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Un Lorca que regresa en cuarentena para derramar su imprescindible poesía

El actor Pablo Razuk, con texto y dirección de Sabatino Cacho Palma, pone el cuerpo a los últimos momentos del inmanente poeta granadino en “El camino de la fuente”, que desde este domingo estará disponible en Alternativa Teatral en una versión rodada especialmente y a la gorra virtual

Federico en el encierro, en la partida, pero nunca en el olvido. El cuerpo y las palabras del enorme, inusitado e incandescente Federico García Lorca intentan reaparecer, se filtran, lo hacen siempre, como ha pasado desde su desaparición aquél letal 18 de agosto de 1936. Las ocho décadas que separan su muerte del presente, aún con sus huesos ausentes y cuando “las huellas de su impune asesinato permanecen rigurosamente borradas”, no hacen mella en su obra, en su poesía única que despliega, una y otra vez, una vitalidad poco conocida.

Pero hay un actor. Y cuando hay un actor, que además es bueno, y hay un director-dramaturgo-maestro que entiende como pocos la relación dialéctica entre poética y política, el teatro todo lo puede, aunque una pandemia, tan oscura y tan asesina como el franquismo quiera silenciarlo y alejarlo del público, poniendo en riesgo (vaya paradoja tratándose de Lorca) su desmesurada vitalidad.

“No es una pasada del rodaje de una función; la grabamos especialmente para este formato, adaptamos una habitación de mi casa. La filmó mi compañera (la también actriz Marcela Marcolini), la hicimos en el cuarto de los chicos con lo que teníamos, y es una manera de mantener vivo lo que hacemos, de seguir poniéndole el cuerpo a esto que amamos tanto que es el teatro”, se apresura a decir el actor rosarino radicado en Buenos Aires, Pablo Razuk, alguien que sabe de personajes que duelen dado que en otros tiempos le puso el cuerpo a Severino Di Giovanni y años después a Carlos Mugica.

Luego de transitar un largo y singular proceso de ensayos entre Rosario y Buenos Aires, Razuk, junto al maestro rosarino Sabatino Cacho Palma, a quien el teatro rosarino extraña desde hace algunos años, estrenaron el año pasado en Madrid, en octubre, El camino de la fuente, en la sala Umbral de Primavera, un homenaje a Lorca que este domingo, a partir de las 19, estará disponible a la “gorra virtual”, a través del portal Alternativa Teatral, en una versión adaptada especialmente, un poco más acotada que la original, de poco más de 40 minutos.

“Al principio, la estrenamos con dudas e incertidumbre, porque un argentino haciendo Lorca en España podría entenderse como una osadía”, dice Razuk, que además estrenó el espectáculo justo cuando se cumplían cien años del arribo de Lorca a la capital española y en la ciudad se reproducían los homenajes. Pero cuando la osadía es genuina, las cosas suelen salir bien y así pasó con El camino de la fuente, que volvió de España con los ecos de los aplausos y los elogios de la crítica especializada. Y tanto fue así que en febrero regresaron a la tierra del poeta con más funciones, luego de un paso fugaz y poco publicitado por el Parque de España en diciembre último. Pero la pandemia los trajo de regreso al país y el esperado estreno porteño se vio frustrado con el avance de la presente cuarentena y el inevitable cierre de las salas.

Ahora, como en la versión original de la propuesta, hay un actor que está tratando de hacer una obra que el autor original (Lorca) no pudo terminar. Y a su vez en ésta, su versión, no consiguió aún encontrarle el final. “Asumiendo ese riesgo el actor encara una función en la que se propone (cada vez) recuperar el espíritu del poeta, logrando una interpretación y un teatro tan vital como su palabra y al mismo tiempo sabe que a medida que la obra avance (inexorablemente) deberá procurarse un final. Tal vez, su propio final”, sostienen ambos creadores a modo de sinópsis enfrentados en el presente a un material que es el mismo pero es otro, ante esta peste camusiana imperante; una obra inconclusa, sin final, como la vida del propio Lorca, “sin palabras para la ausencia, sólo con la memoria”, tal como dice el personaje en esa sutil alquimia de ser y no ser Lorca que atraviesa toda la puesta.

En esta, la versión “distanciada” y sin público a la vista de El camino de la fuente, Razuk asume un riesgo importante. Y ya se sabe, el riesgo es una de las pocas cosas que le quedan al teatro pero al mismo tiempo es algo que lo vuelve indestructible. El actor logra, entre la tristeza, la futilidad y la desazón que provoca el aislamiento, sostener un texto marcado por el sínodo poético y consigue hacer realidad ese sueño de remar junto a un público imaginado, “en un claro torrente con futuro de mar”,  habitando en el cuerpo de un poeta donde viven todos los demás.

Al mismo tiempo, el teatro y la actuación, como un reloj de arena que no se puede detener pero que necesita de la acción para volver a escurrir su fina materia, vuelven a hablar de sí mismos de un modo casi pirandelliano, donde tiempo y espacio están bajo el dominio de un actor de enorme oficio y presencia escénica, que empuja el pesado muro de la virtualidad, porque el teatro es y seguirá siendo un fenómeno vivo, y lo hace a la hora de actuar, cantar y aportarle cuerpo y voz, incluso, a los personajes yermos de Lorca, con sus finales dulces y terribles.

Es así como la poesía de Lorca, como las “Llagas de amor”, un amor envolvente que tiñe de rojo sangre el final de su recorrido, se va filtrando, va irrumpiendo a partir de una construcción dramática de puro diálogo entre actor y director que, sabiamente, encontraron una organicidad para fundir los textos propios con la poética lorquiana, algo que aparece como el dato más revelador que aporta la propuesta, dado que el texto de Palma es de una belleza desmesurada y Razuk lo dice y lo sostiene maravillosamente.

Es así como el recorrido, entre el disfrute, la nostalgia y la conmoción, aporta una mirada nueva y honesta acerca de esos últimos momentos del poeta cuando casi sin saberlo la muerte lo miraba de reojo, cuando, como en todos los finales, aunque haya que inventarlos, se vuelve inevitable el repaso de los buenos momentos de la vida y de la obra, pero sobre todo, cuando su Comedia sin título, esa que revelaba para él “la fuerza de la sangre”, iba a quedar inconclusa, como su propia vida.

Ya es el final. Un poco más de luz y el pedido de un último abrazo parecieran ser las últimas palabras. Vuelve a aparecer un eco desafiante que miraba al futuro cuándo comenzaba el fatídico y claustrofóbico verano de 1936, tiempo en el cual el bello aroma de los olivos empezaba a dar paso al ruido de la botas y de las estacas, y toda terminaría hundiéndose en un mar de luto. No hay aplausos, sólo silencio.

Para agendar 

El camino de la fuente, con dramaturgia y dirección de Sabatino Cacho Palma, en su versión online, estará disponible desde este domingo a las 19, bajo la modalidad gorra virtual, en el http://www.alternativateatral.com/obra68895-el-camino-de-la-fuente , donde se podrán comprar o reservar las entradas. Quienes adquieran sus tickets virtuales recibirán un link que, por 48 horas, les permitirá ver la obra.

 

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