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Un remís para el que tomó

Los comercios entregarán tickets para solventar los gastos de regreso a su vivienda de los clientes que hayan bebido más alcohol de lo permitido para conducir.

Cuando haya pasado la Semana Santa comenzará a regir en la capital de la provincia el sistema mediante el cual bares y restaurantes pagarán el remís de vuelta a los clientes que hayan tomado alcohol en cantidades superiores a las permitidas para conducir. La idea de la cámara de gastronómicos prendió en el Concejo y en la Municipalidad, aunque también generó fuertes críticas: la misma Municipalidad que dispone controles viales cada vez más severos, será quien subsidie parte de los costos de la movida.

El convenio se firmó el viernes 19 y comenzaría a implementarse desde el lunes 5 de abril. Según el presidente de la Asociación Empresaria Hotelera y Gastronómica de Santa Fe, Luis Hediger, sólo resta definir los últimos detalles y repartir los bonos de cortesía que recibirán los comensales que hayan tomado bebidas alcohólicas y no puedan conducir de regreso a sus hogares. “Es muy probable que la propuesta se aplique a partir del primer lunes de abril”, se entusiasmó Hediger.

La polémica está vinculada con el origen de los fondos que permitirán poner en marcha la iniciativa. Una parte del viaje será subsidiada por el Ejecutivo municipal a través de la partida que destina la Secretaría de Control a operativos de tránsito. Al sistema sólo podrán sumarse los bares y comedores nucleados en la Asociación Empresaria Hotelera y Gastronómica que estén al día con sus impuestos.

La propuesta había sido presentada por la cámara de empresarios del sector; de inmediato, dos concejales se comprometieron a apoyarla: el opositor Héctor Acuña, del bloque 100% Santafesino –que responde al dirigente Oscar “Cachi” Martínez–, y José Corral, presidente del cuerpo y ex funcionario del gabinete del intendente Mario Barletta. Acuña y Corral llevaron la idea al recinto, donde sus pares acabaron autorizando al Ejecutivo a firmar convenios con la asociación con el objeto de resolver el financiamiento de los viajes en remís.

En principio, la medida se implementará por 180 días –seis meses– y sólo en aquellos locales que tengan sus impuestos al día. Acabado ese plazo, si los bares quieren continuar brindando el servicio deberán hacerse cargo del costo total, salvo que el Concejo resuelva autorizar a la Municipalidad a prorrogar el convenio.

“La iniciativa no busca que la gente consuma más, sino que salgan y vuelvan tranquilos”, justificó Hediger. Los empresarios vienen exponiendo sus penurias una tras otra: primero, la ley antipucho que hizo mermar el nivel de concurrencia a bares y restaurantes; después, la caída del consumo por fenómenos como la gripe A y el dengue. “Pasamos un invierno más duro de lo normal”, se lamentó el presidente de la cámara que aglutina al 80 por ciento de los bares y comedores santafesinos. “Además, hay que agregar los controles de alcoholemia a 100 metros de los comedores y los cambios en los horarios”, agregó Hediger.

La proliferación de los controles nocturnos es una marca de la administración Barletta, que los exhibe como una de las fuentes principales de recaudación. El cambio en los horarios de funcionamiento de boliches bailables y los límites –también horarios– que se fijaron para la venta de bebidas alcohólicas forman parte del paquete de medidas que se adoptaron tras la sanción de la llamada “emergencia nocturna”, la forma en que el municipio intenta disminuir los hechos de violencia y los accidentes que se registran de noche y, en especial, durante los fines de semana.

El proyecto, que en general despertó la adhesión de los comerciantes del sector, también recibió críticas. La principal: que sea el municipio el encargado de financiar una parte del costo de los tickets, algo que aparece como una contradicción respecto de los fuertes controles de tránsito que se implementan desde la asunción de Barletta.

Corral argumentó la posición oficial: “Es una manera interesante de estimular las buenas conductas”. Al principio se había discutido la posibilidad de que la Municipalidad descuente la mitad del Derecho de Registro e Inspección a los bares, pero quedó descartado. “No nos parece bien que el municipio recaude menos”, razonó Corral.

El sistema funciona con bonos de 5 pesos: único valor. Según la distancia que denuncie el cliente del bar hasta su hogar, se le entregará la cantidad de tickets necesarios. Según los gastronómicos, la cantidad de bonos no dependerá del consumo de cada cliente. Aunque Hediger puso cifras con un ejemplo: “No importa si consumió tres botellas de vino o menos. El sistema es «retorno seguro a tu domicilio». Pero va a haber un techo y un piso y los valores los vamos a establecer junto con las empresas de taxis y remises”.

“La ciudad vive un profundo cambio a partir de los controles de alcoholemia”, reconoció Corral. “Esto provocó un cambio en la conducta de la gente. En su momento los dueños de restaurantes tenían temor por el impacto en la gente, que se quedaba en la casa y no salía a consumir”. Con este proyecto, parecen empezar a reconciliarse las partes, luego del impacto de las medidas de control. El requisito de estar al día con los tributos municipales ya tuvo algún efecto: según Hediger, muchos empresarios comenzaron a averiguar cómo regularizar sus deudas con la Municipalidad.

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