La Cámara de Kiosqueros y Afines de Rosario y la Región (CKARR) acusa a la empresa Quilmes por prácticas comerciales desleales. Por un lado, advierten que la cervecera les vende a comercios no inscriptos como consumidores finales al mismo precio y hasta incluso mejores que los que están habilitados. Y otra de las problemática, es que la lista de quiosqueros es igual o superior a los costos que tiene el programa Precios Cuidados lanzado por el gobierno nacional.
«Desde la Cámara de Kiosqueros de Rosario recibimos inquietudes de nuestros asociados por parte de la empresa Quilmes. Hace dos meses tuvimos una reunión con el jefe de ventas de la ciudad y le planteamos las problemáticas del sector. No tuvimos ninguna respuesta ni solución», lamentó Marcos De Fillipo, presidente de CKARR.
Y agregó: «Entendemos que a la empresa no le interesa solucionar nada y le dejamos por escrito a Sebastián Chale, Secretario de Desarrollo Económico y Empleo municipal, para que esté al tanto de cómo trabaja Quilmes en Rosario».
Desde el sector sostienen que «la cervecera está financiando el ajuste de tener que vender sus productos más baratos en el supermercado y asfixiando a los pequeños comercios con los sistemáticos aumentos mensuales, dado que no tiene una regulación nacional que establezca límites».
Hoy, en un quiosco de cercanía, una cerveza clásica Quilmes de un litro sale 150 pesos (y más también) y una lata de 473 c.c cuesta unos 100 pesos. «Desde noviembre del año pasado hasta ahora subió un 51%», indicó el referente de la cámara local.
En referencia al programa Precios Cuidados, De Fillipo dijo que «están dispuestos a participar, pero si la empresa no les brinda las herramientas para que podamos tener un precio igual a los que tienen las grandes cadenas de supermercados, no sólo los perjudicados son los quiosqueros sino también los consumidores».
Además, De Fillippo explicó que en los últimos meses las ventas cayeron alrededor de un 40% al no haber actividad escolar presencial.
«La mayoría de las personas, durante enero, se vuelven a sus pueblos o se van de vacaciones. Si la empresa sigue trabajando y actuando de esta manera, van a generar que muchos quioscos cierren sus persianas definitivamente. No es que una persona se queda sin trabajo, sino que de un pequeño comercio vive una familia», cerró De Fillippo.