El amotinamiento de los 14 presos alojados en una pequeña sala de la comisaría 30ª, ubicada en el Fonavi que divide los barrios Parque Casas y Parque Field, en la zona norte, puso la voz de alarma en quienes se despertaban ayer para llevar sus hijos a escuelas o ir a trabajar. Es que la zona de Superí al 2400 se llenó de patrulleros “para proteger la zona” luego que los alojados en la celda–penal se negaran a ser requisados y se descubriera un pozo debajo de una letrina rota, lo que podría ser “el comienzo de un boquete”. Pasadas las 8, luego de la mediación de la Coordinadora de Trabajo Carcelario, la totalidad de los reclusos fue trasladada a otros lugares, dentro del departamento Rosario. Hace poco más de 13 años, una fiscal había calificado al penal de esa seccional como “una mazmorra de la Edad Media”, luego de una masiva evasión (ver recuadro). Años después, tras repetidas fugas y pedidos de hábeas corpus, la CTC logró que se determinara que la celda de conflicto, que mide 4×3 metros, sólo aloje en forma temporaria hasta 4 personas. Pero ayer la cantidad triplicaba esa cifra. “Estamos ante una nueva situación de superpoblación carcelaria y desde la provincia nadie pretende tomar cartas en el asunto”, precisaron miembros de la CTC. En tanto, desde la UR II indicaron que “no se puede asegurar que se quisieran fugar”.
Todo comenzó durante la madrugada de ayer en la seccional ubicada en Superí 2484, cuando el personal de guardia se proponía a requisar la celda–penal donde conviven 14 personas, pero éstos trabaron la puerta y se negaron a permitir el acceso. “Los presos no nos dejaron entrar y dijeron que sólo pensaban negociar cuando venga gente de la Coordinadora de Trabajo Carcelario”, señalaron fuentes de la comisaría 30ª.
Por dicha situación, a las 8 de ayer militantes de la CTC se presentaron en el lugar y dialogaron con los detenidos, quienes rato después accedieron a liberar el lugar, ante la promesa de ser trasladados a seccionales con calabozos en mejores condiciones.
“La mitad de los internos solicitaban ser reubicados, mientras los restantes pretendían quedarse”, indicó una vocera de la CTC. “En general, la gente que está presa en comisarías pide quedarse en el lugar porque está más cerca de su familia, pero la situación en la 30ª es tétrica por las condiciones edilicias; así que logramos que tres de los siete presos que solicitaban ser trasladados fueran llevados al penal de Piñero, mientras que los cuatro restantes –junto a los siete que manifestaron su deseo de quedarse en el lugar– fueron reubicados en comisarías de la zona norte”, señalaron fuentes del caso.
La decisión de trasladar a quienes querían permanecer en ese sitio se tomó luego de requisar la celda amotinada y comprobarse que las bisagras de uno de los portones de acceso a la celda habían sido arrancadas y que, debajo de una letrina rota, había un pozo que podría ser un principio de boquete. “No podemos afirmar que el agujero era para fugarse; muchas veces los presos rompen cosas para lograr ser escuchados”, señalaron fuentes del caso.
Celda sin preparación
En relación con la situación de los detenidos que se amotinaron, desde la CTC fueron tajantes: “En el último fallo que tuvimos sobre el tema en el 2007, luego de que presentáramos un habeas corpus, autoridades de la Unidad Regional II determinaron que la celda del conflicto, que mide 4 metros por 3, no está preparada para que viva gente, indicando que solo transitoriamente se puede alojar 4 personas. Estamos ante una nueva situación de superoblación carcelaria y desde la provincia nadie pretende tomar cartas en el asunto”, opinaron miembros de la Coordinadora de Trabajo Carcelario.
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