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Un nexo a punta de fusil FAL

Investigadores bonaerenses y santafesinos vinculan a un nicoleño apodado Polaco con dos golpes: el sangriento asalto al blindado en Garín y el crimen del sargento Julio Mariño en Granadero Baigorria. Ataque al blindado: uno de los prófugos participó de una toma de rehenes

Por: Daniel Schreiner

La espectacularidad del golpe de los asaltantes que mataron al sargento retirado Julio Mariño en Granadero Baigorria el pasado 25 de noviembre brindó de inmediato, a la par del dato sobre la utilización de un fusil en este asalto, una pista que comenzó a vincular a esta banda con la que dos días antes consumó un no menos sangriento golpe –aunque frustrado– sobre el blindado que trasladaba a San Nicolás veinte millones de pesos, episodio que terminó con dos policías asesinados a punta de FAL. Con el correr de los días, hubo megaoperativos en territorio bonaerense y, esta semana, la detención de tres hombres acusados de formar parte de aquella banda. Pero tanto para la Policía Bonaerense como la de Santa Fe existe al menos un eslabón que vincula a ambas organizaciones delictivas: un nicoleño de 40 años que responde al alias de Polaco y sobre quien pesa la sospecha de haber participado en ambos golpes.

El fallido asalto al blindado en la autopista Panamericana, a la altura de Garín, causó conmoción por el poder de fuego de los pistoleros y por su acción destinada a matar a dos policías nicoleños, Rubén Fangio y Darío García, que marchaban en sendos móviles de custodia incluso antes de que el chofer del blindado atinara a hacer alguna maniobra escapatoria. Las imágenes se vieron en todo el país: el conductor del camión toma una colectora al verse cercado y se detiene, al parecer por una falla mecánica. Los tiros de fusil no llegan a romper la ventanilla del blindado y los asaltantes optan por huir sin concretar la faena.

Cuarenta y ocho horas más tarde, un auto en el que marchaba un portavalores del frigorífico FinLar –luego se determinó que era presidente de la empresa– y el custodio Mariño fue interceptado a la vera de la autopista General López, en Baigorria, cuando tomaba la ruta 34S proveniente de la localidad de Andino. Allí, un Ford Focus lo embistió desde atrás y una camioneta Toyota Hilux le cortó el paso por delante. Según se desprende de la investigación, Mariño atinó a desenfundar su arma y disparar, pero desde la camioneta uno de los ladrones lo terminó asesinando de un tiro de fusil que le ingresó por la nuca. Los asaltantes se hicieron con el botín –oficialmente eran 40 mil pesos pero diferentes versiones lo ubicaron en seis cifras– y huyeron en la pick up doble cabina, que apareció dos días después en barrio Alberdi. El Focus fue abandonado en la escena del crimen por la banda y, según las pericias, al menos un proyectil 7.62 (de FAL), impactó en su fuselaje.

La sospecha de los investigadores bonaerenses es que la banda que golpeó sobre el blindado está capitaneada por un ex integrante de la Superbanda de Luis “Gordo” Valor, que responde al apodo de Pelado y que a fines de mayo pasado violó su arresto domiciliario –cumplía condena por el sangriento golpe al blindado en La Reja en 1994– para mantenerse prófugo. Según esta hipótesis, la organización reunió a dos células: una integrada por bandidos de la zona sur del conurbano bonaerense y otra en la zona norte, más precisamente de San Nicolás, de donde era la dotación del Banco Provincia y la Policía Bonaerense que trasladaba el dinero, y de donde se sospecha que alguien vendió el dato.

En la última semana la Policía apresó a tres supuestos integrantes de la banda, Manuel Carrizo, Raúl Díaz y Oscar Gómez, ubicados en el lugar del hecho a partir de la activación de sus celulares. Incluso se presume que uno de ellos fue abandonado por la organización delictiva allí antes del escape, porque debieron deshacerse de un auto y no entraban todos en el otro vehículo que les quedó a mano. Un cuarto acusado, Ricardo Quatrocchi, apareció ahorcado en su casa de la localidad bonaerense de Boulogne tres días después del golpe. Y en el velorio surgieron datos que permitieron a la Policía afinar la pesquisa. Según esta misma versión, hay otros cinco integrantes de la banda que se mantienen prófugos, todos ellos nicoleños.

