Un noviazgo adolescente y un incidente violento desencadenaron una denuncia penal. El chico tiene 17 años. En febrero pasado se presentó en la casa de su novia, la sacó a la calle de los pelos y le dio un puñetazo. Si bien hubo otros golpes que no dejaron marcas visibles, esta vez ella decidió denunciar. El caso llegó al Juzgado de Menores N° 4. La jueza María Dolores Aguirre Guarrochena entendió claramente que trascendía la faz penal y decidió dar intervención al Instituto Municipal de la Mujer para incorporar al joven a un dispositivo vinculado a la problemática de género. Después, una nueva resolución de la jueza sostiene que desde ese dependencia le dijeron que el dispositivo con el que cuentan está dirigido a varones mayores de edad que ejercen o han ejercido violencia de género” y que el abordaje clínico que hacen “requiere intervenciones psicológicas acordes a una estructura psíquica adulta”. Así que finalmente la causa penal terminó en archivo.
El 11 de febrero las lesiones de D. fueron constatadas por un médico forense. En el juzgado de Aguirre Guarrochena se inició una investigación por lesiones leves y amenazas simples porque la chica sostuvo que tras el incidente recibió amenazas por Facebook: “Me dijo que me iba a matar”, refirió. La jueza explicó que el contexto de la violencia de género no está tipificada en el Código Penal. Hay casos en que los hechos encuadran en tipos penales clásicos como las amenazas, las lesiones, los homicidios. Pero también hay otro tipo de agresiones que se comenten en contexto de violencia que no están captados por la norma, como por ejemplo el ejercicio de control, las descalificaciones, los hostigamientos, refirió.
Incluso agregó que hay determinados tipos penales, como los que involucran este caso, donde los menores de 18 años son considerados no punible por la normativa –artículo1 del Régimen Penal de Menores–. Antes de archivar el caso, la jueza intentó una solución más integral y se comunicó con la Instituto Municipal de la Mujer con la intención de involucrar al chico en un espacio de abordaje para pibes agresores.
Desde el Instituto no le dieron la respuesta que esperaba. En la resolución de la dependencia le contestaron que el dispositivo que tienen está dirigido a varones mayores de edad que ejercen o han ejercido violencia de género y el abordaje clínico requiere intervenciones psicológicas acordes a una estructura psíquica adulta. Y agrega que el abordaje de problemáticas infantojuveniles conlleva un atravesamiento interdisciplinario, ya que dichas problemáticas requieren intervenciones en lo intrafamiliar y no están previstas en la estructura del programa.
Para Aguirre Guarrochena nada debería impedir que las personas menores de edad sean alcanzadas por las políticas públicas que busquen desmantelar las condiciones que favorecen la perpetuación de la cultura patriarcal
Por su parte, Carolina Muzzo, directora del Instituto, refirió que no fue lo que dijeron. Explicó que el dispositivo con el que cuentan está vinculado a un abordaje psicológico que tiene un encuadre destinado a personas mayores de edad. Y agregó que las personas menores de edad requieren otras herramientas. Ofrecieron articular con Justicia Penal Juvenil un acercamiento a los profesionales que trabajan en el área para brindar herramientas acordes. Y agregó que a mediados de este mes se iniciaron las capacitaciones.
Explicó también que trabajan en otros ámbitos con jóvenes que no están involucrados en el sistema penal y en materia preventiva. El programa se llama “Más voces más iguales” y se lleva adelante en coordinación con el Ministerio de Educación. Finalmente dijo que el caso forma parte de algunos pedidos concretos que no se venían registrando antes y aclaró: “La forma en que se trabaja es con políticas desde la prevención”.