Por Julio César Luna* Especial para El Ciudadano
En febrero del año pasado, desde Laboratorio de Socióloga Clínica de la Facultad de Humanidades y Artes, advertíamos sobre el agravamiento acelerado de la crisis social que estábamos viviendo los argentinos. Hoy, distintos economistas están remarcando el nivel de endeudamiento de las familias. Datos de varias entidades, tanto públicas como privadas, ponen de manifiesto la gravedad del nivel que está alcanzando.
Según datos del Banco Central de la República Argentina y del Ministerio de Capital Humano, los argentinos pasaron de endeudarse con el sistema bancario en unos 2 millones de pesos el año pasado a 3,7 millones de pesos durante este año. Casi el doble. Como dice el periodista económico Alejandro Bercovich, la deuda funcionó como un pulmotor del consumo.
De acuerdo a un informe que el Instituto de Tendencias Estadísticas y Sociales Económicas (IETSE) publicó en mayo último, el 91% de los hogares argentinos tiene algún tipo de compromiso financiero.
Endeudarse para el día a día: una bola de nieve
Las tarjetas concentran el 30,5% del endeudamiento total. El 58% de ese monto, las familias lo destinan en gran medida a la compra de alimentos. Le siguen gastos en indumentaria, combustible y servicios.
Pero lo más grave es que el 76% de las deudas se encuentra en mora o en instancia judicial. El porcentaje de casos judicializados subió a un 6% interanual. Como correlato, un 15% de los hogares ya sufrió embargos sobre su sueldo, bienes o cuentas.
Esta radiografía nos indica que estamos viviendo una crisis que, de mantener el mismo ritmo, retrotrae a la debacle económica de los `90.
Desde mayo a septiembre, los porcentajes de morosidad y los embargos han crecido significativamente con todas las consecuencias que trae en los hogares.
El sufrimiento que no computan las planillas Excel
Algo que, tanto las planillas Excel como los fríos números no reflejan, es que detrás de cada cédula judicial, intimación o embargo hay familias que sufren crisis profundas. La desazón se apodera de ellas y estas circunstancias económicas y sociales suelen dar origen a ciertos tipos de neurosis.
Hasta el momento y dado que los procesos judiciales llevan tiempo, no se ha llegado a las instancias de remates de viviendas. Hoy podemos evitarlo con un sencillo trámite gratuito que se realiza a través del Registro Provincial de la Propiedad Inmueble de Santa Fe, para lo cual se requiere solamente la escritura del inmueble, el DNI y una boleta de API.
Esta herramienta con la que hoy contamos, cual es la inembargabilidad de la vivienda única, es producto de una lucha que comenzó en nuestra ciudad en los `90, cuando originariamente se conformó el Movimiento en Defensa de la Vivienda Única, del cual fui parte, que tenía como objetivo frenar la consecuencia de los embargos judiciales que hacían las entidades bancarias por créditos y deudas por tarjetas sobre nuestros inmuebles.
Ana Galmarini y la lucha que dejó huella
Un párrafo aparte, y desde lo personal: no puedo dejar de mencionar y reconocer el respaldo, en aquel entonces de Ana Galmarini, dirigente del Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha, de quien hoy tuve la triste noticia de su fallecimiento.
Ella supo contagiar ese espíritu de lucha en momentos de desesperanza, de desahucio, tal como se denomina a quien pierde su propiedad en manos de un acreedor. También estuvo presente cuando paramos el primer remate en los tribunales de Rosario, cantando el himno para frenar la subasta. En esa ocasión intervino su abogada, dado que fuimos víctimas de una violenta represión policial. Nos asesoró con un extraordinario compromiso, desde el comienzo de nuestro accionar como Movimiento.
Fue una lucha muy dura esa de un puñado de deudores que tuvieron que vencer la vergüenza social que implica reconocerse como tales. Y así salir a poner el cuerpo ante la injusticia derivada de que un banco rematara tu casa propia por una deuda con tarjeta de crédito. Por comprar un electrodoméstico y no haberlo podido pagar, y ello porque tu sueldo no alcanzaba ni siquiera para lo básico.
Si miramos esta lucha desde la óptica del sociólogo y escritor colombiano Orlando Fals Borda, romper con la vergüenza fue romper con un instrumento de dominación cultural y particularmente un instrumento de dominación económica.
*Sociólogo – Director del Laboratorio de Sociología Clínica de la UNR
