Resulta claro que, durante el corriente mes de julio, el gran acontecimiento en el alicaído universo de las series vía streaming es el regreso de Better Call Saul con lo que será el cierre definitivo de esta ya inolvidable historia. Esta misma semana comenzará el segundo y último tramo de la temporada final, en la que se juega, más que el ya sabido derrotero de Saul Goodman, el destino del personaje que supo hacer girar, poco a poco y con maestría, todo el relato a su alrededor: la enorme Kim Wexler.
Mientras tanto, en medio de un panorama que no está ofreciendo alternativas destacables, Netflix, como es habitual, no suma mucho (o casi nada), salvo quizás la simpática y absurda apuesta lanzada el mes pasado que supone el ingreso de Rowan Atkinson (Mr.Bean) con Hombre vs. Abeja, un duelo cuerpo a cuerpo incansable entre las criaturas designadas en el título, resuelto en breves capítulos que no pasan de los 15 minutos, y en los que el comediante británico revive su habitual y siempre efectivo humor físico.
Otra plataforma más cuidadosa en sus contenidos, como Amazon, se juega por la muy publicitada The Kill List, que resulta apenas en un thriller de acción remanido y sin vuelo. Por su parte, Apple TV+, la compañía que viene apuntando a otro estándar de calidad general en su producción, y con buenos resultados, este mes se retrae un poco con Black Bird, una propuesta que, en los dos episodios emitidos hasta el momento, apenas llega a hacer sospechar la posibilidad de un imprescindible crecimiento en su premisa.
Un pacto arriesgado
Black Bird, difundida también con el título en español Encerrado con el Diablo, puede generar cierta expectativa por ser el primer proyecto del que se hace cargo como cabeza del equipo el escritor Dennis Lehane, autor de novelas llevadas al cine, como Shutter Island (la última gran película de Martin Sorcese), Gone Baby Gone (Ben Afleck), y Mistic River (Clint Eastwood). Lehane ya había participado como guionista en una serie de referencia ineludible, The Wire, pero aquí, por primera vez, se hace cargo como “showrunner” adaptando en formato de miniserie una novela, en este caso, ajena.
Se trata de In With The Devil: A Fallen Hero, A Serial Killer, and A Dangerous Bargain for Redemption, memorias de James Keen publicadas en 2010, en las que este traficante traicionado relata su propia experiencia carcelaria y la oscura intriga en la que se vio envuelto a partir de un trato con la policía.
Los dos primeros episodios, los únicos disponibles hasta el momento en la plataforma, funcionan en principio como un detallado acercamiento a lo que será el eje del relato. Con el final del segundo, tras un minucioso (y algo esquemático) itinerario procedimental, ya estaremos en ese lugar, en esa celda prometida, en la que el protagonista se encontrará tras un arriesgado pacto, y como reza el título en español (de la serie y de la novela), encerrado con el diablo.
Desde allí, habrá que ver si Black Bird logra despegar o si se queda al ras de los rudimentos y esquematismos que hacen trastabillar a estas dos primeras entregas, suscitando hasta ahora y apenas un acotado interés basado más en la promesa que en la concreción efectiva.
La historia de base, las memorias publicadas de James Keen, ofrece en principio un material que podría resultar seductor. Keen, interpretado por Taron Egerton, hijo de un expolicía (Ray Liotta en una de sus últimas actuaciones), es un traficante de drogas seductor y glamoroso. Tras un acto de traición es capturado por la policía y condenado a diez años de cárcel. Mientras tanto, y como resultado de la situación, su padre cae en un difícil estado de salud del cual difícilmente pueda salir.
Pero allí todo comienza a cambiar peligrosamente de rumbo. Una vez encerrado, una agente del FBI (Sepideh Moali) le ofrecerá un arriesgado pacto: debe ser trasladado a una cárcel de máxima seguridad y compartir celda con un brutal asesino responsable de la muerte de 24 mujeres que pronto será liberado por falta de pruebas, si logra extraer una confesión que condene definitivamente al criminal, se le reducirá la pena.
Encuentro fundamental en la cueva del lobo
Paralelamente se relata la previa investigación de la serie de crímenes que apuntaba directamente a un tal Larry (Paul Walter Hauser), extraño y penoso personaje, en el que conviven el infantilismo, la locura y el mal radical; y que irá ganando terreno narrativo para preparar ese encuentro fundamental con James Keen en la cueva del lobo que será la celda asignada para ambos. La investigación es llevada a cabo por un agente interpretado por Greg Kinnear, y poco a poco, a lo largo de estos dos primeros episodios, se narran paralelamente esos dos itinerarios separados en el tiempo, el de James Keen y el de Larry, hasta el esperado momento de la confluencia carcelaria.
La premisa de Black Bird resulta, cuando menos, interesante. Todo apunta claramente a que el resto de la miniserie se focalice en ese oscuro duelo intramuros entre el traficante y el asesino, lo cual, incluso por el carácter hasta ahora desplegado en las interpretaciones de ambos actores, promete una cierta intensidad y la posibilidad de un imprescindible crecimiento para el relato. Y es que hasta el momento, más allá de ese débil augurio, la serie no logra salir del todo de una acumulación de rudimentos narrativos desgastados y del intento de plantear el tema de la violencia misógina sin salir de un lugar común algo inoperante.
Habrá que ver; hasta aquí se ha planteado el camino hacia el siniestro juego que sirve de base y todo se ha dispuesto sobre la mesa. Existen por ende algunos elementos que pueden hacer que Black Bird finalmente cobre el vuelo prometido, pero también existe, claro, la patente posibilidad de todo quede como hasta ahora, en una propuesta de cierta medianía, acorde al alicaído panorama de la producción actual.
Black Bird / Apple TV+ / 1era. Temporada
Creación: Dennis Lehane sobre libro de James Keene
Intérpretes: Taron Egerton, Paul Walter Hauser, Greg Kinnear, Ray Liotta, Sepideh Moafi
