Derrumbes en el Coliseo de Roma, emergencia arqueológica en Pompeya, Venecia devorada por las aguas, cierre de teatros históricos, cine en crisis: Italia clama ayuda urgente ante el deterioro de su inmenso patrimonio histórico, artístico y cultural.
Cuarto destino turístico mundial después de Francia, Estados Unidos y España, Italia es uno de los países del mundo con mayor número de sitios declarados Patrimonio Cultural por la Unesco.
Heredera de múltiples culturas a través de los siglos, desde la época del imperio romano pasando porla Edad Media, el Renacimiento y los Estados pontificios, ese patrimonio se encuentra en peligro por el peso de una colosal deuda pública, una economía en recesión y los recortes presupuestarios decididos en los últimos dos años por medio de varios planes de austeridad.
Como su economía, importantes monumentos históricos de la península se han agrietado y erosionado gravemente por la falta de recursos para mantenerlos y preservarlos pese a ser entre los más visitados y admirados de Europa.
Entre ellos figura el imponente Coliseo de Roma, por lo que el gobierno lanzó una licitación para involucrar al sector privado en la restauración de uno de sus monumentos más célebres, de dos mil años de antigüedad.
La salvación en este caso podría venir de la mano de los privados, mientras para Pompeya la esperanza reside en un proyecto financiado porla Unión Europeacon 105 millones de euros para la conservación del área arqueológica afectada por los derrumbes.
Pero la llegada como mecenas moderno del rey del calzado, el italiano Diego della Valle, fundador de la firma de lujo Tods, tras prometer invertir 25 millones de euros para la restauración del Coliseo, genera controversia.
Los trabajos de restauración no han podido iniciarse, se han denunciado irregularidades, la fiscalía abrió una investigación y por ahora esa opción resulta compleja, complicada y lenta, por lo que Della Valle amenazó el pasado 12 de enero que se retiraba del proyecto.
El gobierno liderado por Mario Monti le pidió que no renunciara al aporte y lo pensara hasta cuando termine la investigación.
Para el empresario, Italia es emblema de belleza y calidad y considera que el prestigio de su producto está íntimamente relacionado con el país, por lo que sostiene que no ha pedido nada a cambio de la restauración del Coliseo.
“Nuestro patrimonio está hecho pedazos”, admitió en una charla con la prensa extranjera Mario Resca, el controvertido director general del Ministerio de Cultura italiano desde hace tres años y medio, quien proviene del mundo empresarial, al haber manejado por doce años McDonald’s Italia.
Para Resca, la riqueza monumental italiana, que atrae cada año a unos 45 millones de visitantes, es clave para reactivar la economía.
“Cultura y turismo caminan de la mano juntos”, sostiene, mientras critica “la falta de visión” de los gobiernos al recortar los fondos a la cultura.
El Estado italiano otorga tan sólo el 0,21 por ciento de su presupuesto a la cultura, contra el uno por ciento de Francia, que posee un patrimonio mucho menor.
Los 1.800 millones de euros del presupuesto sirven para colmar los gastos y prestigiosas entidades comoLa Scalay el Piccolo Teatro de Milán se enfrentan a recortes de unos 17 millones de euros.
El Fondo Único para el Espectáculo (FUS), que financia los teatros italianos, perdió el 50 por ciento de su presupuesto entre 2010 y 2011 y sólo en la ciudad de Roma 31 teatros corren el riesgo de cerrar, un dato escalofriante.
Por su parte, el renombrado mundo del cine italiano denunció este año los recortes que ha sufrido y la cancelación de numerosos proyectos, entre ellos varios documentales “no comerciales”.
“Hay algo que no funciona en este país. No sabemos producir dinero con nuestra cultura”, constató con amargura el escritor Umberto Eco en una carta abierta publicada el año pasado.
En protesta, queman obras de arte
El director del Museo de Arte Contemporáneo de Casoria, cerca de Nápoles (sur de Italia) comenzó esta semana a quemar sus obras para protestar contra los importantes recortes de presupuesto en el rubro cultural.
En la tarde del miércoles, el fundador y director del museo, Antonio Manfredi, redujo a cenizas una obra de la artista francesa Severine Bourguignon, que había previamente dado su acuerdo y acompañó la acción de las llamas mediante Skype.
«Las miles de obras que exponemos están de cualquier forma destinadas a la destrucción ante la indiferencia del gobierno», explicó Manfredi, quien tiene la intención de quemar tres obras por semana en el marco de una iniciativa titulada «Art war» (La Guerradel Arte).
Desesperado por las amenazas de la mafia y la inactividad del gobierno para proteger el patrimonio, Manfredi ya llegó el año pasado a escribir una carta a la canciller alemana Angela Merkel para pedirle asilo.
«Alemania es uno de los pocos países del mundo que no redujo su presupuesto para la cultura. Además destina mucho dinero a la investigación, y no como aquí», dijo Manfredi, y para no dejar dudas, colocó una bandera alemana a la entrada del museo.
«Si el gobierno deja que Pompeya entre en colapso, ¿qué esperanza tengo para mi museo?», se preguntó, en referencia a una serie de derrumbes en el célebre sitio arqueológico.
Manfredi abrió su museo en 2005, aunque algunas de las exposiciones provocaron problemas con la mafia, a la que acusa de haberse robado las cámaras de video y de haber tratado de invadir el edificio.
El Estado italiano consagra apenas 0,21% de su presupuesto a la cultura, a pesar de que la península abriga casi la mitad del patrimonio cultural mundial.