Desde temprano sindicatos, organizaciones sociales, agrupaciones estudiantiles peronistas y no peronistas comenzaron a partir hacia Buenos Aires. Uno de los primeros en salir fue el colectivo del Sindicato de Prensa Rosario; poco después lo hacía el Movimiento Evita, cuyos cuatro ómnibus se alinearon con automóviles particulares y camionetas: el encuentro no tardó en convertirse en una caravana, y la misma escena se fue replicando durante toda la jornada. Así le ocurrió, por caso, a los ómnibus de la Agrupación Martín Fierro y al colectivo de la Federación de Tierra y Vivienda que muchas horas después, a las tres de la tarde, salió rumbo a Plaza de Mayo. Fue el único que pudieron fletar en la emergencia: recién a la medianoche iban a partir otros cuatro –3 desde Rosario y el cuarto desde el Reloj de Villa Gobernador Gálvez– para que sus militantes pudieran decir adiós a Néstor Kirchner.
Aún en pleno viaje a Buenos Aires, nadie se reponía todavía de la sorpresa, del baldazo de agua fría que les había significado el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner. Dirigentes del espacio como Fabio Gentili, titular de la delegación de zona norte de la Ansés, habían resuelto junto a otros dirigentes en la víspera, en la misma concentración para rendir homenaje a Kirchner en el Monumento a la Bandera, formar una caravana con vehículos particulares ante la dificultad para contratar colectivos en forma veloz. Si había camionetas, mejor. Y si no, no importaba.
Los miembros de esa caravana, una de las muchas columnas de vehículos que se fueron conformando durante la jornada en la autopista a Buenos Aires, avanzaban a paso lento minutos antes de las 19 hacia la Casa Rosada. A esa hora estaban todavía a cuatro cuadras del ingreso de Balcarce 50, y habían comenzado a hacer la cola para dar su adiós a Néstor Kirchner apenas pasadas las 13.
Más suerte decían haber tenido los muralistas de El Movimiento, Alfredo Sciarrata y Alberto y Adrián Hidalgo: militantes porteños les guardaron lugares en la interminable fila, y tuvieron que hacer cola “solamente” desde las 11 para poder ingresar cerca de las 17.30 hasta donde se encontraba el féretro con el ex presidente, y a su lado Cristina y Máximo.
A las 20, el jefe local de la FTV, Juan Carlos Rodríguez, comenzaba a impacientarse a cinco cuadras de Casa de Gobierno. “Esto no avanza nada”, decía a este diario desde su lugar en la fila, donde había visto caer la noche en Buenos Aires.
Mientras tanto, sin transporte a la vista, un grupo de militantes de La Bancaria sacaban pasaje en colectivos de línea: partían desde las 23 a la espera de ingresar en la madrugada porteña al Salón de Patriotas Latinoamericanos.