Sola, desolada, alocada, eufórica, angelada, amada por el público, melancólica y ahora confinada. Mariquena del Prado, ya mucho más que el gran alter ego del talentoso actor, director teatral y capocómico Horacio Sansivero, al que todos creen rosarino más allá de que es oriundo de Firmat, está de regreso en un tiempo donde la distancia es un obstáculo a superar y donde no hay abrazos ni momentos compartidos.
“Va a ser un café concert para disfrutar por streaming”, dice de inmediato Horacio, el actor que convive con Mariquena en su cuerpo desde los años 90, en los comienzos de su carrera. Y así será que este domingo 1° de noviembre a las 20, “de Firmat al mundo”, la fulgurante estrella que supo brillar en los pequeños escenarios que la vieron nacer como en las grandes marquesinas del teatro de revistas de las principales ciudades del país ofrecerá Mariquena del Prado confinada hasta el caracú, una propuesta que estará disponible a la gorra virtual hasta el 3 de noviembre inclusive, con aportes económicos que arrancan desde los 300 pesos.
Como pasó con gran parte de colectivo teatral del país y del mundo, ante la ausencia de espectáculos presenciales, la virtualidad no aparecía, en principio, como una opción. “Para que caretearla o chamullarte, estoy invadido por el dolor. Este duelo tremendo y global en el que estamos todos, me tuvo hasta hace un tiempo bastante paralizado, y el streaming como forma, como manera de comunicar, no me seducía en lo más mínimo”, dijo con su habitual honestidad Horacio Sansivero a El Ciudadano.
“De entrada –continuó–, fue la negación al reemplazo de mi forma de trabajo de toda la vida que siempre fue el contacto. Yo siento que soy un artista muy representativo de lo presencial, porque entre los espectadores y yo no hay sólo miradas. Siempre hubo, además de esas miradas, abrazos, manos apretadas yendo hacia el escenario, sentadas en la falda en sus lugares en la platea, besos, juegos físicos en el escenario; en definitiva un contacto físico”.
Respecto del lenguaje y de las formas que encontró con el correr de los años para vincularse con ese público de cara a este presente de distanciamiento, destacó: “Lo mío siempre fue la improvisación, el aquí y ahora, el espectador reaccionando ahí y yo reaccionando ahí; ese siempre fue mi universo. Y de pronto la cárcel, el encierro, la falta absoluta de libertades escénicas, la ausencia. Confieso que de entrada me negué a reemplazar todo aquello, porque lo aceptemos o no, el streaming aparece para reemplazar todo aquello, al menos por el momento, y yo, como creo que casi todos, detestamos el reemplazo, porque la idea de reemplazar es triste desde el vamos”. Y profundizó: “El 2020 es un año plagado de reemplazos, porque el covid reemplazó al resto de nuestras preocupaciones, el streaming reemplazó al teatro presencial, el WhatsApp las charlas en el sillón de casa, el codo reemplazó al beso y el alcohol el gel al mate. Y así todo: enloquecedor modo de vivir nos ha tocado, entonces, de entrada, no quería saber nada. Pero después la Mariquena que soy, o que también soy, pudo más y me convenció. Mariquena me dijo: «Intentá, capaz que en medio de tanta noche dolorosa y tanta mañana desahuciada, encontrás algo que te divierta un poco. Y así fue”
Volver al principio
Cómo es la vida de una pandémica paranoica en cuarentena, cuáles son sus rutinas más disparatadas, en qué se piensa mientras se vive encerrado. Las respuestas a estos interrogantes aparecen en Confinada hasta el Caracú, un café concert virtual en el que Horacio y Mariquena encuentran los resquicios para filtrar el humor alocado, extravagante, divertido y por momentos sin sentido que los caracteriza en el contexto del singular aislamiento en el que transcurre la obra y la vida. “De a poco me fui dejando llevar con la idea de volver a mis raíces, al texto escrito, al monólogo y la escena, y fui volcando todo eso en un imaginario audiovisual, pensando cómo sería una hora «audiovisual» de Mariquena del Prado. Me fui seduciendo cada vez más con esa parte creativa que estaba medio desvanecida, y hoy lo veo como un triunfo personal, porque mucho más allá de los resultados estéticos y profesionales, a nivel personal, logré recuperar ese entusiasmo, esa manera pasional de jugar mi juego. De hecho, encontré un juego nuevo que me gusta, me contiene y me apasiona”, destacó.
