El cuadro «El origen del mundo», obra creada en 1866 por el pintor francés Gustave Courbet, que retrata explícitamente un sexo femenino, fue rociado con pintura roja en el museo Pompidou de Metz, en Francia. Otras obras fueron marcadas con las palabras “MeToo”.
La obra, que representa un sexo femenino, estaba protegido por un cristal. Llegó al Pompidou prestada desde el Museo de Orsay de París.
La artista francoluxemburguesa Deborah de Robertis fue quien llevó a cabo esta “acción”, llamada “No se separa a la mujer del artista”. La voluntad de la misma era la de inscribirse en un movimiento mundial de jóvenes mujeres artistas de todas las disciplinas, indicó una abogada de una de las partícipes en la acción.
“Lo que estaba permitido en otra época, ahora los jóvenes ya no lo quieren”, añadió, para después describir a Deborah de Robertis como “una gran artista que nos cuestiona, nos hace reflexionar y nos incomoda”.
El cuadro El origen del mundo, obra creada en 1866 por el pintor francés Gustave Courbet, que retrata explícitamente un sexo femenino, fue rociado con pintura roja en el museo Pompidou de Metz, en Francia. Otras obras fueron marcadas con las palabras “MeToo”.
La obra, que representa un sexo femenino, estaba protegido por un cristal. Llegó al Pompidou prestada desde el Museo de Orsay de París.
La artista francoluxemburguesa Deborah de Robertis fue quien llevó a cabo esta “acción”, llamada “No se separa a la mujer del artista”. La voluntad de la misma era la de inscribirse en un movimiento mundial de jóvenes mujeres artistas de todas las disciplinas, indicó una abogada de una de las partícipes en la acción.
“Lo que estaba permitido en otra época, ahora los jóvenes ya no lo quieren”, añadió, para después describir a Deborah de Robertis como “una gran artista que nos cuestiona, nos hace reflexionar y nos incomoda”.