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Un muerto y tres heridos en barrio Municipal

Solitario atacante vació cargador de una ametralladora sobre cuatro muchachos que estaban sentados en el ingreso a una de las torres de barrio Municipal: hubo un muerto y tres heridos. Suponen venganza por crimen de Tubi Segovia en Coronda.

 

Este mes, la saga del sur no dejó de acumular cuerpos. A los diez crímenes y los ocho baleados de estos 28 días, en la tarde de ayer se sumó un nuevo ataque a balazos que dejó un muerto y tres heridos en barrio Municipal. En un principio, una de las hi-pótesis fue que se trataba de los tradicionales enfrentamientos entre los Caminos-Segovia (con apoyo de la banda de Los Monos) y los Ungaro-Funes que llevan más de una década para establecer cuál de todos se queda con el liderazgo del territorio en la zona sur. Los primeros días de abril, los investigadores no dejaron de lado esta idea pero sumaron un posible ajuste interno en la propia facción Caminos-Segovia, por deslealtades.

A mediados de mes, esa hipótesis perdió fuerza tras el triple crimen de Granadero Baigorria, la ejecución de Mo-co Reinoso en barrio Saladillo y el asesinato de Tubi Segovia esta semana en la cárcel de Coronda. En estos últimos casos, los pesquisas empezaron a advertir señales de un nuevo bando o que quienes parecían llevar las de perder tienen ahora un refuerzo que emparda la logística y la inteligencia del grupo Caminos-Segovia-Cantero para quedarse no ya sólo con la zona sur de Rosario sino avanzar en otros territorios. En el ataque a balazos de este viernes, los investigadores no tienen tantas dudas. Fue un ajuste dentro de la facción Caminos-Segovia, por el asesinato del líder de este último grupo.

Eran casi las 18 de este viernes. Todos los vecinos de la cuadra de avenida Abanderado Grandoli al 4900 estaban en la vereda para intentar calmar el calor de este otoño. En la zona conocida como Las Pasarelas o los ABC charlaban Chicho, Tommy, Leo y Picachu.

Un pibe en una Tornado paró a unos 30 metros; se bajó, y abrió fuego con una ametralladora contra el grupo de amigos, dijeron los vecinos. A los investigadores, los testigos les dijeron que los homicidas llegaron en un auto color bordó. Después, la mecánica del ataque fue coincidente entre las fuentes del barrio y los voceros oficiales.

Ricardo “Chicho” Ezequiel Gómez, de 28 años, recibió varios tiros, uno de ellos fue en la cabeza y cayó muerto en el acto. Tomás “Tommy” E., de 18, no llegó a reaccionar, recibió un balazo en el pecho y se desplomó al lado de Chicho. Leo y Picachu corrieron lo más rápido que pudieron, pero no alcanzaron a esquivar la ráfaga.

Lucas “Picachu” V., de 28, recibió un tiro en el brazo y Leonardo “Leo” F., de 45, fue herido en el glúteo y en una pierna. Quedaron internados en diferentes centros de salud de la ciudad. Los médicos del Heca informaron que, al cierre de esta edición, el estado de salud de Tommy era gravísimo.

En el lugar, el personal de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI) recolectó 30 vainas servidas calibre 9 milímetros. Además, el fiscal Luis Schiappa Pietra se presentó en el lugar y ordenó una serie de medidas a los investigadores para dar los homicidas.

La angustia y la desesperación de los habitantes de barrio Municipal no les nubló el sentido común: el rumor que se corrió fue que la gente Rubén “Tubi” Segovia, el muchacho de 29 años oriundo de Tablada que fue asesinado a traición en el pabellón 8 de la cárcel de Coronda el martes pasado, fue a cobrarse el crimen de su líder. “El muchacho muerto y los tres heridos son del barrio. Dijeron que van a matar a todos los del Municipal. Que cualquiera está en la mira”, repitieron con malestar algunos vecinos. Esta teoría fue respaldada por un hermano de Chicho, quien lo describió con un laburante que no se metía con nadie.

