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Un preso con historia comienza a ser juzgado por el crimen de un policía

Ricardo Albertengo será juzgado a partir de este lunes por el crimen del agente Mauro Mansilla en marzo de 2016. El mes pasado denunció que el Servicio Penitenciario lo extorsionó para que mate a un ex sargento detenido por narcotráfico a cambio de sacarlo del buzón de castigo donde estaba alojado

Ricardo Albertengo tiene 52 años, cumple una condena a 37 de cárcel por homicidio y desde este lunes enfrentará un juicio oral y público con una expectativa de pena a prisión perpetua. Lo acusan de matar a un policía en marzo de 2016 durante una salida transitoria. El comienzo del debate estaba previsto para comienzo de este mes, pero lo suspendieron luego de que el imputado adujera no estar en condiciones de salud, según indicaron psiquiatras forenses. Días después, la pareja del convicto presentó a un periodista rosarino una carta de puño y letra en la que Albertengo denunciaba que las autoridades de la cárcel de Piñero le habían ofrecido mejorar sus condiciones de detención si asesinaba al ex sargento Oscar Baigoría, procesado como uno de los integrantes de la banda narco que le sindican a Luis Paz. La denuncia es investigada por la fiscal de Violencia Institucional Karina Bartocci.

El nuevo juicio que enfrentará Albertengo comenzará a las 8 de este lunes ante tribunal conformado por los jueces Irma Bilotta, Ismael Manfrín y María Isabel Mas Varela. El fiscal de la unidad de Homicidios dolosos Ademar Bianchini lo acusará del crimen del policía Mauro Mansilla, asesinado de un balazo en la cabeza el 16 de marzo de 2016 en Corrientes al 300. Albertengo será representado en el juicio por la defensora pública Maricel Palais.

Testigo carcelario

Con 52 años de vida se puede decir que Albertengo es un fiel testigo de lo que pasa muros adentro de prisión. Detenido desde muy joven, su paso por distintos penales santafesinos dan cuenta de que la resociabilización en la cárcel es solo ficción. Así lo relató en más de una entrevista que dio desde prisión.

Para abril de 1994 había purgado una condena en la cárcel de Coronda por la toma de rehenes en un bar céntrico que le costó la vida a un cliente de 25 años que murió de un disparo en medio de negociaciones de entrega con la Policía. Por ese hecho fue condenado a perpetua pero luego le rebajaron la pena y consiguió la libertad.

En octubre de 2009 protagonizó una mediática toma de rehenes dentro de una clínica estética de bulevar Oroño al 700 donde no hubo heridos. Por ese hecho le dieron 17 años de prisión que, sumados a la pena anterior, quedaron en 37 años de cárcel.

A mediados de 2015, una jueza de Ejecución Penal le otorgó salidas transitorias bajo la compañía de tres efectivos del Servicio Penitenciario. Un mes más tarde le extendió ese beneficio para salir con su pareja. Pero el 8 de julio se dictó una orden de detención porque debía regresar al penal y no lo hizo.

Reapareció, en los medios, el 16 de marzo de 2016, con el crimen del policía Mansilla. Según la investigación, una pareja que días atrás había sufrido un asalto en un comercio de Buenos Aires al 900 se lo cruzó caminando por la calle en Corrientes y Urquiza. Al reconocerlo le avisaron al policía que custodiaba la Asociación Empleados de Comercio de Corrientes al 400, y el agente lo siguió. Al verse perseguido  por un uniformado, Albertengo ingresó a un instituto ubicado en la misma calle al 300. Al mismo lugar entró Mansilla que en el descanso de la escalera recibió tres tiros, uno mortal en la cabeza. Cuatro días después, Albertengo se entregó, presentándose de forma espontánea en la cárcel de Ricchieri y Zeballos.

Extorsión

A fines del mes pasado se conoció una grave denuncia radicada por Albertengo, quien informó que las autoridades de la cárcel de Piñero le ofrecieron matar al ex sargento Baigoría, entonces detenido por narcotráfico en el mismo pabellón, para recibir mejoras en sus condiciones de alojamiento.

Según publicó el portal Rosario3, el 28 de marzo el conductor de Radiópolis Roberto Caferra contó que la pareja de Albertengo le hizo llegar una carta de puño y letra, donde el interno denunciaba que un agente del servicio penitenciario le ofreció matar a Baigoría a cambio de  beneficios, ya que se encontraba alojado en un buzón de castigo.

El contenido de esa carta se judicializó luego que la pareja de Albertengo presentara una denuncia penal ante la Unidad Fiscal de Violencia Institucional por el delito de extorsión. Al prestar declaración, Albertengo especificó que el agente penitenciario que le hizo la propuesta  le aseguró que en el buzón en el que estaba detenido, frente a Baigoría, una de las cámaras de seguridad no funcionaba.

Más tarde, la fiscal Bartocci dijo que el mismo servicio penitenciario le informó que las cámaras estaban dañadas, así que no pudieron confirmar si el diálogo existió. Pero sí que Baigoría y Albertengo ingresaron el mismo día al mismo buzón de resguardo.

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