En 1995 el periodista Jorge Turina, hoy jefe de noticias de Telefé Rosario, era cronista del mismo medio, por entonces llamado Canal 5. Trabajaba con el camarógrafo Rubén Jiménez. La mañana del 6 de octubre, ambos fueron enviados a cubrir el robo al Banco de Santa Fe en Génova y Alberdi. Llegaron y la puerta del banco estaba abierta: personal policial revisaba las instalaciones. Aún había gente haciendo cola fuera de la entidad y cumplieron con su labor. Le hicieron una nota a un jefe policial que les contó cómo los ladrones entraron por la puerta, esperaron al tesorero y se alzaron con el botín.
A 25 años del golpe al Banco de Santa Fe en Arroyito, que anticipó “El robo del siglo”
Hasta ahí era un atraco más a un banco, pero un poco de suerte y el olfato de un periodista experimentado en la calle cambió el curso de las cosas. Turina y su compañero subieron al móvil pero decidieron tomar otro camino y fueron por el bajo, costeando el arroyo. Iban despacio y en la zona donde hoy está ubicado el shopping Portal Rosario el cronista vio a dos uniformados de Robos y Hurtos.
Turina le pidió a su compañero que detuviera la marcha. Le llamó la atención la presencia de los agentes que miraban la desembocadura del Ludueña. Se acercó, preguntó, pero los detectives fueron renuentes en darle información. Les dijeron que no estaban haciendo nada pero, en ese momento, Turina vio cómo salía al arroyo una especie de balsa fabricada con cubiertas y madera. Arriba iba otro par de uniformados.
Turina decidió hacer su propia pesquisa: se fue a charlar con los pescadores. Logró que uno de ellos los llevara a remontar el arroyo. Se subieron a la canoa con el camarógrafo y mientras tomaban registros fílmicos de la travesía descubrieron un hueco en el ducto. Decidieron surcarlo, pero no tenían luz para tomar imágenes dentro del túnel, lo que solucionaron improvisando con una linterna que les prestó el pescador.
Comenzaron a surcar el lugar: hicieron un tramo y se empezó a dificultar el avance: el túnel se iba cerrando. Hicieron una curva, iban muy despacio, los remos tocaban con las paredes del pasadizo, hasta que llegaron al final, justo debajo de la entidad crediticia, donde pudieron observar el boquete y tomar imágenes en medio de un lodazal.
El olfato le permitió a este dúo periodístico desentrañar la mecánica del robo y descubrir la perforación que hicieron los ladrones para ingresar al banco y alzarse con algo más de medio millón de pesos/dólares, que a la cotización informal de la moneda estadounidense serían al día de la fecha 77 millones de pesos.