Y hablando de volver a los inicios, en el imaginario del actor volvieron los años de café concert en los bares de Rosario a mediados de los años 90 cuando todo era riesgo y novedad. “Fue cuando le busque un título, que me fui de nuevo a aquellas charlas con mi amigo Chuchú, Mimi Nervios (el actor Sergio Escobar) en los 90, y busqué un título que me divierta a mí antes que a nadie, que me sonara genuino, barrial, popular, alocado, que me represente, que tenga ese toque de mujer atrapada por la tragedia que es Mariquena, y que sea poco glamoroso y bastante bizarro, que en definitiva es lo que soy yo. Y me dije: Confinada hasta el caracú”.
La primera propuesta virtual de Mariquena del Prado responde, más allá de la virtualidad, a un formato de concert clásico. “Mantengo la misma estructura de siempre, porque el eje es Mariquena, siempre es hilo que une. Entonces me voy a presentando a mí misma, que voy recorriendo diferentes textos, algunos míos y otros de rosarines que me han ayudado, como Alejandra Gómez, Fer Blasco y Ofelia Castillo. Y hay temáticas sobre las que me basé, que son el encierro y la soledad, la inevitable paranoia, algo que me llamó mucho la atención en todo este tiempo que fue la gran influencia de lo numérico, la cantidad de cifras con las que todos y todas vamos midiendo la realidad. Y después, algo muy interesante, es el lugar desde donde parto, que es Firmat, que es donde estoy, donde pasé la mayor parte de la cuarentena que en un comienzo me agarró en Mar del Plata sobre el final de la temporada”, se explayó el actor. Y evocó: “Acá en Firmat me metí en el mítico y antiguo Bar Cervantes que lógicamente estaba cerrado, y allí adentro, en ese clima de mesas y sillas vacías y de escenario sin nadie, en esa tristeza absoluta, empecé a soñar este show con nadie, con el fin de que virtualmente se convierta en un show para muchísimos”.
Un personaje amado
Con Mariquena de Prado, Horacio Sansivero recorre los escenarios del país en las últimas dos décadas. Participó de revistas junto a Carmen Barbieri, Moria Casán, Flor de la V, Raúl Lavie y Sergio Denis, y tiene en el haber quince temporadas en Mar del Plata, diez en los inviernos de la Termas de Río Hondo y diferentes propuestas artísticas en Rosario y Villa Carlos Paz, varios premios como el Estrella de Mar y por encima de todo, el amor incondicional del público.
“Hice mucho, de todo, teatro de texto en sala, shows guionados en espacios no convencionales, show para nada guionados en experiencias de improvisación absoluta, conducción de eventos, animación de miles de cumpleaños y casamientos, en garages, en livings, patios y performances hasta en la puerta de una iglesia, con novios, padrinos y el cura incluido (risas); hice teatro para treinta y teatro para mil”, rememoró el actor.
Y finalmente profundizó: “Está vez, todo eso pasó a ser parte de otra historia, como de otro mundo, y ya no vale colgarse los galardones porque de pronto todo eso dejo de ser importante y lo que se prioriza ya no es el ego, sino la necesidad de un abrazo. Es muy loco: hace siete meses que no abrazo y que nadie me abraza; pensar en todo lo demás es imposible. Tampoco soy quien hace las mismas cosas que hace un año. Esto es casi como prender una vela y empezar a buscar rostros, alguna sonrisa, rescatar alguna risita, acariciar desde lejos a alguna abuela o abuelo, volver a encontrarnos; no sé si con aquél humor estridente o con la carcajada, porque está costando mucho la carcajada, pero sí con la esperanza. Todo es una controversia, una contradicción, todo es miedo. Todo es caos y algunas cosas salen bien y otras salen mal, esto es guerra, es terremoto. Hoy lo importante está en el trabajo de cada médico, de cada personal de salud, hoy lo importante está ahí. Pero también necesito asomarme, y ojalá lo que yo haga, que es ínfimo y no es falsa modestia, sirva para entretener un rato a alguien. A cada uno de los que están encerrados como estoy yo, que ya estoy un poco menos triste, y de verdad que mi único anhelo es contagiar a alguien con un poco, apenas, de fe”.
Para agendar
Mariquena del Prado confinada hasta el caracú debutará este domingo 1° de noviembre, a las 20. Los tickets de gorra virtual se pueden adquirir en https://www.passline.com/eventos/mariquena-del-prado. La propuesta estará disponible a hasta el 3 de noviembre inclusive, con aportes económicos que arrancan desde los 300 pesos. El show cuenta, desde la producción, con el trabajo de Braian Gonzalia y Mariano Panichelli, Santiaguito Medina en la edición, Tomas de la Vega en la cámara, Silvana Pellegrini en asistencia de producción, Martín de Poss y Gaby Girls en el vestuario. Las fotos pertenecen al artista digital rosarino Alberto Jacob y la gráfica es de Male Balbazoni.