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Asociación ilícita

“Una boleta me sale $150.000 y tengo millones”, la jactancia de Yiyo Ramallo

El célebre pesado del centro-oeste provincial fue acusado como mandamás de banda delictiva que sembró terror y muerte en Rafaela y Morteros: cuatro homicidios y nueve tentativas. Aseguran que posee vínculos con los Monos y que por medio de la fugitiva Gringa Jara contrataba gente de este grupo


La prófuga Gringa Jara, mano derecha de Yiyo en la calle.

 “Voy a seguir haciendo plata para celebrar y voy a seguir matando gente. A mí no me pueden parar más, que me maten”. La cita es de Evelio “Yiyo” Ramallo, un convicto que este martes fue imputado como mandamás de una asociación ilícita a la cual le atribuyen homicidios y balaceras en Rafaela y en la localidad cordobesa de Morteros. Dentro de su organización, según los acusadores, se encuentra Tamara “Gringa Jara” San Lorenzo, una mujer con pedido de captura, cuyo rostro se difundió en los últimos días. Según la fiscal Gabriela Lema, Yiyo posee vínculos con la banda Los Monos.

Oriundo de Suardi –departamento San Cristóbal–, Yiyo tiene 36 años y de él sólo se conoce una foto de varios años atrás. Es un caso típico de un joven que comenzó su carrera delictiva como cañero y con el tiempo evolucionó al negocio narco, lo que le valió un poder económico suficiente para comandar, desde la celda de distintos penales tanto federales como provinciales, a un grupo delictivo.

Hoy se encuentra en Marcos Paz, pero tuvo su paso por Coronda, Piñero y el penal federal de Chaco, entre otras cárceles. Su última imputación lo perfiló como el enemigo público número uno de Rafaela, en razón del inédito operativo de seguridad en torno de los tribunales, como si fuera un Esteban Alvarado o Ariel “Guille” Cantero de la Perla del Oeste.

Yiyo tiene varias condenas en su espalda y declaraciones de reincidencia. En 2021 la Justicia provincial le unificó las penas en 23 años, monto que contempló tentativas de homicidio y el episodio del 13 de diciembre de 2018, cuando le arrojó un tacho de basura al fiscal Guillermo Loyola. También posee dos procesamientos –uno con pedido de elevación a juicio– en la Justicia Federal, por tráfico de drogas.

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El hampón siguió por videoconferencia este martes la audiencia de medidas cautelares, que comenzó a las 8 y se prolongó hasta las 21.30, imputación que se dio a conocer el pasado 4 de marzo. La jueza Cristina Fortunato resolvió dictarle prisión preventiva a los 11 imputados –en el caso de dos de ellos bajo la modalidad de arresto domiciliario– por las balaceras que desde hace más de un año azotan los barrios del sector noreste de Rafaela.

A los imputados se les atribuyó haber cometido al menos 10 hechos. Entre ellos, los homicidios de Ruddi Leonel González, Miguel Ángel Mendoza y Marcelo Ariel Sánchez; y las tentativas de homicidio de otras nueve personas.

Los crímenes en Rafaela

Yiyo “indujo o determinó a por lo menos tres personas aún no identificadas para que el 3 de agosto de 2021 dieran muerte a Ruddi Leonel González disparando a la víctima con un arma de fuego calibre 9 milímetros.

Además Yiyo “indujo o determinó a dos personas aún no identificadas para que el 21 de diciembre de 2021 dieran muerte a Miguel Ángel “Mosquito” Mendoza y a Marcelo Ariel Sánchez, disparando a las víctimas con un arma de fuego calibre 38”.

La plata y Los Monos

La fiscal Lema expuso como evidencia audios de escuchas telefónicas a Yiyo que lo comprometen con la acusación de ser jefe de la asociación ilícita. Los imputados “han actuado con alto grado de impunidad y desprecio hacia la vida humana”, dijo la funcionaria.

En una de esas llamadas, hablando con otra persona, Yiyo señaló que su objetivo es “adueñarse de Rafaela”, cabecera del departamento Castellanos.

“Voy a seguir haciendo plata –señala la escucha a Yiyo– para celebrar y voy a seguir matando gente. A mí no me pueden parar más que me maten”, es una de las temerarias escuchas que reprodujo la fiscal. Yiyo le dijo a su interlocutor para cumplir este objetivo iba a “utilizar todos sus millones”.

La fiscal Lema sostuvo que “Yiyo Ramallo primero estuvo en la cárcel de Coronda, pero esta asociación está imputada desde que él está en la Unidad 11 de Piñero; después en un penal del norte de Chaco hasta el 26 de febrero de 2022”.

En otro tramo de las escuchas telefónicas, se escucha decir a Ramallo que, “una boleta (asesinato) me sale $ 150.000 y tengo millones”.

“Él mismo lo refiere, actúan como una mafia. Él dice que «se note que es un ajuste de cuentas», en una comunicación telefónica con Laureano A., un sicario que justamente Ramallo envió para realizar «trabajos»”, según publicó La Opinión.

“Que se note que es un ajuste de cuentas, que somos mafia”, es el sello que buscó darle Yiyo a sus ataques, señaló la fiscal.

