Por Alejandro Sileiko
Un amigo «genéticamente peronista y bostero» me informa ayer que «Carlitos Adad», histórico pochoclero del Normal 3, escuela que supo cobijarnos a los tres…en realidad a Carlitos no tanto porque el estaba afuera, habia muerto. Guardapolvo demasiado corto comparado con el de Bosiglio…sin corbata como si las usaban Leonardi, ¿Bonacorso? Y el antedicho Bosiglio….No…no da para maestro más tirando a pizzero: Birrete haciendo juego cubriendo su importante cabeza y motoneta carrozada con dos payasos que le daban manija a un cilindro, dos frascos de no sé qué y generosa olla de cobre donde la artilleria del pororó rebotaba en los vidrios protectores
¿La tenés a esta figurita no?
Escribir sobre los que se mueren es un bajón pero a veces sale debido a la trascendencia o impacto que hayan tenido en la subjetividad del escribiente los que se fueron.
Si no hubiese sido porque «Carlitos» supo llegar a las células que hacen activar los olores y repercuten allá donde el hambre de los pibes primero y los pibes y las pibas después, alumnos y alumnas del normal tres de Rosario, justamente a la hora exacta… de lunes a viernes…de marzo a diciembre…noviembre en realidad y gracias su exclusiva metodologia de publicidad…a este personaje no sería tan recordado más allá de su familia a quien acompaño en este momento.
Siempre que una suave brisa del sur o mejor aún…del este y exactamente unos 20 minutos antes de las 12 «Carlitos nos mandaba un aroma a pororó que se metía a los salones y que inmediatamente nos llevaban a tantear en los bolsillos de los guardapolvos, no tan blanco a esa hora…para ver si podiamos acceder al objeto del deseo: la bolsa de pororó. ((Qué bajón la manzana acaramelada con esa incongruencia de dureza y fruta i Decoradas con algunos pororos cual si fueran caspa…horrible y de escasa elección para los pibes y las pibas de antes).
Nada. Pocas veces encontré las monedas y contadas pude acceder a la bolsita…el regalaba bastante pero había cierta resistencia en mi hogar a facilitar esas falopas infantiles. Asi que me contentaba con mirar un rato y ver si ligaba algo antes de encarar a tomar el trole gratuito para los que llevábamos guardapolvo.
Alli en el trole nos encontrábamos con los pibes de guardapolvo azul del San José pero esa otra historia.
Nunca hasta la pandemia pude reproducir el secreto mejor guardado…los pororós que experimenté lograr por años fueron insulsos por más azúcar que le pusiera.¿Qué tenia el «Eterno Carlitos Adad en esos frascos? Mi Hijo lo descubrió como se descubren ahora las cosas: una boludez total que en honor a aquél simbolo del normal 3 prometo no develar por mis férreas convicciones, que tal vez mañana sean más permeables.
De adulto ya, lo encontré en Miramar…mismo birrete…mismo carrito…misma producción y propaganda Pero que querés que te diga…El mar no le quedaba.
Te decia… ese secreto que no contaré acompañó junto al olor a café molido, y si sos normalista sabrás de que hablo, mis dias de escuela…los primeros porque en realidad esos se prolongaron por 39 años hasta hoy que estoy a punto de jubilarme como Maestro y como Supervisor.
Muchas Escuelas tienen sus «edecanes» nosotros los normalistas…y los del Belgrano También, que joder, lo tuvimos al «Carlitos Adad» y el a su secreto que guardó toda su vida en esos frascos…Lo descubrió Leonel, yo lo sé y como dije más arriba: no lo develare…espero.