En el discurso de apertura en ocasión de la inauguración, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, del Foro Madrid «Río de la Plata 2.024», el presidente Javier Gerardo Milei hizo una declaración autorreferencial importante: «No solo estoy poniendo – a la Argentina – al tope mundial siendo uno de los dos políticos más conocidos del mundo- junto a Donald Trump – sino que, además, estoy haciendo el mejor gobierno de la historia argentina», que no se trata de una novedad, sino de evaluaciones similares se ha repetido varias veces en el pasado.
Y a su presentación, como un excelente administrador o “el mejor de la historia argentina”, se debe agregar su presentación como un excelente economista al afirmar, en el marco de su viaje a la República Checa en junio del presente año, cuando sostuvo allí que: “Con mi jefe de asesores, el doctor Demian Reidel, estamos reescribiendo gran parte de la teoría económica. Si nos termina de salir bien, probablemente me den el Nobel de Economía junto a Demian”.
Para los historiadores, pero en particular los historiadores políticos, la categoría de mejor gobierno de la historia es una categoría muy complicada de aplicar, porque la comparación “ser mejor que” involucra numerosas variables cualitativas e institucionales, las cuales no se pueden medir para hacer comparaciones cuantitativas. Y por otro lado, aún si el historiador se queda en el plano meramente cuantitativo, al comparar variables como la tasa de crecimiento anual, el incremento de la inversión industrial, el crecimiento demográfico, etcétera, sus cambios pueden depender de factores estructurales globales que estén fuera del control y administración de la presidencia de una nación, y por consiguiente puede ser que la comparación de períodos permita afirmar que cierto período es el mejor en la historia de una nación aunque la administración política de ese período sea mediocre, y hasta mala.
Y respecto de la supuesta contribución del licenciado Javier Milei a la ciencia económica, es un tema disputado. Es más, alguno de los más importantes y respetados economistas argentinos, como el doctor Juan Carlos de Pablo, lo mira con cierta displicencia al sostener que: «Eso es una pavada, primero que uno no se postula, te postulan. Segundo, tiene que haber avances en teorías, y no hay avances en teorías. Es un comentario tan olvidable como cualquier otro».
Pero los hechos y las declaraciones hablan por sí solas respecto a las calificaciones económicas de un economista. Y al respecto, son relevantes las declaraciones realizadas por el líder libertario, en el programa de radio La Cornisa del periodista Luis Majul del 1º de septiembre pasado cuando señaló que: “Le ganamos a la inflación. Los jubilados recuperaron poder adquisitivo en dólares. Voló el poder adquisitivo de los jubilados. En dólares, el poder adquisitivo de los jubilados voló”.
Es importante tomar las palabras en su sentido técnico. En los mercados financieros existe el concepto de volatilidad de un precio que mide en cierta forma la inestabilidad inherente, mediante un instrumento técnico que se conoce como bandas de Bollinger, y es en ese contexto que cuando se afirma que un precio vuela, se dice que está teniendo un incremento excepcional respecto a otros productos financieros, por la incertidumbre que estos exhiben. Al decir que un precio vuela se afirma que ha tenido un incremento extraordinario comparado con otros. Entonces aplicando el criterio técnico de esta palabra deberíamos decir que la afirmación del líder de La Libertad Avanza es que las jubilaciones siendo medidas en dólares, se han incrementado en forma extraordinaria, respecto de todos los demás precios de la economía nacional. Por consiguiente, afirmar que vuelan, queriendo decir que meramente se incrementaron respecto del pasado, o queriendo decir que se incrementaron respecto de los demás precios presentes, es un error grave que puede tener dos explicaciones, incompetencia, o transfiguración de la realidad en forma deliberada.
La economía argentina presenta hoy una inflación creciente en dólares, producto de una inflación creciente en pesos y un notorio atraso cambiario. Como señala cualquier viajero que tenga experiencia internacional, la Argentina está cara en dólares. O sea, están altos sus precios, y como parte de ellos, los sueldos y los ingresos previsionales. Y si se los mide contra la canasta de bienes que habitualmente consumen los jubilados y pensionados, ha tenido un retroceso, medido en dólares, dado entre otras medidas, que el PAMI ha reducido la provisión de medicamentos gratis. y los descuentos que se efectúan sobre los restantes, lo que tiene un impacto directo en la capacidad de compra de la jubilaciones y pensiones.
¿Confundió el presidente libertario los dos conceptos señalados, o hizo una declaración rápida, casi dejando sin capacidad de repreguntar al periodista que conducía la entrevista, como una declaración para conformar a sus seguidores incondicionales? En el primer caso estaríamos ante una cierta incompetencia lo que no parece consistente con la calidad de candidato potencial a un Premio Nobel de Economía, en el segundo caso estaríamos ante una situación preocupante, y en ese caso, se puede considerar que Javier Milei profundiza el autoengaño de sus adherentes, los que asumirían que “realmente” los jubilados y pensionados viven un en el país de Jauja. Y en ambos casos hay razones para preocuparnos mucho.