“Bandón y la madre”

La Policía rosarina mantiene tres pistas diferentes sobre los presuntos autores del crimen de Mariño, aunque todas ellas se aportan a la investigación que lleva adelante la División Judiciales, a las órdenes de la jueza de Instrucción Alejandra Rodenas. En todas se sostiene que la que actuó fue una banda mixta de locales y foráneos, pero una de ellas tiene un nombre que coincide con las sospechas en el golpe al blindado: el Polaco.

Descrito como un “terrible cañero”, que conduce “un bandón y la madre”, con “muy buenos pilotos” y estrechos vínculos con pistoleros rosarinos, el Polaco tiene pedigrí de pirata del asfalto. Un viejo comisario lo rememora como uno de los que cayó en 1995 con José Marcatelli, acusados de asaltos en Máximo Paz y Pavón Arriba, un golpe a una casa de turismo de Arroyo Seco y dos robos de autos (ver recuadro). Otro oficial recuerda que tres años atrás marchó preso en San Nicolás cuando, a bordo de un camión con herbicidas robados, se tiroteó con la Policía hasta que terminó tras las rejas. Para la misma época, lo ubican con Marcatelli en un golpe a una financiera de Villa Constitución, con un botín de 200 mil pesos, pero allí ni siquiera fueron imputados. “Tenemos que no hace tanto cayó en una provincia cuyana”, describió otro uniformado.

El Polaco está apuntado en la hipótesis de que una banda foránea fue la autora del crimen de Mariño, en la que los cómplices locales habrían brindado logística y cobertura tanto antes como después del asalto. Aunque en las otras dos pistas se sostiene que una banda local pudo haber alquilado un fusil FAL, tal vez en San Nicolás, para cometer el golpe en Granadero Baigorria. De todas maneras, en el Focus que los ladrones abandonaron se hallaron bolsas y tickets de supermercado que los ubican en la ciudad allende el arroyo del Medio.

Narcobuchones

En estas dos últimas hipótesis suenan los apodos de viejos conocidos de las crónicas policiales locales, todos de alrededor de los 40 años y que han participado de golpes “importantes”. Pero un investigador brinda un panorama que echa escepticismo sobre el estado actual de la pesquisa: “Por ahora todo es información de calle, que no tiene material probatorio. Llueven las pistas falsas de ex o actuales cañeros que además se dedican al narcotráfico e intentan ensuciar a algún rival. Por ejemplo: llegó el rumor de que había sido un pesado, que a la vez no podía ser ubicado en ningún lado, pero una fuerza de frontera informó que el día del crimen de Mariño estaba en el río Uruguay haciendo vaya a saber qué cosa”.

“Mariño era un policía que se la bancaba y conocía a todos los choros pesados. Para mí lo mataron porque los reconoció. Sacó el arma y alcanzó a tirar, pero tenía puesto el cinturón de seguridad, lo que es muy raro: seguro que no sospechaba nada raro. Cuando quiso tirar hacia atrás, adonde estaba el Focus, lo alcanzó un tiro de FAL en la nuca. De todas maneras, pasó como en Buenos Aires: el tirador casi mata a algún cómplice que quedó en la línea de tiro, porque un plomo dio en el block del Focus”, dijo un oficial de la UR II.

Un vocero del caso explicó que está previsto que una comisión de peritos de la Bonaerense llegue a Rosario para comparar las vainas servidas calibre 7.62 incautadas tras el crimen de Mariño con las que se secuestraron tras el golpe al blindado. “La Toyota tenía tres tiros en la puerta, pero no son de vieja data: son disparos del hecho en Baigorria. La robaron el 21 de noviembre en Campana, especialmente para el golpe de Baigorria. Y el Focus había sido robado en Capital Federal”, añadió esta fuente. El uso de un Focus, como los dos que se utilizaron en el asalto al blindado, es también para los pesquisas una pista que vincula ambos golpes.

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