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Un vestido inteligente para visibilizar el acoso

El 86% de las mujeres brasileñas han sufrido acoso en discotecas, pero muchos hombres no ven un problema en esto. La tecnología puede ayudar a visibilizar lo que se quiere invisibilizar.

A veces se debe pensar de quien viene el regalo. Así como McLuhan sentencio que “el medio es el mensaje”, también se podría extender a que “en el emisor está la intención”. Hace unos días Avon nos sorprendía con una campaña de tres videos sobre el acoso. Lo no dicho es que Avon precarizo el trabajo femenino durante décadas a través de su sistema de “venta directa”, una especie de “Uber”  temprano que no vinculaba a las trabajadoras y su problemática con la empresa.

Bienvenido sea este despertar epifánico de Avon a una nueva era.  Ahora el turno es para la agencia de publicidad Ogilvy y su cliente Schweppes.  Podría seguir siendo critico en estos cambios de timón de los que eran y ahora son otros, pero no es el objeto de esta nota.

Para una campaña publicitaria de la empresa de  bebidas Schweppes, la agencia de publicidad Ogilvy creó un vestido sensible al tacto que rastreaba con qué frecuencia y con qué intensidad eran tocadas las mujeres en un club nocturno. El experimento se llevó a cabo en Brasil y el objetivo era elevar el tema para que se visibilizara ya que según los investigadores, el 80% de los hombres entrevistados en forma preliminar al “experimento”  expresaron que el acoso, a través del “toqueteo ocasional”  no era un tema importante para las mujeres que iban a los clubes.

Para el proyecto, titulado » The Dress for Respect «, los investigadores construyeron un vestido con tecnología de sensores que rastreaban el tacto y la presión. Luego, la información se transmitió vía wifi a un sistema visual para que los investigadores pudieran rastrear el acoso en tiempo real.

Para probar el vestido, los investigadores enviaron a tres mujeres a una fiesta con el vestido puesto y todos los sistemas funcionando.  A lo largo de la noche, los investigadores, trazaron un  “mapa de calor” que  ilumina en un gráfico  las áreas donde las mujeres fueron tocadas.

Las zonas con mayor intensidad y conteo fueron  principalmente la parte inferior de la espalda, la cola y los brazos.

En poco menos de cuatro horas, las tres mujeres son tocadas un total de 157 veces. O lo que es lo mismo, cada hora tuvieron que aguantar el ser tocadas más de 40 veces.

Tras mostrar las cifras el anuncio plantea una pregunta destinada a los hombres en la que va variando la última palabra: «¿Y si se aborda a las mujeres con elegancia/inteligencia/sentido del humor/respeto?».

Este es el video / experimento / publicidad:

 

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