Una fuente de la investigación agregó que Chicho tiene otro hermano que está detenido en el pabellón 2 de Coronda. En el 2 y el 8 están alojados los integrantes de la banda de Alexis Caminos, quien mantenía una sociedad con Segovia, al menos hasta el día de su asesinato.

 

Las idas y los vueltos

El 3 de abril pasado, Juan Carlos “Carancho” Flores Caminos, de 56 años, fue acribillado en la puerta de su casa de Cervantes al 300 de Villa Gobernador Gálvez. Carancho era un histórico distribuidor de drogas de Tablada, quien se había mudado de Alem al 4000 a la vecina localidad hacía un año y medio para evitar ser blanco de las balas. Supo que lo buscaban en diciembre pasado, cuando motociclistas mataron a tiros a su yerno, Alberto Menéndez, en el mismo lugar donde lo encontró la muerte este abril. Tras el crimen de Carancho, desconocidos acribillaron a balazos a José “Pepón” Pérez en Patricias Argentinas y Garibaldi (a pocas cuadras de Alem al 4000). Voceros del caso indicaron que se equi-vocaron de blanco: los tiros eran para familiares de una transera conocida como Grin-ga, quien responde a las filas de los Funes.

Una hipótesis de los investigadores fue que Carancho siguió con el narcomenudeo en Villa Gobernador Gálvez y a la vez cometió el error de pasarse de bando. Por eso el rumor más fuerte tras su ejecución apuntaba que los autores habían sido los Caminos-Segovia. Otros detectives no creen esta versión y apuntan a que los homicidas respondían al otro bando.

El 10 de abril, Bruno C., de 24 años y sobrino de Carancho, quedó internado grave tras recibir cinco tiros frente al histórico búnker de Alem al 4000. Tras el ataque cayeron dos jóvenes en Lamadrid al 400 bis. Al día siguiente y a tres cuadras de la boca de expendio, fue baleado Emanuel N., de 24 años, en Necochea y Doctor Riva. También fue herido un pibe de 17 años, integrante del bando de Grandoli en Esmeralda y Garay, junto con un hombre de 39 años. El 13 se conoció el tercer crimen: Carlos Fabián Armanino, de 26 años e integrante de un clan asociado con los Funes, fue ejecutado en Chacabuco y Presidente Quintana, también en Tablada. Ese mis-mo día se conoció otro homicidio cuando los uniformados hallaron en Ibarlucea el cuerpo acribillado de Alan “Garrafa” Pedraza, de 20 años y con domicilio en Grandoli. A las 24 horas, los disparos vol-vieron a resonar y dejaron otros tres baleados en Biedma y Colón.

El lunes 16 de abril, tres hombres fueron acribillaron a balazos. Gerardo Abregú, alias Abuelo, iba al volante del Chevrolet Corsa gris. Lo acompañaban los hermanos José y Ezequiel Fernández, conocidos como Grasita y Parásito. Este último vinculado con un secuestro extorsivo de septiembre pasado en complicidad con el líder de Los Monos Ariel “Guille” Cantero desde prisión. Ese día, ningún investigador se animó a confirmar que el ataque fuera contra gente de Los Monos, ya que entre varias teorías sobre un ajuste narco se barajó un conflicto dentro de la organización.

El jueves de la semana pasada fue el turno de Cristian Javier “Moco” Reinoso, cuando los ocupantes de una moto y un Fiat Siena le dispararon con una ametralladora a la altura de su vivienda de Dinamarca al 500 bis. Se escucharon medio centenar de disparos en barrio de Saladillo. Moco, de 37 años, falleció por dos tiros en el tórax, su pareja Joana S. quedó internada grave por un disparo en la cara y su hijo de 9 años fue alcanzado por un proyectil en el pie.
Moco había sido el mejor amigo del Pájaro Claudio Cantero, asesinado en 2013. Aunque era de La Granada vivía en casa de su suegra, procesada en la causa Los Patrones y tía de la pareja de Guille Cantero.

Para los investigadores, el crimen de Moco Reinoso se transformó en el segundo allegado a Guille Cantero en ser asesinado en pocos días. El tercero fue, el martes pasado, Tubi Segovia.

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