Una joven se acercó al Instituto Municipal de la Mujer (IMM) mes de marzo, explicando que su portero la acosaba. Con el trabajo de los profesionales del instituto y la gravedad de la situación finalmente en las reuniones de consorcio del edificio donde vive, se determinó el despido del empleado.
Andrea Travaini, directora del IMN en diálogo con El Ciudadano explicó que en el edificio céntrico donde reside la joven de 23 años, también el portero acosaba a otras dos chicas, pero la denuncia la radicó una sola porque es propietaria del departamento y por ello “tuvo voz y voto en las reuniones de consorcio”.
Los acosos fueron en distintas situaciones y de distintas formas de actuar. “Desde espiar desde la mirilla de la puerta, trabar el ascensor para ayudarlas a bajar y así poder tocarlas, despertarlas temprano antes que haya vecinos mirando y demás intimidaciones”, señaló Travaini y agregó que en una de las situaciones el propio portero le aclaró ‘Quedáte tranquila, que yo no soy Mangeri´. “Ese fue un detonante, para pedir ayuda”, confirmó la directora del IMN.
Bajo el asesoramiento legal, el acompañamiento de la víctima frente al consorcio, ya que “en primer momento los vecinos no les creyeron, pensaban que estaban paranoicas”, atribuyó Travaini; finalmente despidieron al portero con un hecho justificado que tiene que ver con la violencia de género.