Por Dolores Pagani / Diario Tiempo Argentino
La campaña electoral está en marcha y llega en medio de la preocupación generalizada por lo que algunos imaginan como el virtual estallido de una guerra de fake news. El recurso es conocido en la Argentina y probado en elecciones recientes de EE UU, México o Brasil, entre otras. La reproducción y proliferación de piezas de desinformación vuelve a aparecer en el radar de los políticos, de los medios y, hasta de la Justicia.
El martes el Congreso fue escenario de una mesa que debatió sobre «Fake News, política, derecho y periodismo», organizado por la diputada Victoria Donda, que estuvo precedido por la firma, el 30 de mayo en la Cámara Nacional Electoral, de un compromiso ético digital por parte de dirigentes políticos, asociaciones de prensa, y plataformas tecnológicas.
Además se crearon grupos específicos de verificación que revisarán redes sociales y tendencias para analizar si la información compartida es contenido verdadero, engañoso, falso o imposible de comprobar.
La desinformación está latente: en redes sociales, en audios viralizados de smartphone a smartphone y hasta en portales, la mayoría de dudosa procedencia. Las fake news son noticias falsas pero que aparentan ser verdaderas. Noticias, entonces, que en vez de cumplir con su objetivo de informar, desinforman. Si bien puede haberlas sobre cualquier tema, son de particular interés aquellas que circulan vinculadas a la política, por su impacto en la toma de decisiones de la opinión pública sobre asuntos que afectan la vida pública; es decir, por su impacto en la cosa pública.
Un estudio de la consultora Solo Comunicación, realizado en el mes de abril pasado en la zona metropolitana de Buenos Aires, con más de 1200 casos, se propuso como objetivo medir la penetración real de la desinformación para lo cual se seleccionaron tres casos que circularon oportunamente en redes sociales y portales de Internet. La selección de las piezas de desinformación contempló una combinación de casos con distinta antigüedad y, fundamentalmente, con supuestos involucrados de distinto color político y de máximas responsabilidades:
1) La difusión de una supuesta verificación de la Justicia argentina de cuentas bancarias a nombre de Cristina Fernández de Kirchner en un paraíso fiscal.
2) La difusión de un video de una supuesta serie de Netlfix sobre el escándalo de los Panamá Papers donde se lo involucra a Mauricio Macri.
3) La difusión del rumor de que una hija de la gobernadora María Eugenia Vidal había ido en helicóptero a un recital del Lollapalooza.
Para cada una de estos casos se consultó a la opinión pública para saber si estaba enterada y qué sabía de la veracidad de esa supuesta información.
El caso de CFK
La representación social de las cuentas en jurisdicciones offshore o «paraísos fiscales» es negativa para la mayor parte de la opinión pública. La pieza de desinformación que vincula a CFK es la más antigua de las tres medidas y su primera aparición se ubica el 9 de enero de 2019 en un portal colombiano llamado El Expediente, que llamativamente se presenta como «periodismo de investigación» .
A abril de 2019 el posteo del portal tenía casi 111 mil compartidos y casi 140 mil visitas y también fue compartido en su cuenta de Twitter con más de 27 mil seguidores. La «noticia» es firmada por el director del portal de noticias quien realiza además un posteo desde su cuenta (verificada y con más de 59 mil seguidores) en Twitter para que luego sea reproducida por otras cuentas en la Argentina.
Los ingredientes para el «éxito» de la pieza de desinformación estaban presentes: conversaciones en redes sociales previas con inclusión de fotos, manuscritos, un portal de noticias que se hace eco con foto de un supuesto extracto bancario y la nueva circulación del tema con la «garantía de confianza» de un sitio de periodismo de investigación. Los resultados del sondeo de opinión muestran, en primer lugar, que el 71% estaba enterado de la «noticia»; es decir, había escuchado o leído la noticia. Un 29% cree que es verdadera. Se destaca que entre los adherentes a Cambiemos y los mayores de 60 años esta opinión aumenta, también a medida que crece el nivel económico social de los entrevistados.
El caso de Macri
Esta pieza es asociada a supuestos hechos de corrupción y su primera aparición en un portal se ubica el 8 de febrero de 2019. Sólo en la semana entre el 8 y el 15 de ese mes se encontraron 15 links sobre la Serie de Netflix Panamá Papers en portales de noticias. En primer lugar hay que señalar que el 53% estaba enterado de la «noticia»; es decir, había escuchado o leído la «información». Un 30% cree que es verdadera. Se destaca que entre los adherentes al kirchnerismo y los varones esta opinión aumenta, al igual que a medida que los entrevistados se distancian de la Ciudad de Buenos Aires, bastión del presidente.
El caso Vidal
El caso de María Eugenia Vidal es el más reciente de los analizados, asociado al supuesto usufructo y uso indebido de los recursos públicos, sin ser un hecho de corrupción en sí; y su primera aparición en un portal argentino (Mundo Político diario), se ubica en la fecha 2 de abril de 2019. El 48% de los encuestados estaba enterado de la «noticia»; es decir, la había escuchado. Un 12% cree que es verdadera. Se destaca entre esa opinión entre los adherentes al kirchnerismo y aumenta a medida que desciende la edad y el nivel económico social de los entrevistados.
