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Un nene de 5 años legalizó su cambio de género

Tito, un nene de 5 años que vive con su familia en Mar del Plata, legalizó el lunes pasado su cambio de género en el Registro de las Personas de esa ciudad. Ese trámite permitirá al niño tener un nuevo DNI con un nuevo nombre en unos diez días. El nombre elegido se resguardará para la intimidad

Tito, un nene de 5 años que vive con su familia en Mar del Plata, legalizó el lunes pasado su cambio de género en el Registro de las Personas de esa ciudad.

La primera vez que mostró en desacuerdo con la identidad que le habían asignado por tener genitales femeninos fue a los dos años, cuando se negó a que lo llamaran “princesa” y se reivindicó como “caballero”. A partir de allí su mamá y su papá empezaron a asesorarse y acompañaron al nene en el camino que se inició en ese momento y que terminó esta semana con la rectificación de género en su partida de nacimiento.

La historia de Tito se conoció públicamente hace unos meses, cuando el diario La Capital de Mar del Plata publicó una nota que contaba la historia de Tito, un nene tras que hoy tiene cinco años.

Ser transgénero es tener una identidad de género que no coincide con el sexo biológico con el que se nace. Tito, por ejemplo, nació con genitales femeninos, pero se autopercibe varón. Su mamá y su papá, Guadalupe y Matías, empezaron a prestar atención a eso hace unos años.

Tito no quería vestirse como su hermana mayor, ni peinarse de esa manera. También empezó a hablar en masculino para referirse a sí mismo y, en los juegos, interpretaba los roles masculinos. Además, empezó a planificar las cosas que haría “cuando sea nene”. En el jardín, sus amigos eran varones. Y un día, dijo que ya no se llamaba del modo en el que lo habían bautizado sus padres: “Yo soy Tito”, les comunicó cuando tenía apenas 3 años.

Guadalupe y Matías empezaron a hacer consultas con psicólogos y especialistas. Uno de los profesionales les dijo que Tito era un nene trans. A partir de allí, comenzaron a leer, a estudiar, a entender de qué se trataba ese mundo nuevo que se les abría y así poder acompañar, contener y facilitar este tránsito a su hijo. Se pusieron en contacto con el caso de Luana, la primera nena trans del mundo en hacer una rectificación de género en su DNI, en 2013, cuando tenía seis años. Ese fue el final de un camino para Tito y, a la vez, el inicio de uno nuevo.

Según el diario La Capital de Mar del Plata, el lunes pasado Tito legalizó su cambio de nombre en el Registro Provincial de las personas de esa ciudad. Lo hizo acompañado por sus papás, su hermana de ocho años, profesionales integrantes de la Asociación por un Mundo Igualitario (AMI) y docentes y compañeros de su colegio (una institución educativa privada donde a lo largo de todo este proceso se hicieron charlas sobre el tema).

La rectificación de género de la partida de nacimiento es un trámite administrativo simple que está previsto en la ley 26.743, de Identidad de Género, sancionada hace 7 años. La mamá y el papá de Tito debieron completar y firmar un formulario en el que solicitaban la modificación del género y el nombre que figuraban en la partida de nacimiento de su hijo menor. Lo mismo hizo Claudia, abogada integrante del Instituto del Niño y Adolescente del Colegio de Abogados local. Tito también debió dar su conformidad.

Ese trámite permitirá al niño tener un nuevo DNI con un nuevo nombre en unos diez días. El nombre elegido se resguardará para la intimidad de la familia.

Para hacer el trámite, la familia estuvo acompañada, además, por la abogada de Ami, Claudia Vega, el psicólogo Jorge Visca y Samuel, activista por los derechos de la comunidad LGBTI+.

Vega, la abogada que acompañó a la familia durante el proceso administrativo, destacó la necesidad de que el Estado ponga en práctica lo que la ley establece hace más de siete años.

“Vemos lamentablemente una ausencia del Estado en políticas de visibilización y en la implementación acabada de cada una de las leyes que garantizan y protegen estas identidades y estas vivencias. Hay que seguir acompañando su inserción de la ley en la sociedad y una participación del Estado más activa: no se conocen las identidades trans y se cuestionan estas infancias cómo si no supieran manifestar cómo sienten”, dijo a La Capital de Mar del Plata. “Si no cuestionamos a los niños y niñas heterosexuales, no tenemos por qué cuestionar otras identidades. Ese sentir es el que el Estado debe acompañar y correr el velo del adultocentrismo”, agregó.

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