Por Néstor Espósito
Un perito ingeniero naval declaró ante una fiscalía de Comodoro Py 2002 que el submarino ARA San Juan naufragó como consecuencia de “una mina antisubmarina o un misil antibuque” mientras realizaba tareas de espionaje empresarial sobre una zona de aguas internacionales en las que yacen reservas de gas y petróleo siete veces superiores a Vaca Muerta.
“La calota del Ara San Juan está construida de un acero HY80 de 35 mm de espesor, eso resiste un cañonazo de un tanque de guerra calibre 88. En una de las fotos que dejó trascender la jueza de la causa se observa que la calota está totalmente destruida. Para lograr ese nivel de destrucción se necesitan 300 kilos de TNT y es imposible que por la explosión de hidrógeno o la implosión por la profundidad se obtenga tamaña destrucción. Lo único que pudo haber destruido esto es una mina antisubmarina o un misil antibuque”, declaró el ingeniero Jorge Bojanic ante el fiscal federal Jorge Di Lello.
Bojanic se presentó espontáneamente ante Di Lello, el fiscal que elaboró un informe sobre el estado de la Defensa Nacional a partir de lo ocurrido con el submarino el 15 de noviembre de 2017.
Según el perito, en una de las fotos que trascendieron de los restos de la nave “junto a la hélice, a su izquierda, se observa una especie de cuerno. Ese cuerno es el booster de un misil antibuque. El booster es el propulsor que utilizan los misiles. El misil se llama Hsiung Feng, de origen taiwanés, las empresas de seguridad utilizan armas taiwanesas porque no son rastreables”.
La hipótesis del hundimiento se basa sobre la derrota del submarino: “Si se traza la ruta entre el punto en el cual declaró el jefe de gabinete que se encontraba el submarino y el lugar donde fueron hallados sus restos puede afirmarse que tenía dirección Río de Janeiro y no Mar del Plata”.
Ello significa –según Bojanic- que el Ara San Juan estaba cumpliendo una misión diferente de la que oficialmente se informó. “Sólo una persona podía dar esa orden, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, presidente de la República, ingeniero Mauricio Macri, y fue realizada por sugerencia de su ministro de energía, Juan José Aranguren».
El perito denunció ante la fiscalía que el submarino estaba espiando una zona que denominó “Ballena Viva”, un territorio de 75 mil kilómetros cuadrados con una profundidad de entre 50 y 120 metros situado a 500 kilómetros costa afuera.
“Esta zona son aguas internacionales, tiene grandes riquezas naturales: reservas petroleras 7,5 veces más grandes que en Vaca Muerta, grandes reservas de gas natural, con profundidad de 50 metros se pueden poner generadores eólicos. Además, se encuentra el mayor banco de peces de todo el mundo», describió el perito.
En ese contexto, afirmó que “Aranguren sabe que hay 25 empresas petroleras trabajando en la zona. Esa zona se ha convertido en un teatro de operaciones militares privadas donde actúan las empresas Moran, Wagner, EUELEN, Academi, Black Water. Entre ellos son conocidos en la jerga de los militares privados como War Lords”.
Esas empresas están explorando –según Bojanic- el suelo de esas aguas internacionales y Aranguren “necesitaba saber cuántos y quiénes estaban trabajando en la zona. Por eso mandaron al ARA San Juan a espiar”.
Para robustecer su denuncia, el ingeniero sugirió al fiscal Di Lello que investigue los alcances del plan “Argentina Ronda 1 Costa Afuera”, presentado recientemente en Houston Texas, como parte del lanzamiento del Ministerio de Energía para la licitación de perforación de aguas internacionales.
La causa quedó radicada ante el juez federal Luis Rodríguez y delegada en Di Lello, pero tiene altas posibilidades de ser enviada a la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yañez, ya que allí tramita el expediente principal sobre lo que le ocurrió a la nave.
Bojanic alertó, además, que los restos del Ara San Juan podrían perderse definitivamente en poco más de un año. “Los restos, desde su hallazgo en noviembre de 2018 hasta el 5 de marzo de 2019, en estos 110 días, se han desplazado hacia la fosa marina (dirección este) una distancia de cuatro mil metros. En agosto del 2020 va a ser la última oportunidad de rescatar algún resto del Ara San Juan o fotografiarlo porque en ese momento llegará a una pendiente que lo llevará a una profundidad inalcanzable».
Nota de diario Tiempo Argentino