Con la vuelta a la presencialidad en los teatros locales con todos los protocolos sanitarios, Espacio Bravo reabre sus puertas este fin de semana con el estreno de una nueva temporada de Trabajo nocturno, a cargo del equipo El Refugio Teatro, bajo la dirección de Juan José Scaglia, con las actuaciones de Sabina Valentini y Federico Cuello, que se presentará los viernes y sábados de agosto, a las 20.30, con todos los protocolos vigentes.
El Refugio Teatro, grupo de trabajo gestado en 2017, presenta de este modo su primera producción, más allá de otros proyectos que verán la luz antes de fin de año, que en principio se conoció en 2019 y luego quedó frenada por la irrupción de la pandemia.
“Venimos haciendo un trabajo de búsqueda y experimentación basado en nuestros propios recorridos, tanto académicos como de vida, buscando un equilibrio entre lo que queremos decir y la forma de hacerlo. Queremos un teatro que interpele y que no sea sólo para teatreros”, expresan los integrantes del grupo a modo de postulado.
Y suman en el mismo sentido: “El Refugio tiene como objetivo la tarea de sostenerse en el tiempo, de lograr un espacio de formación para actrices y actores, de producir un teatro federal de calidad que surja de la ciudad en la que nos formamos y a la que seguimos apostando por mas desesperanzadora que parezca la vida cultural de Rosario”.
En principio, la vastedad poética de Roberto Arlt, largamente transitada por la escena nacional tanto por sus textos dramáticos como por su novelas, sirvió de disparador para el montaje de Trabajo nocturno, obra que retoma distintos textos. “Hemos leído y releído a Arlt logrando un selección de textos que junto con un trabajo grupal de dramaturgia ponen de manifiesto algunas de nuestras problemáticas como seres individuales y sociales. El chusmerío, la honradez, la inocencia, la honestidad, la infidelidad, las inmigraciones, la depresión, los sueños de revolución con la ciudad en llamas, son algunos de los disparadores acerca de los cuales trabajamos», plantean como objetivo de abordaje.
“Tomar a este autor argentino citadino, pobre y conflictuado, para un grupo de teatro novel, resulta no casual e interesante, dado que se genera una especie de mímesis, un modo de reconocimiento de aquél en nosotros mismos, ya que también somos argentinos y argentinas, nuestras condiciones económicas no son propias de quienes abundan en activos y sin duda somos personas conflictuados; es por esto que estamos convencidos de que podemos a través de los símbolos lograr una simbiosis, entre publico y actores, a través de los cuerpos en acción como lenguaje primario”, sostienen a modo de correlato entre la poética arltiana y la realidad de la mayoría de los colectivos del teatro independiente.
Acerca de la fuerte referencia de los cuerpos en escena como un territorio político a desandar, destacan: «Los cuerpos están al servicio de la imagen, al servicio del símbolo que arrastrara consigo textos que han conquistado a un país; nosotros, con el compromiso y la responsabilidad de la actuación, intentamos derribar la pared del entendimiento para entrometernos en el imaginario colectivo nacional y metropolitano en constante expansión. Los cuerpos son los protagonistas de lo que parecería ser una eterna opresión, sufridores de la injusticias, los desamores y el destrato; serán nuestras armas para relatar».
Y respecto de este rescate poético-político plantean: “Creemos que de alguna manera no debemos perder esa especie de necesidad de revolución, esa necesidad de caos, pero hemos nacido poetas y no podríamos matar una mosca, como tampoco organizar una sociedad secreta sostenida a través de la trata de personas (en referencia directa a Los siete locos y Los Lanzallamas); es por eso que nuestro sentido de violencia es expuesto en la obra como lo es la violencia cotidiana, esa violencia que oprime desde siempre, desde antes que nosotros, esa opresión latinoamericana que Arlt la hace argentina, pero bien sabemos que las sensaciones de dolor, desconfianza y amor son más o menos parecidas por estas tierras, cambiarán las formas y los acentos, la comida, pero la mayoría somos nietos e hijos de esclavos, de alguna u otra manera, pero esclavos al fin».
Perdidos en la noche
A modo de resumen de personajes y situaciones de Trabajo nocturno, los integrantes de este novel esquipo de trabajo artístico local plantean: “En una Argentina paralela, en otra línea de tiempo, humeante y oscura, se encuentra uno de los edificios más importantes de esta vieja metrópolis post-apocalíptica, el Registro Nacional de Censura; un gran bloque arquitectónico de concreto y hierro que se eleva junto con sus ventanas infinitas hacia el gris y opaco cielo. Allí llegan a diario inmensidades de textos los cuales serán rigurosamente registrados bajo el original nombre de «Libro prohibido». La censura, herramienta clave del desarrollo de cualquier régimen, dará como resultado pilas de libros que serán quemados tarde o temprano, pero para que un régimen funcione no sólo hace falta la censura, sino también el orden”.
Y completan finalmente: “En esa incesante máquina de la burocracia que es el Registro Nacional de Censura trabajan todas las noches Hipólita y Silvio, dos energúmenos al servicio de un sistema oxidado lleno de falencias y corrupción, dos revolucionarios de entrecasa, ambos parte de ése orden. Inspirados por la letra censurada, el aburrimiento de estar en un depósito y en el marco de un vínculo por demás de vicioso y anárquico, recrean a diario mundos que son sólo posibles en un lugar: el otro lado del espejo”.
Para agendar
Trabajo nocturno se presentará desde este fin de semana todos los viernes y sábados de agosto, a partir de las 20.30, en Espacio Bravo, de Catamarca 3624. Las entradas se podrán adquirir sólo de manera anticipada a través del correo electrónico entradasespaciobravo@gmail.com, dado que la sala trabajará con aforo reducido según lo establecen los protocolos vigentes.