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Un reencuentro con aguante y enojos

El miércoles por la noche, Charly García pasó por Rosario en un interrumpido show que duró menos de lo previsto por un problema de salud del astro

El malestar copó las redes sociales, generado, entre otros, por la producción al no salir a tiempo a avisar que el show había terminado. A Charly le subió la presión y después de varios intervalos terminó el concierto antes de lo previsto.

Pero el día después de la presentación de La Torre de Tesla en la Ex Rural del Parque Independencia también estuvo plagado de anécdotas, de esas que van desde largas esperas, shows que duraron más o menos de lo previsto, composiciones en vivo saliéndose del guión, sorpresivas apariciones en bares y grandes despliegues de virtuosismo.

Todo comenzó después de las 21.30 del miércoles, de la mano de “El Aguante”, el tema que da nombre al disco que el astro del rock nacional editó en 1998. Y concluyó hora y media después con una voz femenina anunciando el fin del concierto con un “aguante el aguante”.

En la primera parte del concierto los cuatro mil asistentes al show cantaron junto a García himnos inolvidables como “Instituciones”, “No soy un extraño” y “Cerca de la revolución”. La magia se había puesto en marcha con los destellos de la Torre de Tesla (en medio del escenario) recorriendo las pantallas.

Charly habló poco. Agradeció la distinción como Visitante Distinguido del Concejo Municipal y pidió el primer corte con el humor que lo caracteriza: “Vamos a hacer un break de dos horas”. Y cuando el telón no bajaba agregó con ironía: “No tenemos cortinero, no tenemos telón, no tenemos dólares”. El astro acababa de tocar “La máquina de ser feliz”, uno de los temas más destacados de Random, el disco que viene presentando en distintas ciudades. Pero hizo un tema más, “King Kong”, y se dio el primero de los tres intervalos que hubo en la hora y media de show.

La gente siguió ahí, haciendo el aguante, cantando el “Hit del verano” que también había sonado fuerte en la previa. También los cantos en apoyo al aborto legal, seguro y gratuito coparon la sala así como el apoyo a la educación pública.

La vuelta encontró a Rosario Ortega, quien ocupa el lugar de corista de la formación en esta última etapa, abandonando su lugar en el centro del escenario para acompañar y apoyar a Charly que ya no se sentía bien en su amplio sillón rodeado de teclados. “Lluvia”, otra de las grandes perlas de <Random<, fue el tema elegido para ese momento, así como los infaltables “Yendo de la cama al living”, “Asesíname” y un homenaje a la inolvidable Mercedes Sosa de la mano de “Cuchillos”, mientras las pantallas gigantes recordaban la época en la que compartían escenarios. “No llores por mí” tuvo el apoyo del público que cantó con fuerza el emblemático estribillo hasta que se produjo una nueva caída de telón. Esta vez el lapso fue más largo y la nueva aparición de Charly, la despedida.

“Shisyastawuman”, un clásico del 89 fue el cierre musical. Y un tímido “gracias rosario” del astro dejó al público esperando que vuelva a salir, incluso cuando ya habían encendido las luces y todo parecía indicar que la velada había llegado a su fin.

El regreso de Charly a los escenarios rosarinos no fue lo que se esperaba, dejó sensaciones encontradas, algunas preocupaciones y más de un enojo, pero también la foto, la que queda en la retina, de un esperado reencuentro con admiración y aguante.

Charly se fue antes y la gente pataleó

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