Llegar de vacaciones y denunciar a la agencia de viajes por incumplimiento del contrato no está en la agenda de nadie. Sí en la de siete rosarinas que viajaron a Villa Gesell con la empresa Epitur y se alojaron en un hotel donde no tuvieron agua, las llevaban a ducharse a otros lugares y el servicio de limpieza brillaba –es un decir– por su ausencia. Jazmín (18), una de las damnificadas relató la experiencia que derivó en la Oficina Municipal de Defensa del Consumidor donde, en breve, tendrán una audiencia con Jorge Epifani, responsable de la firma.
“Cuando contratamos el viaje nos dijeron que el hotel Segunda Avenida (Avenida 2 y Paseo 109), que fue donde estuvimos, estaba recién remodelado, nuevo”, dijo la joven.
El problema es que, por empezar, en el baño de la habitación no había agua caliente.
Y este problema fue el primero, pero no el único. Hubo un par de días en que no hubo una gota de agua, ni siquiera fría, y a diario el Segunda Avenida llevaban a sus huéspedes hacia otro hotel donde había dos habitaciones desocupadas. “En una nos duchábamos las chicas y en otra los varones. También nos llevaban a un hostel donde las duchas no tenían cortinas ni paredes. Era como un gran vestuario y teníamos que compartir nuestro aseo con los turistas ahí alojados”.
Jazmín agregó que un par de días no llegaron a tiempo para subirse a la traffic que hacía los traslados, dado que no había un horario estipulado “y cada día salía a una hora diferente”.
En esas ocasiones tuvieron que asearse con un poco de agua fría, entibiada con la que les había sobrado en sus termos para el mate.
Sin botiquín
En pleno día de playa, una de las alojadas en el hotel Segunda Avenida llegó quejándose de haberse clavado un clavo en uno de sus pies. La joven, como relató Jazmín, estaba preocupada porque su pie sangraba, pero sobre todo por la infección que eso podría traerle. “En el hotel no había botiquín. Afortunadamente, en mi grupo de amigas habíamos tomado alguna previsión, así que le dimos un poco de agua oxigenada para que se limpie en ese momento. Si a la chica la revisó un médico, lo tuvo que haber pagado ella misma porque en el hotel ni se inmutaron”.
Los infortunios había comenzado el primer día: las chicas intentaron asearse en el lavabo del baño y comenzó a salir agua por debajo del artefacto. Para evitar que ingresara a la habitación las jóvenes atinaron a frenarla con las toallas del hotel, y luego el personal de limpieza no las quiso retirar “porque estaban muy sucias”.
El concejal Carlos Comi, ex jefe de esa oficina, fue quien asesoró a los padres de las viajeras sobre la necesidad de hacer la denuncia en Defensa del Consumidor. Jazmín remarcó: “Esto no puede repetirse, la empresa debe tener un control estricto para que otros no pasen por lo mismo”.