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Un pozo fatal que complica la vida de todo un barrio

Por Agustín Aranda.- Una excavación en Unión y Herrera, donde en junio murieron dos obreros, trastoca la vida de los vecinos.

Pasaron casi 5 meses desde aquel siniestro en el que perdieron la vida dos obreros que cavaban una zanja en las obras de ampliación de una red de cloacas en la zona noroeste de la ciudad. A partir de aquella fatídica tarde del 7 de junio las tareas quedaron totalmente paralizadas por orden dela Justicia, que investiga el caso para determinar responsabilidades. No obstante, esa decisión trajo aparejada una serie de complicaciones para los vecinos de la zona de Unión y Herrera, quienes lidian a diario con una peligrosa excavación en la puerta de sus casas. Los problemas de tránsito son cotidianos, también se ha vuelto un trastorno el simple hecho de caminar por la zona. Faltan barrido y limpieza, el agua se estanca y hasta hay peligro de derrumbe en algunas viviendas porque con el paso del tiempo y las lluvias la tierra se ha ido socavando.

Con un palco preferencial al pozo, donde encontraron la muerte Ceferino Crespo, de 24 años, y Julio Lucero, de 54, el pasado 7 de junio, Dominga Quintela le contó a El Ciudadano que desde el día posterior al incidente ni las autoridades municipales o provinciales se acercaron para resolver los inconvenientes producidos por el pozo. “Perdí mi acceso a la casa por calle Unión. Hasta tengo un baño químico en la vereda”, agregó el vecino mientras señala la entrada de su casa, cada día más cerca de ceder al “hueco judicializado”.

Según la mujer, que hace 43 años vive en la misma esquina, hace dos meses los vecinos de la zona acercaron su reclamo ala Defensoríadel Pueblo. El pedido incluyó la apertura de una mano de la calle Unión para permitir el paso de automóviles y personas, el cerramiento del extenso pozo –de unos unos10 metrosde largo– y el ordenamiento de los materiales de la obra –caños de6 metrospor uno de diámetro, maderones, entre otros– que permanecen como un obstáculo en la esquina de Unión y Herrera por la decisión judicial de “no tocar nada”.

José Mosich es otro de los que sufre varios inconvenientes mientrasla Justiciainvestiga el caso. Este hombre es dueño desde hace más de 15 años de un taller mecánico emplazado en diagonal a la excavación. Según Mosich, debido a que Unión está cortada y la calle paralela a Herrera tiene sentido contrario, la actividad en su negocio ha bajado de manera considerable porque las grúas o los autos tienen que hacer una cuadra en contramano para entrar a su galpón. “Hace unos días un viejito de acá a la vuelta entró en contramano, se cruzó con una mujer en moto, que al verlo se asustó y se cayó. Salió la familia de la mujer y lo golpearon”, relató, para ilustrar los continuos contratiempos en el barrio.

De acuerdo con el hombre, “es incomprensible que el Estado provincial” no haya intervenido para hacer un cerramiento provisorio que permita el paso y cuide el lugar del accidente para la investigación, dondela Dirección Provincialde Vivienda y Urbanismo operaba en la ampliación de la red de cloacas para la urbanización del Plan Habitacional Zona Norte. “Por lo menos para que puedan entrar los servicios de limpieza y barrido. Con la lluvia de las últimas semanas esto se convirtió en un chiquero de agua estancada”, lamentó Mosich. Al menos cinco pericias se realizaron desde el siniestro, aportó el mecánico.

La causa

Desde el Juzgado Correccional de la 5ª Nominación confirmaron que se mantiene una orden judicial para evitar modificar los elementos de la investigación para esclarecer las muertes de los trabajadores. Mientras se dilucida entre quiénes se repartirá la responsabilidad por el fatal accidente, desde el juzgado a cargo de Marisol Usandizaga apuntaron a El Ciudadano que el pedazo de caño roto que fue sacado de la zanja el día de la tragedia no estaba registrado en ningún plano oficial.

Además, según fuentes judiciales, las pesquisas arrojaron que el conducto en falta provino de una fábrica deLa Matanza, en la provincia de Buenos Aires. Con este dato, se exhortó ala Fiscalíaa tomar declaración al dueño de esa empresa sobre cuestiones técnicas. En particular, se pretende saber si el caño se puede doblar, qué caudal de agua soporta y si se puede determinar a quién y cuándo se vendió.

Tarde negra

Alrededor de las 16 del 7 de junio dos empleados de una empresa contratada porla Dirección Provincialde Vivienda y Urbanismo, que tenía a su cargo la ampliación de una red de cloacas en la zona noroeste, fallecieron al quedar sepultados por una avalancha de lodo mientras trabajaban en el fondo de la zanja cavada de Herrera y Unión.

Varios eran los operarios que se encontraban en el lugar y a unos cuatro metros de profundidad cuando, alrededor de las cuatro de la tarde, el derrumbe de una losa ocasionó primero la caída de tierra sobre ellos y, de inmediato, la rotura de un caño maestro de agua potable que en minutos inundó toda la excavación. “El agua se nos vino encima y por el barro la corriente los empezó a chupar”, relató aquel día uno de los compañeros de cuadrilla de las víctimas.

Los compañeros de Crespo y Lucero, e incluso un policía que se hallaba en el lugar, intentaron en vano socorrerlos mediante sogas, pero enseguida tuvieron que retirarse del sitio al peligrar sus propias vidas en esa tarea. “Vi a uno de ellos, es decir a sus dos manos fuera del barro, en cruz, tratando de aferrar una soga que le habían tirado, pero se le resbalaba entre los dedos. El hijo del hombre mayor y un policía se arrojaron al pozo para tratar de rescatar a los dos obreros que no pudieron escapar, pero en pocos minutos el agua del caño roto hizo que todo se cubriera de lodo”, relató el propietario de una casa ubicada sobre calle Unión, a escasos metros del sitio de la tragedia. Tras varias horas de trabajo, Bomberos y Defensa Civil recuperaron los cadáveres, que estaban a seis metros de profundidad.

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