“Para que Central se salve del descenso”, sorprendió una voz de mujer al papa Francisco en una recorrida. “Para que el Canalla se salve del descenso”, insistió la voz, y el pedido fue oído y bien recibido por el argentino, que respondió con una carcajada a la demanda, incrustada entre ruegos de bendiciones y oraciones.
¿Le toca a Rosario Central este año?, preguntó Francisco con una sonrisa, y la interlocutora admitió que no –de hecho la actual campaña lo sigue teniendo entre los primeros puestos y lo está alejando de la zona roja de los promedios– pero se refirió claramente a una de las dos últimos cachetazos, el de Independiente (4 a 0) o el reciente ante Defensa y Justicia (3 a 0) ya dijo: “Pero perdimos”.
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El Papa, identificado con San Lorenzo –más de una vez recordó que de chico era hincha del Cuervo– devolvió también la broma con los colores, comparando al auriazul de Rosario con el club Atlanta, de Villa Crespo, que pelea con chances por su retorno a Primera desde la B Nacional, pero tras haber pasado años entre esa división y la siguiente menor desde su descenso de la liga máxima, en 1984.
Con un gesto final, muy agradecido por la hincha, el Papa concluyó el breve contacto y sumó así una intercesión clave para las dos fechas que restan del actual campeonato y de la próxima Copa de la Superliga, cuyos puntos se promediarán definiendo quiénes pierden la categoría.