Las dos caras de una historia que tiene como protagonista a “el Ariel”, como se conoce al máximo referente del clan Cantero, se pudieron observar ayer en Tribunales. Por un lado, un súper operativo policial que daba cuenta de que quien ingresaba al Palacio de Justicia era un “pesado”. Por otro lado, la falta de pruebas que sólo le valió una imputación por un delito menor.
Uno de los presuntos cabecillas de la mediática banda de Los Monos llegó al palacio de mármol con un exuberante operativo policial que implicó la presencia de varios grupos especiales, armas largas, y un despliegue inusitado para el lugar. Finalmente y ya en el interior del despacho de la magistrada Alejandra Rodenas, Ariel Máximo Cantero fue formalmente imputado de participar de una asociación ilícita dedicada a la comisión de delitos indeterminados, circunstancia que de alguna manera corrobora la escasez probatoria en su contra para endilgarle una jefatura, hecho que se rumoreaba desde su detención. El Ariel negó la imputación, hizo un breve descargo y aseguró que sólo mantiene vínculos con dos de sus hijas mayores.
Infantería, Giri, Goep, TOE, personal de traslados judiciales y del destacamento de Tribunales se vieron ayer durante toda la mañana fuera y dentro del edificio de Balcarce y Montevideo. Camionetas, armas largas, caras cubiertas y escudos cambiaron el tradicional paisaje del lugar ante la llegada de Ariel Máximo Cantero desde Coronda. El arribo al edificio se efectuó antes de las 9 y el hombre fue resguardado en el subsuelo del edificio. Aproximadamente una hora y media después, Rodenas ingresó a su despacho escoltada por un uniformado de la TOE. En la puerta, se apostaron dos hombres de la Goep con armas largas, mientras el pasillo se atestó de policías. La oficina de la jueza fue el lugar elegido para llevar adelante la indagatoria que fue presenciada por los abogados Carlos Varela y Fausto Yrure –quienes estuvieron acompañados por Adrián Martínez y Jorge Bedouret–. En el acto además se hicieron presentes el fiscal Gonzalo Fernández Bussy y la jueza Rodenas.
La indagatoria duró aproximadamente media hora y terminó pasadas las 12. Según algunas fuentes consultadas Cantero se encontraba cabizbajo, mal entrazado y con barba de algunos días. Su estado anímico no era el mejor: el segundo aniversario del asesinato de su hijo Claudio “Pájaro” Cantero coincidió con su traslado a Tribunales y eso hizo mella en el hombre. El Ariel escuchó la acusación: haber formado parte de una asociación o banda de personas dedicada a la comisión de delitos indeterminados, y decidió dar su versión, aunque el acto debió ser interrumpido porque el hombre no pudo evitar las lágrimas.
Cantero aclaró que hace 10 años que ya no está con la madre de sus hijos mayores y relató que de la casa de barrio La Granada se fue yendo de a poco. El hombre sostuvo que tiene una nueva pareja con la que convive desde hace varios años y tiene 4 hijos pequeños que van de los 5 años a los 2 meses, familia con la que habita una vivienda en Avellaneda al 4000. El Ariel afirmó no tener bienes y adujo que anda siempre en un carro tirado a caballo. Sostuvo que vive de una chanchería, que comercia con caballos y posee un horno de ladrillos. El hombre aclaró que no tiene vínculos con su primera familia, a excepción de dos de sus hijas, con quienes se comunica telefónicamente y costean el pago de los abogados que llevan adelante su defensa.
Hubo mucho para preguntar aunque el Ariel hizo uso de su derecho a no responder preguntas. Luego fue trasladado al Juzgado de Sentencia Nº 7. Allí enfrenta una causa por adulteración de carné de conductor. Este documento apócrifo se encontró en el año 2010 en un allanamiento a la casa del barrio La Granada, en el marco de la investigación que se llevó adelante por la muerte del adolescente Walter Cáceres durante una emboscada a un colectivo que se trasladaba por la autopista Buenos Aires-Rosario con hinchas de Newell’s. En esta causa, Cantero padre permaneció preso varios meses aunque luego quedó desvinculado.
En el juzgado a cargo del juez José Luis Mascali, se llevó adelante una audiencia de visu, es decir una entrevista personal que el magistrado tiene por ley con un acusado antes de dictar sentencia. Mientras Cantero cumplía con todos los requerimientos judiciales, fuera de Tribunales –por calle Moreno– esperó la madre de sus hijos mayores, Celestina Contreras, junto a un grupo de personas que la acompañaban. Al concluir los trámites judiciales Cantero fue subido a una tráfic de traslado del Servicio Penitenciario directamente en el subsuelo del edificio y la comitiva salió a toda marcha con las sirenas encendidas.
Carro, caballo y un niño
“El Ariel” fue detenido el viernes pasado en un azaroso procedimiento en la zona sudoeste de la ciudad, a escasas cuadras de su vivienda. La versión oficial sostiene que dos uniformados prestaron atención a un hombre que circulaba en un carro junto a un jovencito que dio rienda suelta al caballo en un intento de huida que terminó con el hombre arrestado. Cantero fue trasladado a la seccional 19ª con al menos tres perdigonadas de posta de goma en la espalda y algunos raspones; sólo se le secuestró un celular que está siendo peritado. Por su parte el menor que lo acompañaba desapareció al igual que el carro en el que circulaba. Cantero quedó preso a Coronda.
La defensa apuntó fuerte contra la desarmada División Judiciales
Concluida la indagatoria de Ariel Cantero, los defensores Fausto Yrure y Carlos Varela explicaron que su cliente fue acusado de participar en una organización criminal.
Sostuvieron que esta imputación tiene anclaje en aquella calificación que se generó en el Juzgado de Instrucción 4ª cuando la causa era comandada por el juez Juan Carlos Vienna. Varela sostuvo que su cliente efectuó manifestaciones defensivas que, supone, serán evaluadas por la jueza al resolver la situación procesal y sostuvo que “los elementos probatorios están totalmente ausentes”. Detalló que no hay elementos para adjudicarles un rol más grande y que estos no alcanzan ni siquiera para una indagatoria.
Los defensores esperarán el dictado de una resolución que, entienden, debería ser favorable a su cliente. Varela explicó que en el trámite de la causa a cargo de Vienna “hubo una sumatoria de irregularidades, de vicios procedimentales que fueron apuntados y señalados por la defensa. Se disparó la orden de detención, creo y reitero, por portación de apellido”, refirió, para agregar que su cliente no se presentó porque no existían garantías mínimas y ello derivó en que ese pedido continuara vigente hasta la actualidad.
Varela refirió sobre su cliente: “Tendría que haber estado loco para presentarse en aquel momento. Ni yo, ni ninguno de ustedes, analizándolo se hubieran presentado para ponerse a disposición de la División Judiciales que, lo digo y lo reitero y lo digo hasta el cansancio, era una manga de delincuentes. No se podía poner a disposición de esos policías, yo tampoco lo hubiera hecho y creo que ninguno de ustedes de manera sensata lo hubiera hecho”. Sobre los testimonios que involucrarían a Cantero en una asociación criminal sostuvo que, “el testigo protegido al que se hace referencia, es uno que supuestamente y de acuerdo a la propia información del Poder Judicial intentó matar al doctor (Juan Carlos) Vienna y al doctor (Guillermo) Camporini”. Respecto del otro testimonio, que se le adjudica a Luis Paz, padre de un joven asesinado en 2012, hecho que disparó la pesquisa por asociación ilícita, afirmó que cree que sus dichos tienen más que ver con la enemistad que tiene con la familia Cantero.