Para Martín Romeo, director de Solo Comunicación, «del análisis conjunto de las piezas de desinformación se observa que a mayor antigüedad de la ‘noticia’, mayor es el nivel de ‘conocimiento’ que logra, probablemente asociado a la supervivencia de conversaciones en redes sociales y links de portales que no son corregidos». Pero a la vez, la variable que mejor correlaciona con la confusión como verdaderas, de noticias que son falsas, es la adherencia o cercanía partidaria que manifiestan los entrevistados. «Esta relación sugiere la construcción de audiencias autoconvencidas que encuentran en la circulación de rumores la confirmación de prejuicios ya establecidos», explicó el investigador.
En un modo simplificador, los adherentes al kirchnerismo encuentran en piezas de desinformación que involucren a dirigentes del oficialismo de Cambiemos en hechos delictivos o moralmente cuestionables el combustible para cristalizar sus representaciones negativas ya establecidas como prejuicios. En sentido contrario, los adherentes o cercanos a Cambiemos encuentran en piezas de desinformación que involucren negativamente a CFK el combustible para sus inflamables prejuicios.
Sin embargo, llama la atención que la exposición e impacto de las piezas de desinformación es menor entre quienes manifiestan no tener simpatía alguna por ningún partido político. Es un dato que no debería pasar desapercibido para quienes por estas horas diseñan las campañas de las distintas fuerzas. El 51% no se enteró de ninguna de estas «noticias» respecto del 45% promedio.
No obstante, el estudio revela que los entrevistados independientes están altamente expuestos en la medida en que la noticia afecta la cosa pública.
«Una persona puede no tener simpatía partidaria, puede no estar interesado en política y hasta puede no consumir noticias políticas pero está igualmente «salpicado» por la difusión de piezas de desinformación en sus entornos sobre hechos que despiertan indignación a la vez que afectan los intereses colectivos y públicos», explicó Romeo.
Pero además hay un componente clave en la amplificación o credibilidad de una pieza de desinformación: los antecedentes. Las noticias (reales o falsas) sobre la corrupción en el gobierno de Cristina Fernández llevan más de una década en medios y redes. Una rápida búsqueda en Google arroja casi un millón de resultados para «Cristina Kirchner cuenta secreta», y más de 3 millones para «Cristina Kirchner corrupción». Las noticias que vinculan a Mauricio Macri o a su familia con cuentas en paraísos fiscales están en los medios desde hace alrededor de un lustro, y en el buscador tiene más de 500 mil resultados. La combinación Vidal + Lollapalooza tiene apenas 65 mil resultados y la mayoría de las primeras apariciones (las más leídas) refleja la desmentida.
La hipervinculación entre noticias de portales con las redes en general y Twitter, en particular, es insoslayable. El 97% y 87% del volumen de las conversaciones de las piezas de desinformación de CFK y Macri, respectivamente, corresponden a la expansión y difusión por la vía de retweets. Sólo el 3% del volumen de la conversación en Twitter de la pieza de CFK corresponde a tuits y respuestas orgánicas; valor que asciende al 13% en el caso de la pieza de Macri. Semejante diferencia porcentual en la distribución sugiere la naturaleza en la propagación de la pieza de desinformación que puede ser motorizada por los sesgos y prejuicios (veo una noticia que coincide con mi prejuicio y la circulo como me llega). Hay que recordar que uno de cada cuatro entrevistados manifiesta no chequear la veracidad de la información de actualidad que ve en portales de Internet.
Antecedente
Un sondeo de opinión pública del mes de marzo de 2019 realizado por la misma consultora arrojó que el 61% de los entrevistados manifiesta chequear la veracidad de la información de actualidad que ve en portales de Internet pero el 26% dicen no hacerlo.
Enterados de la eventual falsedad de una información que circula, casi la mitad (48%) decide ignorarla. Un 28% avisa a sus contactos de la falsedad, un 12% bloquea a quien le envío la información y sólo un 3% decide denunciar la publicación. Casi uno de cada cuatro entrevistados (23%) considera que esas noticias falsas o fake news provienen de los llamados trolls (usuarios agresivos que buscan romper los debates hasta generar espirales de silencio entre sus participantes). El 34% de los entrevistados manifiesta no chequear la veracidad de la información compartida por WhatsApp. Incluso, el 21% manifiesta haber compartido información de la que luego se enteró de su falsedad. «
CATEGORÍA DEL ENGAÑO
Claire Wardle, especialista en Comunicación y Periodismo, estableció siete categorías de grado de intención de engaño deliberado.
- Sátira o parodia: el objetivo no es el engaño, sino la sátira, pero la información tiene el potencial de inducir a error, dado que su formato es similar al de las noticias auténticas.
- Conexión falsa: los titulares no resumen con exactitud el contenido de la nota periodística.
- Contenido engañoso: uso engañoso de información para enmarcar un tema o una persona.
- Contexto falso: el contenido genuino se enmarca en un contexto falso.
- Contenido impostor: las fuentes genuinas son suplantadas.
- Contenido manipulado: la información o imágenes genuinas son manipuladas.
- Contenido inventado: contenido totalmente falso, creado con el objetivo de dañar o engañar.