“Yiyo –acusó la fiscal– pagaba $150.000 por muerte y un bono de $50.000 si el tiro le daba en la cara. Sicarios venían de Rosario, trabajaban con Los Monos”.

Clan familiar

“Para poder desarrollar estas conductas –siguió Lema– Yiyo tiene una estructura organizada. En su núcleo íntimo la tiene a su madre Evangelina F. que actúa como administradora del dinero producido por la asociación y es un nexo directo de Evelio “Yiyo” Ramallo. También tiene comunicación con su hermana Natalí R., quien también actúa como intermediaria. Y otra de las organizadoras es Eunice T. –pareja de Yiyo – administradora del dinero y además relacionada a la adquisición de armas”.

Eunice T. (de 33 años, pareja de Evelio Horacio Ramallo). Según la fiscal “no tiene modo de acreditar el dinero que tenía. Ella realiza ventas de pan”. Un peritaje contable señala que “Eunice T. no se encuentra inscripta en Afip como contribuyente, por lo cual no puede tener una fuente legal de ingresos”. Eunice es propietaria de 970.000 pesos, también posee un Ford EcoSport Titanium y una moto: “No hay modo en que justifique ese dinero que tenía –dijo Lema–. No hay ningún elemento para que ella pueda acreditar ingresos y adquisiciones legales”, señaló.

Evangelina F. (54 años, madre de Yiyo) tenía un rol preponderante en la organización. Era gerenciadora del dinero de la asociación y fluidas vinculaciones con Natalí R. y con Eunice T.

También guarda y administra el dinero de su hijo; con él tiene una cuenta bancaria como cotitulares, según un informe de Afip. Lema explicó que “Evangelina guardaba dinero para la compra de dólares y la orden y autorización para estos movimientos se las daba su hijo”. Y “presenta también algunos datos contradictorios como que siendo jubilada de Ansés es propietaria de una casa quinta en la ribereña ciudad de Sauce Viejo”.

Natalí R., de 27 años y hermana de Yiyo, ocupó el rol de organizadora y recaudadora. “Estaba vinculada con las armas y el tráfico del dinero. Actuaba como intermediaria entre los proveedores de recursos materiales para la organización y los estamentos inferiores, recibiendo dinero producto de la actividad de la asociación y adquiriendo bienes para su funcionamiento”, según la acusación.

“Natalí pagaba a los sicarios, porque la asociación pagaba para matar gente”, redundó la fiscal.

En tanto la fugitiva Tamara, alias Gringa Jara, ocupó el rol de organizadora, y tenía a su cargo la logística de la asociación: “Proporcionaba alojamiento a los miembros que no son de la ciudad, proveer de los recursos materiales para cumplimentar con las tareas encomendadas –vehículos y armas de fuego– como así también el recolectar las ganancias y abonar los gastos generados por la asociación”, tal el rol que le atribuyen a esta mujer cuyas imágenes recorrieron los noticieros del país.

Para la fiscal Lema: “Tamara es la gestora de la violencia armada. Entregaba a la gente, ella no mataba pero les dice a quién hay que dispararle”.

Con pedido de captura. Tamara, encargada de la logística de la banda de Yiyo.

 

Los llamados gatos de la asociación: tal es la categoría que recibió Mauricio S. alias el Rengo patas flacas, de 22 años, que junto con Lucas R, de 25; Laureano A. (menor de edad) y Agustina I. eran miembros de la banda que hacían “todo lo que Yiyo les decía que tenían que hacer”. Actuaban en la logística y eran marcadores.

Y por último los menores de edad. En esta categoría están Laureano A., Kevin C., y Tomás L., alias Toma Jugo. Los tres ocuparon el rol de miembro, ejecutando hechos violentos en favor de la asociación. Ramallo utilizó varias veces a menores de edad de la barra La Progreso de barrio Barranquitas

Además la fiscal mencionó a varias mujeres “entregadoras de los objetivos”. Como Yanel A., de 21 años, acusada de marcar a las víctimas de la organización para que los ejecutores las puedan individualizar. E Ileana Morena R., de 18, quien se encargaba de resguardar las armas de la organización y de realizar tareas de apoyo. Estas jóvenes quedaron imputadas en prisión domiciliaria.

“Un teléfono en mano de un detenido de alto perfil es un arma. Él organizaba cada uno de los hechos y, como se trata de una asociación, había muchas otras personas involucradas, que algunas están en cautelar y otras con pedido de captura”, resumió la fiscal Lema en diálogo con LT10.

En Morteros

El raid de acusaciones continuó en la Justicia cordobesa. El fiscal de Morteros Juan Fernando Ávila Echenique imputó este miércoles a Yiyo por el crimen de José Luis Cáceres, cometido el 13 de febrero pasado en esa localidad, distante a unos 110 kilómetros de Rafaela.

Otra de las muertes que –según la justicia– ordenó el interno con el propósito de barrer competidores, sumar cartel y consolidar el liderazgo criminal de su nombre. Como autor material está señalado el adolescente Kevin, que a su vez fue indagado en Rafaela.

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