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Un largo camino por delante

Por: Gabriel Profiti

Las comparaciones son odiosas pero reveladoras. Un minucioso informe publicado por el semanario estadounidense Newsweek ubicó a la Argentina en el puesto 46 de un ranking de cien naciones, en el que Finlandia resultó el mejor para desarrollar una vida segura, saludable y próspera.

A nota titulada ¿cuál es el mejor país del mundo? cruza datos de las naciones cotejadas en materia de educación, salud, calidad de vida, dinamismo económico y también utiliza el escalafón de Transparencia Internacional sobre corrupción. El informe completo se encuentra en el portal Newsweek.com (en inglés).

Si bien fue publicado por el mismo semanario que pronosticó para este año un nuevo golpe de Estado en Venezuela y la muerte de Fidel Castro, este estudio tiene profundidad y se basa en distintas y calificadas fuentes como el premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Columbia, Joseph Stiglitz.

Al entrar en el análisis, llegó a la conclusión de que “cuánto más chico es mejor”. “Aun cuando no se puede negar la vitalidad de los gigantes de los mercados emergentes como China, Brasil y Turquía, a menudo son superados por pequeñas naciones como Eslovenia o Estonia, simplemente porque estos países requieren de menos esfuerzo para mejorar sus niveles generales de bienestar”, sostuvo.

La Argentina

Con una población de 41,3 millones de habitantes y un ingreso per cápita de 7.600 dólares anuales, la Argentina quedó en la posición 46 de la tabla general. Es el séptimo en Latinoamérica detrás de Chile (30), Costa Rica (35), Panamá (41), Perú (42) Uruguay (44), México (45). En cambio, Brasil (48), Colombia (62) y Venezuela (71) entre otros, quedaron por detrás.

Además, fue undécimo entre los 19 países del G20 y noveno si se compara los de población mediana –entre 20 y 50 millones de habitantes–, en ambos casos liderados por Australia.

Este último comparativo posiciona nuevamente a ese país de Oceanía y Canadá –segundo entre los medianos– como ejemplo a seguir por la Argentina, que además tiene una geografía similar.

En el desagregado, nuestro país mejoró su posición general en el área de Salud, al quedar en el escalón 34 con una esperanza de vida de 67 años. Ese apartado es liderado por Japón con un promedio de 76 años de edad.

También está apenas por encima de su media general en el ítem “clima político”, justo en el candelero argentino, donde fueron medidas variables como “participación política, libertad de expresión y estabilidad política”.

En cambio, los registros resultaron peores en “calidad de vida”, lista liderada por Alemania en la que se posicionó 52. Este apartado midió el desempeño de los cien países en temas como el desequilibrio –Coeficiente Gini–, igualdad de Género, consumo per cápita, tasa de homicidios, salud ambiental y desempleo.

También quedó relegado al puesto 75 en “dinamismo económico” (el mejor fue Singapur), que midió el crecimiento de del PBI per cápita en los últimos diez años, así como la inversión en conocimiento e innovación.

Pero quizá el índice que mayor explica la actualidad argentina es el destinado a Educación: con una tasa de alfabetismo del 97,2 por ciento y 15,4 años de promedio de escolaridad por persona, el país se encuentre en el peldaño 80 de la nómina encabezada por Finlandia.

Dice el informe estadounidense: “En todo el mundo las posibilidades de éxito en la vida dependen más de sus circunstancias familiares que de cualquier otro factor. A los tres años, los hijos de padres profesionales ya están un año delante de sus pares más pobres. A los 10 la brecha es de tres años”.

El distintivo de Finlandia es la educación personalizada a través de tutores –uno de cada tres alumnos goza de esa ayuda–, pero otros factores que contribuyeron en otros países a sus respectivos rendimientos son una extensión de la jornada escolar (Chile) o la capacitación de los profesores (Singapur).

En Corea del Sur, segundo en el escalafón, gobierno y población se han compenetrado en lograr la igualdad educativa. Los resultados están a la vista: en la década de 1960, la riqueza de Corea del Sur estaba a la par de Afganistán; hoy, es uno de los estados más ricos del mundo.

Perspectivas

Quien escribe esta columna de suscribe la noción de que este gobierno “hizo”, pero bastante menos de lo que podría haber hecho en siete años y monedas.

Sin embargo, una de las decisiones que más allá de los matices debe rescatarse es la Asignación Universal por Hijo (AUH) y su instrumentación, especialmente por la doble meta de paliar el hambre y aumentar la escolaridad.

Ese beneficio otorgado a desocupados y trabajadores no registrados por hasta un total de cinco hijos y a razón de 180 pesos cada uno, alcanzó a 3,4 millones de niños y adolescentes.

Además, redujo sensiblemente los niveles de indigencia y elevó la matricula escolar (entre un 20 y un 40 por ciento según el gobierno).

El acierto fue condicionar el cobro del 20 por ciento de la asignación de este año y la totalidad de lo reservado para el año próximo a la presentación de certificados de escolaridad, control sanitario y plan de vacunación. Atado con esto, el presupuesto educativo alcanzó el 6,5 por ciento del PBI en 2010 desde el 3,9 por ciento en 2003.

En contrapartida, la Argentina no logra progresos en el ranking anticorrupción que elabora Transparencia Internacional. De acuerdo con el último registro el país ocupa el puesto 106 sobre 180.

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