.
Al culminar la audiencia, voceros del Ministerio Público de la Acusación (MPA) enviaron un audio a los medios de comunicación en el que el fiscal se refirió a los argumentos de la defensa del sospechoso y remarcó que “la investigación se sostiene no sólo en la autopsia realizada, sino también en pericias forenses sobre huellas y rastros, secuestro de vestimenta y calzado, y unos 20 testimonios, junto a gran cantidad imágenes de cámaras de seguridad públicas y privadas”.
El fiscal cerró: “Ante el cúmulo de evidencias presentadas, el juez dio por acreditada –para la instancia procesal en la que estamos– la autoría del hecho. Si no se imponía la prisión preventiva, había peligro de fuga y de entorpecimiento probatorio por parte del imputado”.
